domingo, 15 de julio de 2018

1986. ETA asesina en Barcelona al Policía Nacional Ángel González del Pozo

En torno a las 22:30 horas del 14 de octubre, el grupo terrorista Eta hacía explosionar un coche bomba en la plaza de España de Barcelona, frente al Instituto Municipal de Educación, ante una salida de metro y causaba la muerte del Policía Nacional Ángel González Pozo y hería a catorce personas más, tres de ellos Policías, de distinta consideración. La explosión se produjo en la esquina a la calle de la Cruz Cubierta a unos metros del cuartel de Belchite, de la 411 Bandera de la Policía Nacional, ocupado en aquellos instantes por fuerzas de la Reserva General de la Policía Nacional. 

El estallido pudo oírse en varios kilómetros a la redonda. La bomba provocó un gran cráter en el asfalto y los cristales del cuartel y de los edificios colindantes saltaron hechos añicos. El fallecido el Policía Nacional Ángel González Pozo, se encontraba de guardia de puertas del acuartelamiento. 

Policía Angel González del Pozo

La bomba no estalló frente a la puerta del acuartelamiento sino a unos metros de distancia, junto a unas dependencias municipales contiguas al edificio policial. La bomba estaba compuesta por veinticinco kilos de Goma 2 y metralla formada por tornillos y eslabones de cadenas, y contaba con un mecanismo de activación de relojería para que estallase a las 22:30 horas. Providencialmente un camión perteneciente a los servicios municipales de medio ambiente, aparcado entre el coche bomba y las furgonetas de la Policía Nacional aparcadas en las inmediaciones, absorbió la onda expansiva, evitando que las victimas entre los policías nacionales de vigilancia ante el cuartel fuesen todavía más. 

Según fuentes policiales, recabadas de testimonios de testigos, tres o cuatro personas abandonaron la plaza corriendo segundos antes de la explosión tras dejar aparcado el vehículo portador del explosivo, junto al cuartel unos segundos antes de que estallara. La Policía comprobó, tras una minuciosa investigación, que el vehículo un Ford Granada convertido en coche bomba había sido robado en una población de Guipúzcoa y trasladado a Barcelona, donde se le cambió la matrícula por otra que en realidad, era un duplicado de una realmente existente: la B 5636-EP propiedad de José Bargallo Corberó, vecino de Hospitalet 

La Policía, que había acordonado la plaza y cortado la circulación, desalojó la zona contigua al palacio número 1 de la Feria de Muestras, y registró las dependencias por si había nuevas bombas. En la cercana avenida del Paralelo los artificieros provocaron una explosión en un Renault 5 matriculado en Navarra que había sido denunciado como robado. En las inmediaciones del lugar del atentado se fueron congregando numerosas personas que mostraron su indignación por el hecho. 

Capilla ardiente del Policía Angel Goznzález del Pozo

La violencia del atentado fue tal que el fuego de la explosión alcanzó la altura del edificio de los cuarteles y la anchura del monumento contiguo e hizo que trozos del coche bomba fueran a parar a más de cien metros de distancia. Una parte de la carrocería quedó en la copa de un árbol en el inicio de la calle de la Cruz Cubierta, pero se podían encontrar restos del vehículo, así como de metralla, al inicio de la autovía de Castelldefels. Gran cantidad de vehículos resultaron afectados. 

Entre los heridos, además de los Policías Nacionales, se encontraban varios civiles que salían o entraban en una cercana boca de metro. En las cercanías se hallaban además, numerosas paradas de autobuses, así como una estación de ferrocarril. 

En el hospital Clínico de Barcelona ingresaron dos personas en estado grave y cuatro leves, además del cadáver del Policía Nacional. En la residencia de la Seguridad Social de Bellvitge ingresaron cuatro heridos, otro en el centro municipal de Perecamps y uno más en el hospital de la Cruz Roja de Hospitalet. Los agentes heridos eran Antonio Ortíz Ortiz, Francisco Rivera Iglesias y Antonio Gómez Martín que resultaron heridos leves. 

El jefe superior de Policía de Barcelona, Agustín Linares, en una improvisada rueda de prensa afirmó que el atentado no había sido reivindicado todavía, pero se sospechaba que por sus características podría ser obra de ETA. Linares ante los rumores de que Terra Lliure se había atribuido el atentado, declaró tajante que esa organización separatista no tenía capacidad y medios necesarios para hacer un atentado de esas características, aunque era posible que hubiera colaborado en él. El ministro de Defensa Narcís Serra visitó la capilla ardiente del malogrado servidor del orden público que quedo instalada en el acuartelamiento barcelonés de la Verneda. 

El director General de la Seguridad del Estado Julián Sancristóbal asistió al día siguiente al funeral por Ángel González Pozo, celebrado en el acuartelamiento de la Verneda de la Policía Nacional. A las exequias asistieron también el alcalde Pascual Maragall, quien se desplazó exprofeso desde Lausana; el delegado del Gobierno en Cataluña. Martín Jusmet; el conseller de Gobernación. Agustín Bassols; el director general de la Policía, Rafael del Río y el Capitán General de la Región Militar Teniente General Fernando Rodríguez Ventosa, entre otras autoridades que acompañaron a familiares y amigos del Policía Nacional asesinado. 

En el patio del cuartel formaron dos compañías de la Policía Nacional y una de la Guardia Civil que rindieron honores durante la celebración religiosa. Uno de los momentos más emocionantes del funeral fue cuando el director general de la Seguridad del Estado, prendió en el ataúd de Ángel la medalla de oro al mérito policial a título póstumo concedida por el Ministro del Interior, entre los continuos y emocionados lloros de familiares y compañeros mientras la banda de música de la Policía Nacional interpretaba el Himno Nacional. 

A la salida del cuartel los miles de personas que se habían congregado en sus inmediaciones prorrumpieron en una cerrada ovación cuando el féretro con los restos mortales del Policía Nacional Ángel González, envuelto en la Bandera Nacional y a hombros de sus compañeros, salió a la puerta para ser introducido en un furgón funerario que lo trasladaría hacia el aeropuerto de Barcelona desde donde partiría en un avión del Ejército del Aire hacia Sevilla para ser enterrado en su pueblo natal de Huévar de Aljarafe en la provincia de Sevilla donde vivía toda su familia. 

La posibilidad de que ETA contase en Barcelona con una infraestructura sólida fue reconocida a la salida del funeral por el Policía Ángel del Pozo, tanto por el gobernador civil, Ferrán Cardenal, como por el director general de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal, quien dijo que el atentado correspondía a ETA-militar, aunque no descartaba la hipótesis de que fuera en colaboración con Terra Lliure. 

El director de la Seguridad del Estado explicó que en los últimos días la Policía barcelonesa había reforzado sus dotaciones, en más de quinientos policías procedentes de Linares. Mérida y Valladolid, y puesto en marcha un sistema de prevención contra atentados, “Pero como ustedes saben, este sistema de atentados con coche bomba son impredecibles”. 

Pasadas la seis de la tarde de ese mismo día 16 los resto mortales de Ángel González del Pozo llegaban al aeropuerto sevillano de San Pablo a bordo de un Aviocar del Ejército del Aire, Al pie de la escalerilla esperaban su padre, su novia y varios familiares, así como el Delegado del Gobierno en Andalucía, el gobernador civil de Sevilla, Gobernador Militar, Jefe Superior de Policía de Sevilla José Manuel Blanco Benítez, mandos, oficiales, suboficiales y compañeros Policías, del Ejercito y Guardia Civil y otras autoridades. De seguido se formó una caravana de vehículos que trasladó el féretro hasta Huevar de Aljarafe donde esperaba la madre del malogrado servidor del orden, su hermano Bernardo, Policía Municipal de Huévar y la totalidad del vecindario con su alcalde al frente. 

El féretro fue recibido en las puertas del Ayuntamiento, produciéndose escenas de gran dolor y dramatismo, Debido a lo avanzado de la noche el párroco Francisco Ortíz de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción donde a la puerta se hallaban los estandartes de las cofradías que tenían su sede en la Parroquia y que eran la del Cristo de la Sangre, Soledad, El Señor del Gran Poder y Virgen del Rocío, leyó un responso en lugar de la Santa Misa funeral anunciada y que se celebraría al día siguiente. Ángel González era hermano de la Cofradía del Cristo de la Sangre. 

El cortejo se dirigió al cementerio portando el ataúd, envuelto en la Bandera de España, compañeros y familiares. Siete grandes coronas y numerosos ramos de flores llevadas por Policías, familiares y amigos le precedieron. Alrededor de las ocho de la tarde y con el cementerio alumbrado con linternas se procedió a dar cristiana sepultura a Ángel. 

La banda terrorista ETA reivindicaría unos días después el atentado, señalando que no lo enmarcaba "en la campaña contra las Olimpiadas de Barcelona desarrollada por los patriotas catalanes". 

Tres días después del asesinato de Ángel González el Comité Olímpico Internacional (COI) tenía que decidir la sede de la ciudad que organizaría los Juegos Olímpicos de 1992. Lamentablemente los políticos dieron una muestra de insensibilidad total ante el brutal atentado de la banda terrorista ETA, mostrándose más preocupados por las repercusiones que el asesinato del agente tendría en el futuro de la candidatura de Barcelona que por la tragedia que suponía en sí misma ese asesinato. Jordi Pujol, por entonces presidente de la Generalidad de Cataluña, dijo que "sería bueno que ninguna ciudad candidata a organizar los juegos utilice este argumento, ya que el terrorismo forma parte del drama mundial". El alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, también se pronunció en el mismo sentido: "Confío en que el atentado no repercutirá en la decisión de los miembros del COI" 

Ángel González del Pozo fue la primera persona asesinada por la banda terrorista ETA en Cataluña después de la llegada del reinado de Juan Carlos I, pasando a ser la segunda víctima mortal en esa comunidad autónoma. La primera fue el Policía Armado Ovidio Díaz López, asesinado por la banda tras el enfrentamiento que varios etarras tuvieron con la Policía después de atracar una sucursal bancaria el 6 de junio de 1975. El coche-bomba que asesinó a Ángel González fue el primer atentado intencionado con víctimas mortales de la banda asesina, marxista y antiespañola en Cataluña, 

En 1989 la Audiencia Nacional condenó a Josefa Mercedes Ernaga Esnoz a 75 años de reclusión por este atentado. En 2001 fue también condenado Rafael Caride Simón a un total de 102 años por el mismo atentado contra el cuartel de Belchite de Barcelona. 

En el mes de diciembre de 2014 la terrorista Mercedes Ernaga abandonó la cárcel de Jaén, donde se encontraba internada, después de que se beneficiara de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre la doctrina Parot, cumpliendo 27 años de prisión de los más de 2.000 años a los que fue condenada por los tribunales. Caride Simón vio en noviembre de 2017 flexibilizadas las condiciones de su condena al hallarse acogido como arrepentido a la vía Nanclares y estando en la fase final de su condena. 

Ángel González del Pozo, de 28 años de edad, estaba soltero pero iba a contraer matrimonio en próximas fechas. Era natural de la localidad sevillana de Huévar de Aljarafe. Estaba destinado en la X Compañía de la Reserva General en Barcelona. 

En la actualidad Ángel González del Pozo tiene una calle dedicada a su memoria en Huevar de Aljarafe, a propuesta de la Policía Local y que el Ayuntamiento tuvo a bien conceder. 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Policía Nacional Ángel González del Pozo la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedió el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo. 

Carlos Fernández Barallobre. 

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