sábado, 30 de mayo de 2020

Hoy, sigue presente

Otro 30 de mayo, en este caso del año 2003, la banda terrorista ETA asesinaba en Sangüesa (Navarra) a los Policías Nacionales Bonifacio Martín Hernando y Julián Embid Luna. El atentado se produjo en torno a las doce y media de la tarde, en la céntrica plaza de Santo Domingo en Sangüesa. Hasta ahí habían acudido, a primera hora de la mañana, tres Policías Nacionales, para facilitar a los vecinos de la localidad la renovación del DNI. Sangüesa tenía apenas cinco mil habitantes y se encontraba a unos 50 kilómetros de Pamplona, en la frontera con Aragón. Era un servicio que los agentes prestaban periódicamente, cada varias semanas, en la Casa de Cultura del municipio. De esa forma, evitaban a los vecinos la molestia de tener que desplazarse hasta Pamplona a hacer las gestiones. Para que los vecinos pudieran pedir cita, la visita era anunciada, públicamente, con días de antelación, en el Ayuntamiento. 

Tras aparcar su coche en la plaza de Santo Domingo, un punto céntrico que hacía las veces de aparcamiento, los tres agentes trabajaron durante toda la mañana, en la Casa de Cultura, situada a escasos metros del vehículo. Ahí estuvieron atendiendo al público, hasta pasado el mediodía. Al terminar su trabajo, volvieron a la plaza y entraron en el vehículo para regresar a Pamplona. Al accionar el contacto, estalló una potente bomba-lapa, que los terroristas habían adosado en los bajos. El artefacto consistía en una fiambrera con unos tres kilos de dinamita de tipo Titadyn. 

Policía Bonifacio Martín Hernándo

Los terroristas, presumiblemente avisados de la visita de los policías, habían colocado el artefacto a lo largo de la mañana en los bajos del vehículo. La potente deflagración destrozó completamente el vehículo, que incluso se elevó unos metros por encima del suelo, para terminar cayendo envuelto en llamas y despidiendo una intensa columna de humo. Bonifacio y Julián, que ya se habían sentado en los asientos delanteros del coche, fallecieron en el acto, despedazados por la explosión. 

Bonifacio Martín Hernando, de 58 años, era natural de Sanchorreja (Ávila), donde pasaba largas temporadas y donde sus paisanos le recordaban como una persona "buenísima, bromista y muy querido". Estaba casado con Carmen y tenía dos hijas, Leticia y Ana, de 25 y 24 años. Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1971 y, desde 1974, estaba destinado en Pamplona donde residía. En el momento de su asesinato estaba destinado en la Brigada de Extranjería y Documentación. 

En diciembre de 2003 el Ayuntamiento de Sanchorreja, nombró a Bonifacio hijo predilecto de la localidad. Al acto acudieron su viuda y sus dos hijas que, posteriormente, descubrieron la placa con el nombre del agente asesinado y que da nombre a la calle en la que vivía. 

Policía Julián Embid Luna

Julián Embid Luna, de 53 años, era de Sabiñán (Zaragoza). Estaba casado y tenía dos hijos. Destinado en Pamplona desde 1983, había ingresado en el Cuerpo Nacional de Policía en 1974. Residía en la localidad de Cizur Mayor (Pamplona) y en el momento de su asesinato, igual que Bonifacio, trabajaba en la Brigada de Extranjería y Documentación. 

La localidad natal de Julián, Sabiñán, le dedicó un homenaje en el aniversario de su asesinato y se instaló una placa de recuerdo en la que se podía leer: "A la memoria de Julián Embid Luna, el “Juli". Además, el agente fue nombrado hijo predilecto y el municipio le dedicó un parque infantil. 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!! 

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