jueves, 21 de mayo de 2020

Hoy, sigue presente

Hoy recordamos a los Policías Nacionales Máximo Díaz Barderas y Francisco Rivas López, asesinados a última hora de la tarde del martes día 21 de mayo de 1985, por ETA Militar, cuando paseaban, vestidos de paisano y fuera de servicio, por una ladera del monte Ulía, en las proximidades de Pasajes de San Pedro, a unos 10 kilómetros de San Sebastián. La policía encontró los cuerpos tumbados boca arriba, a ambos lados del sendero y a la misma altura, frente al mar. La perrita de uno de los policías gemía recostada sobre el pecho de su dueño, y la mano del otro compañero descansaba, en una postura forzada, cerca de un pequeño ramillete de margaritas, al lado de un casquillo 9 milímetros Parabellum, marca SF. 

El comando terrorista abordó a sus víctimas en un paraje aislado y les mató a bocajarro, de un tiro en la sien. Aparentemente, los policías no opusieron resistencia. Sus cuerpos no presentaban más señales de violencia que un boquete negro de sangre coagulada en la sien. Tampoco existían indicios de lucha en el lugar del atentado, un pequeño claro salpicado de zarzas y matorrales, por el que discurría el sendero que las víctimas recorrían frecuentemente en compañía de sus dos perros de caza. Los cadáveres fueron localizados pasadas las 10.00 horas del día 22 tras una noche de intensos rastreos en el monte Ulía. 

Policía Máximo Díaz Barderas

Los dos amigos salieron de casa después de comer, pasadas las dos de la tarde, vestidos con pantalones de pana, camisas de cuadros, chaquetas de chándal, botas, acompañados de sus perros con la intención de dar una vuelta y regresar al anochecer, a la hora de la cena. Pasadas las nueve de la noche del martes, sus familiares comenzaron a inquietarse, y dos horas más tarde avisaron a sus vecinos, alarmados por el regreso a casa de uno de los dos perros. A primera hora de la madrugada los compañeros y vecinos de Francisco Rivas y Máximo Díaz, ayudados por un helicóptero de la Guardia Civil, iniciaron la búsqueda rastreando zonas del monte Ulía, especialmente un paraje al que Máximo y Francisco solían acudir habitualmente con sus perros. El paraje, denominado Monte Redondo, estaba situado cerca de un pinar, a unos dos kilómetros de Pasajes de San Pedro, y desde el cual se dominaba el faro de La Plata y la bocana del puerto de la localidad. Policías y guardias civiles, hasta superar el centenar, fueron sumándose a esta tarea, que no obtuvo resultado alguno. A las 9.30 horas de la mañana, un comunicante que se identificó como portavoz de ETA-m, telefoneó al diario Egin para indicar dónde se encontraban los cadáveres. Una vez encontrados de los cadáveres, se comprobó que uno de ellos llevaba sujeta una funda de pistola vacía, lo que permitió deducir, que al menos uno de los dos policías iba armado en el momento de ser sorprendidos por el comando terrorista. 

Policía Francisco Rivas López

El comando asesino, conocía la costumbre de los dos policías de aprovechar las tardes de buen tiempo, para salir al monte y sacar a pasear a sus perros y, probablemente, sabía también cuál era su recorrido habitual. 

Máximo Díaz Barderas, natural de Pedro Bernardo (Ávila), tenía 35 años de edad y era padre de tres hijos: de ocho, seis y tres años. Ingresó en la Policía Nacional en 1973 y estaba destinado en San Sebastián desde hacía 11 años. Francisco Rivas López, de 50 años, padre de una hija de 19, había nacido en Torremocha (Guadalajara) en 1935 y llevaba 26 años destinado en San Sebastián. Al igual que su compañero vivía con su familia en Pasajes de San Pedro, en una barriada de casas reservada a la Policía Nacional, que se encontraba ubicada en la ladera sur del monte Ulía 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!! 

1 comentario:

  1. El autor de este crimen fue Ramón Zapirain Tellechea, integró junto a Arturo Cubillas Fontán, Idoia López Riaño y José Angel Aguirre Aguirre, el grupo Oker de ETA. Zapirain y Aguirre fueron detenidos en noviembre de 1985 y, pese a ser considerados presuntos autores del asesinato de Máximo y Francisco, no se les juzgó por este atentado, aunque sí por otros asesinatos, como el de Facal Soto, caído apenas tres meses antes.

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