domingo, 24 de mayo de 2020

Hoy, sigue presente

Hoy recordamos a los Policías Nacionales, especialistas en desactivación de explosivos, José María Sánchez García y Manuel Jódar Cabrera, que a las ocho y diez de la mañana del 24 de mayo de 1989, eran asesinados en Bilbao por la banda terrorista ETA, mediante la explosión de un coche-bomba. Junto a ellos moría también al ertzaitna Luis Hortelano García, jefe de la Unidad de Desactivación de Explosivos de la Policía vasca. La explosión causó además heridas a siete personas, una de ellas de gravedad. 

El atentado se produjo alrededor de las ocho de la mañana en la calle Cordelería del barrio bilbaíno de Zorroza, casi tres horas después de que otra bomba de menor potencia hubiera hecho explosión en un concesionario de vehículos de la marca Peugeot, situado en las proximidades. La mortal acción fue cuidadosamente preparada por la organización terrorista. La primera bomba tenía por objetivo servir de señuelo para atraer a la policía hacia el lugar, donde se había dejado aparcado un taxi, marca Peugeot, Bl-3860-AD. El vehículo había sido robado sobre las diez de la noche en Amorebieta por dos individuos que solicitaron el servicio del taxista para que los condujera a Sondica. En un momento del trayecto, los dos individuos amenazaron al conductor con una pistola, advirtiéndole: “se ha acabado el viaje”. El taxista fue abandonado atado a un árbol en la zona de Lezama, donde fue localizado por la Policía Autónoma Vasca, que lo liberó. Al tenerse conocimiento del robo del turismo, se alertó a todos los cuerpos policiales que iniciaron operaciones de búsqueda del vehículo robado. 

Policía José María Sánchez García

Cuando estalló el primer artefacto, llegaron al lugar varios miembros de los equipos de desactivación de explosivos de la Policía Nacional y de la Ertzaintza. Tras inspeccionar los alrededores, repararon en el taxi que comprobaron que tenía dentro un dispositivo, posiblemente conectado a explosivos, con el objetivo que se produjesen numerosas víctimas. 

Antes de iniciarse la intervención del equipo de desactivación, la policía desalojó a todos los vecinos de un inmueble de doce pisos, que se encontraba próximo adonde se encontraba situado el vehículo sospechoso. Al ser localizado el vehículo, a escasa distancia del concesionario, los miembros del equipo de desactivación del Cuerpo Nacional de Policía, acompañados de un ertzaintza, se acercaron al turismo y observaron que tenía un mecanismo conectado a las cerraduras de las puertas. Por este motivo, temiendo que hubiera una bomba dotada de un temporizador, decidieron retirarse del lugar y esperar durante media hora. 

Policía Manuel Jodar Cabrera 

Al cabo de este tiempo, los artificieros volvieron al coche y utilizaron dos cebos activados a distancia para provocar la apertura del maletero mediante una explosión controlada. Una vez abierta la puerta, los tres policías se pusieron a inutilizar los mecanismos de activación de la bomba. Según informaron fuentes policiales, los artificieros estuvieron trabajando durante media hora antes de que se produjera la explosión que les causó la muerte. Durante ese tiempo habían logrado inutilizar varios mecanismos-trampa del artefacto. Durante el tiempo que duró la operación, los artificieros comunicaron por radio con la base del 091 a la que indicaron que “está claro que hay trampas, vamos a trabajar muy despacio”. Los terroristas habían colocado un sistema de iniciación oculto entre cemento para que no pudiese ser detectado por los especialistas en desactivación de explosivos. La potente explosión del artefacto, compuesto por unos 50 kilos de amonal cuarenta de metralla y un multiplicador de pentrita, colocado en el maletero del taxi robado causó la muerte instantánea de los tres agentes, cuyos cuerpos destrozados quedaron diseminados en un radio de treinta metros. El inspector del Gabinete de identificación, Miguel Ángel de Diego Ballesteros, que se encontraba realizando fotografías de la bomba tras los miembros del EDEX, salvó milagrosamente la vida al quedar parcialmente protegido de la onda expansiva por los cuerpos de sus compañeros. Otros tres policías del 091, José Antonio Cobos, Miguel Gómez Vásquez y Miguel Quesada Muela, así como el bombero Francisco Javier Navas Perdiguero, resultaron heridos, cuando se encontraban a cincuenta metros del coche. 

Los agentes fallecidos estaban adscritos a los grupos de especialistas en desactivación de explosivos de sus respectivos cuerpos. 

El agente del Cuerpo Nacional de Policía Manuel Jódar Cabrera había nacido hacía 35 años en la localidad granadina de Rubite, estaba casado y tenla dos hijos. Desde 1.981 se encontraba destinado en Vascongadas. José María Sánchez García, había nacido en Galinduste (Salamanca) hacía 34 años. Estaba casado y, como su compañero tenía dos hijos. 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!! 

1 comentario:

  1. Luis Martín Carmona fue condenado a 76 años como autor del atentado, y los etarras Fernando del Olmo Vega e Inmaculada Pacho Martín tambièn lo fueron por su participación en este y en otros hechos similares a 88 años.

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