martes, 14 de julio de 2020

Hoy, sigue presente


Hoy recordamos al Policía Armado Lucio Rodríguez Martín, asesinado por un comando del FRAP, el día 14 de julio de 1975. 

El agente de la Policía Armada Lucio Rodríguez cumplía su turno de vigilancia, frente a las oficinas de la compañía Iberia, situadas en el número 14 de la calle Alenza de Madrid. Su jornada concluía a las 22.00 del día 14 de julio de 1975, pero habían pasado ya veinte minutos y el compañero que tenía que relevarlo aún no había acudido. Fue entonces cuando un Seat 127 se estacionó en las cercanías de la mencionada calle. De él bajaron dos individuos, que abrieron fuego contra el agente. El policía, que tenía 23 años, había nacido en la localidad toledana de Villaluenga y planeaba casarse con su novia en septiembre de ese mismo año. El joven agente, no llevaba ni un año de permanencia en el cuerpo. 

Policía Lucio Rodríguez Martín

Los asesinos, todos ellos miembros del FRAP, habían robado un vehículo en la calle del Pez Volador y después de deambular por diferentes sitios de la capital, decidieron ejecutar al primer Policía Armado que encontrasen en condiciones favorables para llevar a cabo su vituperable acción. El comando estaba formado por los terroristas Pablo Mayoral Rueda, José Humberto Baena Alonso y Fernando Sierra Marco que actuaría como conductor. 

Después de dar diferentes vueltas por numerosas calles de la capital, sobre las diez y cuarto de la noche, cuando circulaban por la calle Alenza, vieron en la puerta de las oficinas de IBERIA a un Policía Armado, que resultó ser Lucio Rodríguez Martín. 

Al avistar al agente y después de dar varias vueltas con el coche para garantizarse bien la huida, decidieron volver sobre sus pasos y ejecutar al servidor del orden. Estacionaron su vehículo en las cercanías de la oficina de la compañía aérea, quedando al volante Sierra Marco y apeándose de vehículo Baena Alonso, que portaba el revólver y Mayoral Rueda, que llevaba una navaja automática para proteger la acción de su compañero, y si fuera necesario emplearla contra el Policía. Al cruzarse con Lucio Rodríguez, y una vez el Policía les dio la espalda, Baena accionó el disparador no llegando a producirse el disparo sin duda por deficiencias de la munición. Al intentar volverse el Policía, Baena descargó sobre él las ocho balas restantes que lo hirieron en la cabeza, cuello, hombro, brazo y abdomen. Con Lucio Rodríguez en el suelo, Baena intentó apoderarse del arma reglamentaria del agente, algo que no pudo lograr al tener que huir de forma precipitada del lugar de los hechos. Los tres miembros del FRAP dejarían abandonado el vehículo robado en la calle Pedro de Valdivia. Unas horas después eran detenidos por efectivos de la Policía. Mientras los terroristas huían, Lucio Rodríguez logró caminar hasta la calle Cristóbal Bordiú, donde finalmente se desplomó herido de muerte. Falleció en el Hospital Central de la Cruz Roja a donde fue trasladado con urgencia. 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!!


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