jueves, 8 de octubre de 2020

Hoy, sigue presente

Hoy recordamos al Policía Armado Miguel Castilla Martín, herido por un comando de los GRAPO el día 1 de octubre de 1975 en Madrid. Ese día serían también asesinados en la capital de España, los Policías Armados Joaquín Alonso Bajo, Antonio Fernández Ferreiro y Agustín Ginés Navarro. Miguel Castilla Martín, quedaría herido de extrema gravedad, falleciendo el día 8 de octubre. 

Pocas horas antes de que comenzase la gran manifestación de apoyo al régimen del Generalísimo Franco, convocada en la plaza de Oriente de Madrid, el día uno de octubre de 1975, 39 aniversario de la exaltación de Caudillo Franco a la Jefatura del Estado, cuatro atentados realizados de forma simultánea en distintas barriadas de Madrid, dejaban como trágico balance el asesinato de tres Policías Armados y a un cuatro agente en estado gravísimo. 

Policía Castilla Martín


Los cuatro atentados iban a dar nombre a una siniestra banda de asesinos extorsionadores marxistas y antiespañoles, los GRAPO (Grupos de resistencia antifascistas Primero de Octubre), que desde esos momentos se sumaría a la trágica historia asesina del terrorismo español. 

El atentado contra el Policía Armado Miguel Castilla Martín tuvo lugar en la calle Agustín de Foxá, entre la estación de Chamartín y las dependencias del diario Ya, y ante una sucursal que la caja de ahorros de Madrid tenía en dicha calle, donde cumplía su labor de protección y vigilancia el servidor del orden. Eran las nueve y cuarto de la mañana, cuando en la puerta de la entidad crediticia apareció un joven armado con una pistola y dirigiéndose en dirección a donde estaba el policía comenzó a disparar. Uno de los disparos alcanzó a Miguel Castilla en la cabeza y cuando este se desplomaba, el terrorista continuó disparando, hiriendo levemente a un cliente en una ceja. A continuación se dio a la fuga hacia un vehículo Renault 12, de color verde, que le esperaba frente al número 26 de la calle con el motor en marcha y ocupado por dos jóvenes. Según averiguó la policía, posteriormente, los terroristas que dispararon contra el agente del orden eran Abelardo Collazo Araujo, autor de los disparos, José Balmón Castell y otro miembro que actuaba como conductor. 

El día ocho de octubre fallecía en Madrid el cabo Miguel Castilla Martín, el cuarto miembro del Cuerpo que había resultado gravísimamente herido en los atentados del día primero de octubre. Miguel Castilla tenía 31 años, estaba casado y dejaba una hija de tres años de edad.  

A las cuatro de la tarde del día 9 de octubre tuvo lugar en el acuartelamiento de la Policía Armada de Moratalaz, donde se había instalado la capilla ardiente, el funeral por el alma del Policía Armado Miguel Castilla Martín. Presidió el acto el sub secretario de Gobernación Luis Peralta España a quien acompañaban el Director General de Seguridad Francisco Dueñas Gavilán, gobernador civil de Madrid, alcalde de Madrid, subdirector General de la Guardia Civil, representaciones militares de los tres Ejércitos, así como jefes, oficiales, suboficiales de las Fuerzas de Policía Armadas y miembros de la Policía Gubernativa . 

La Misa fue oficiada por el coronel vicario Castrense Don Jaime Tobar. Al pie del altar se había colocado el féretro, cubierto con la Bandera Nacional y escoltado por soldados de los tres ejércitos, Policías Armados y Guardias Civiles. A un lado del altar se hallaban los padres y la viuda del Policía asesinado junto a otros familiares. En la explanada del cuartel formaban fuerzas de la Policía Armada, Guardia Civil y Policía Municipal de Madrid. 

Al finalizar la Misa se rezó un responso por el alma de Miguel Castilla Martín y a continuación se dio lectura al decreto de concesión de la medalla de oro de la orden del mérito Policial que el subsecretario de Gobernación, Luis Peralta España, prendió en la bandera de España que cubría los restos del policía asesinado. De seguido el subsecretario de ministerio de Gobernación tomó la palabra para señalar ”que el Gobierno está dispuesto a erradicar el criminal terrorismo que quiere socavar los cimientos de España y de la civilización cristiana”, “Toda mi simpatía, respeto y admiración hacia las Fuerzas del Orden Público por su honor, su dolor, valentía y dignidad”. “No puedo pronunciar palabras de odio o venganza, pero si levanto muy voz pidiendo justicia inexorable ante este horrendo crimen” 

Tras el toque de oración y una vez entonado el Himno del Cuerpo, tuvo lugar el desfile de las compañías que habían rendido honores por delante del féretro del malogrado policía, ante el cual pasaron también todas las comisiones y gran número de público que prorrumpió en gritos de justicia cuando el ataúd fue sacado a hombros por la puerta principal del cuartel y ya en la calle pidieron llevarlo a hombros. Una vez introducido el féretro en el vehículo fúnebre, un gran número de personas se colocó delante de la comitiva y tomó a hombros el ataúd que fue conducido de esa forma a lo largo del barrio de Moratalaz en dirección al cementerio de Carabanchel. Al paso de la comitiva se produjeron aplausos, vivas a España, Franco, la Policía Armada, Guardia Civil, al Cuerpo General de Policía y al Ejército, entonándose en más de una ocasión el “Cara al Sol”. Finalmente a la salida de Moratalaz, el féretro fue de nuevo introducido en el furgón fúnebre y este emprendió la marcha hacia el camposanto de Carabanchel donde fue enterrado Miguel Castilla Martín. 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!! 

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