sábado, 8 de junio de 2019

Reconociendo un vehículo tras un atentado (1979)

Nuestro buen amigo y colaborador Carlos Fernández Barallobre, nos remite esta fotografía en la que se observa a personal del entonces Cuerpo Superior de Policía, apoyados por un Policía Nacional todavía vestido de gris, inspeccionado el vehículo en que fue vil y cobardemente asesinado el Teniente General Gómez Hortigüela, junto a dos Coroneles y al conductor civil. Otra de las muchas fechorías de los asesinos de ETA cuyos correligionarios están ahora en las Instituciones.

Nuestro amigo Carlos Fernández Barallobre, nos adjunta el comentario que reproducimos:

A las nueve y cuarto de la mañana del 25 de mayo de 1979, dos miembros de la banda terrorista ETA, armados con metralletas y granadas de mano y disfrazados con monos azules de trabajo, asesinaban en el madrileño barrio de Prosperidad al teniente general Luis Gómez Hortigüela, jefe superior de Personal del Ejército, a sus colaboradores los coroneles Agustín Laso Corral y Jesús Ábalos Giménez, y al conductor civil Luis Gómez Borrero.

Inspeccionando el vehículo tras el atentado (1979)

El teniente general Luis Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las nueve de la mañana de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares en el número 3 de la calle de Luis de Salazar. El coche oficial en el que viajaban, un Seat 1430 negro, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María, y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas eran de dirección única. Al acercarse a este punto, a unos cien metros de la esquina de Luis de Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró la velocidad, al llegar a a un cruce regulado por semáforos.

Los dos terroristas que esperaban el paso del vehículo oficial iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción. Aprovechando la poca velocidad del vehículo, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas y dispararon dos ráfagas de metralleta, una por el costado del conductor y otra por la parte de detrás. Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados por los disparos e, inmediatamente después, los terroristas arrojaron una granada de mano que explotó dentro del coche, para asegurarse que ninguno de ellos sobreviviese. Los tres militares resultaron muertos en el acto. El conductor fallecería en su traslado al hospital.

Carlos Fernández Barallobre.

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