sábado, 25 de noviembre de 2017

1981. ETA asesina en Zarauz (Guipúzcoa) a la Inspectora de Policía María José García Sánchez

En la noche del día 16 de junio en las afueras de Zarauz (Guipúzcoa), moría, en un enfrentamiento armado con miembros de la banda terrorista ETA, la joven inspectora del Cuerpo Superior de Policía, María José García Sánchez. Se trataba de la primera mujer policía fallecida en España en acto de servicio. 

Los hechos se produjeron, a últimas horas de la noche. María José García formaba parte de un grupo de inspectores de la Brigada Central de Información que establecieron un operativo a fin de detener a un comando de ETA. María José, en compañía de otros funcionarios del Cuerpo Superior de Policía, se personaron en el inmueble número 4 de la calle de Allemendi, de la urbanización Vista Alegre en las afueras de Zarauz, para proceder al registro y comprobación de un piso, en el que se sospechaba se alojaban varios miembros del grupo Goierri de la organización etarra. 

Inspectora María José García Sánchez

Después de unos momentos de espera forzaron la puerta de acceso al portal, y mientras un grupo subía en el ascensor hasta el sexto piso, donde se presumía que podía haberse refugiado los terroristas, otros policías, entre los que se encontraba María José García, quedaron en el portal cubriendo una posible retirada.

Los terroristas, acosados por la Policía, decidieron emprender la huida. Alertada la inspectora, al escuchar algo que le resultó sospechoso en la escalera, comenzó a subir a pie. Al alcanzar un descansillo, entre el portal y el primer piso, se encontró con los fugitivos, que abrieron fuego a quemarropa contra ella, dejándola mortalmente herida antes de darse a la fuga.

El proyectil que alcanzó a María José García le atravesó el occipital, con trayectoria lateral, y le destrozó la parte posterior de la cabeza. La herida resultó mortal de necesidad y la joven ingresó cadáver a la 1.20 horas en el hospital de la Cruz Roja de San Sebastián. Al oír los disparos, sus compañeros acudieron en su ayuda, pensando que la inspectora se había puesto a salvo del tiroteo. El panorama fue desolador al encontrar a María José tendida en el suelo sin vida. Unos de su compañeros declararía a los medios informativos:”Sentí un infinito dolor, una amargura intensa, una enorme desesperación e impotencia y me puse a llorar como un niño”. 

Los miembros del comando lograron huir por la parte posterior del inmueble, reventando a tiros la cerradura del piso primero A, desde una de cuyas habitaciones saltaron los fugitivos hacia el monte Santa Bárbara, situado en la parte trasera del edificio, al tiempo que lanzaban dos bombas de fabricación ETA. Los integrantes del comando terrorista, lograron huir por el bosque y no pudieron ser localizados y detenidos a pesar de que haber sido rastreado el lugar de forma exhaustiva, con una gran operación de rastreo donde participaron varios perros policías.

El sexto piso del inmueble, donde los inspectores encontraron información sobre los terroristas huidos, estaba ocupado por Ernesto Arrondo, que fue detenido poco más tarde.

Ernesto Arrondo, de profesión representante comercial y simpatizante de la coalición Herri Batasuna, sufrió lesiones sobre las que no se emitió ningún parte médico en la residencia de la Seguridad Social, donde fue trasladado. Arrondo.

En el operativo de la acción los funcionarios de policía realizaron otras detenciones, la de una joven, llamada Karmele Urkola, amiga de Arrondo, y que se encontraba en su piso. Otros dos detenidos eran matrimonio, arrestados en un piso que la policía registró en el polígono Zelay, de Zarauz, poco después de los incidentes, y cuyo propietario se encontraba ausente. Otro de los detenidos en un control era un joven llamado Ignacio Echave, que había abandonado el domicilio de un amigo a la 1.30 horas y se dirigía a su casa sin documentación. 

A la una de la tarde del día 17 se oficiaron los funerales por el alma de la inspectora fallecida, celebrados en el salón del trono del Gobierno Civil de Guipúzcoa. Aunque se permitió el acceso al público, se impidió la entrada a los periodistas que fueron reconocidos como tales, por expreso deseo del padre de la víctima, según informaron medios del Gobierno Civil. Asistieron al acto el director general de la Seguridad del Estado, Francisco Laina; el delegado del Gobierno en el País Vasco Marcelino Oreja; los gobernadores civiles de las provincias vascas; Gobernador Militar de San Sebastián, y diversas autoridades policiales y militares, así como representantes de varios partidos políticos. El edificio estaba fuertemente acordonado y se observaba en las inmediaciones y en el propio edificio, un clima de gran tensión. En su homilía el oficiante señaló “que la muerte sigue siendo una sorpresa para el hombre y más cuando ocurre en plena juventud y cuando las circunstancias que la acarrean es el terrorismo”. “Ninguno de los que estamos aquí comprendemos este asesinato”. “Estamos doloridos, avergonzados, con una congoja de impotencia y asco”. “El terrorismo es la lacra que va a destrozara nuestra Patria” 

Al finalizar la ceremonia, el padre de María José García, guardia civil en situación de retiro, que estuvo destinado hacía años en San Sebastián, en estado de gran excitación y nerviosismo, protagonizó un incidente al dirigirse a varios informadores al grito de “vosotros, fuera de aquí”. Una persona que no se identificó exigió también a un cámara de televisión que dejara de filmar la salida de la comitiva. 

A la salida de los restos mortales de María José, llevados a hombros por compañeros y que iban envueltos en la bandera Nacional, una compañía de la Policía Nacional y la Unidad de Música del Regimiento de Infantería de Sicilia, le rindieron honores interpretando el toque de oración y el Himno Nacional. De seguido el director general de la Seguridad de Estado dio vivas a España, al Rey y la Policía que fueron coreados por los presentes.  De seguido el féretro de María José García fue trasladado a un furgón que lo conduciría a Madrid, entre vivas a España y la Policía y gritos de ¡ETA asesina! y ¡gobierno cobarde! por parte del público presente. 

Entierro de la Inspectora García Sánchez a hombros de sus compañeras de Promoción

Pasadas las ocho y media de la tarde llegaban a la Dirección General de Seguridad de Madrid los restos mortales de la inspectora de Policía María José Sánchez García, quedando la capilla ardiente instalada en el salón Canalejas del edificio de la Puerta del Sol. Un convoy de coches de la policía, unos venidos desde San Sebastián y otros que esperaron a la entrada de Madrid a la comitiva, hicieron sonar sus sirenas a su paso por diferentes calles de la capital de España.

En los alrededores de la Puerta del Sol se habían congregado unas quinientas personas que aplaudieron con calor la llegada del furgón fúnebre. El féretro, envuelto en la bandera Nacional fue subido a hombros de compañeros hasta el salón Canalejas, produciéndose entre familiares y compañeros momentos de intensa emoción y gran dolor. 

Una vez instalada la capilla ardiente se rezó un responso. En el salón se colocaron numerosas coronas de flores y durante la noche el cadáver de María José fue velado por miembros de la Policía Gubernativa, Nacional y Guardia Civil. Durante la noche diversas personalidades pasaron por la capilla ardiente, entre otras, el director de la seguridad del Estado, Francisco Laina; Capitán General de Madrid, Teniente General Quintana Lacaci; director de la Policía Nacional, Teniente General Sáenz de Santamaría; sub director de la Guardia Civil General Laclaustra, varios generales del Ejercito y otras autoridades civiles, militares y municipales. 

Entre un emocionado silencio y contenida rabia, tenía lugar, al día siguiente, en el salón de Canalejas de la Dirección General de Seguridad el funeral por el alma de la Inspectora de Policía María José Sánchez García. Al oficio religioso asistieron el Ministro del Interior, Juan José Rosón; gobernador Civil de Madrid Mariano Nicolás; Capitán General de Madrid Teniente General Quintana Lacaci; Jefe Superior de Policía de Madrid, García Gallego, altos mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y numerosos compañeros de la víctima, Policía Nacional, Guardia Civil y una nutrida representación del Ejercito. 

El capellán que ofició el funeral que se unió al dolor de los familiares y compañeros, aseverando “el gran dolor que sentís vosotros compañeros de María José que tenéis que continuar el servicio por España y que espero y deseo no tengáis que compartir su sacrificio”.

Finalizado el funeral el féretro de María José, cubierto con la bandera Nacional, fue sacado a hombros de compañeras de la inspectora muerta, hasta la Puerta del Sol, donde se habían congregado más de dos mil personas que recibieron con un gran aplauso a la comitiva fúnebre, que continuó hasta la plaza de Canalejas, donde el ataúd fue introducido en un furgón fúnebre. En ese momento un nutrido grupo de personas dio vivas a España, a la Policía gritos de “ETA asesina”, y entonó el Cara al sol, algo que molestó al antiguo falangista, el gobernador civil de Madrid Mariano de Nicolás, que se dirigió a un oficial y a varios agentes de la Policía Nacional para que alejasen de allí a aquellas personas, algo que no se produjo, recibiendo el ministro del Interior y el Gobernador Civil numerosos insultos por su proceder.

El furgón partió en dirección al pueblo toledano de Ciruelos, donde, en la intimidad, seria cristianamente sepultada, la inspectora María José Sánchez García.

La primera mujer policía que moría en acto de servicio, María José García Sánchez era natural de Madrid, tenía 23 años y estaba soltera. Ingresó en la Escuela Superior de Policía en febrero de 1979. Pertenecía a la primera promoción de mujeres que accedió al Cuerpo Superior de Policía, en junio de 1979, y su primer destino fue la Brigada de Estupefacientes de Sevilla. Era hija de un guardia civil. Desde el pasado mes de mayo formaba parte de la Brigada Central de Información y prestaba servicio en Vascongadas en calidad de agregada. María José era considerada dentro de los medios policiales como una funcionaria sumamente eficiente. En dos años de servicio había recibido diez menciones oficiales de felicitación. Además de ser la primera mujer policía que moría en acto de servicio, era el primer miembro de la Brigada Central de Información que perdía la vida en un enfrentamiento con terroristas. 

En febrero de 2017 el miembro huido de ETA Ángel María Tellería Uriarte, alias 'Antxoka', era detenido en la localidad mexicana de León-Guanajuato, en una operación conjunta desarrollada por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) de México y la Comisaría General de Información de la Policía Nacional española.

“Antxoka'” o “Koldo”, permanecía residiendo de forma ilegal en México desde los años 80. Su detención se consiguió realizar cuando quedaba un mes para que los delitos por los que era buscado por la Justicia española prescribieran, uno de ellos el asesinato, de la inspectora de la Policía Nacional María Josefa García Sánchez, acaecido en junio de 1981 por un comando etarra del que Tellería formaba parte, junto a Juan María Tapia Irujo alias Jon y Zapatones, que fue condenado en 1987 a 7 años prisión mayor por encubrimiento, al ocultar a los terroristas que acabaron con la vida de la inspectora de Policía y José Luis Eciolaza Galán, alias “Dienteputo“, que se encuentra en la actualidad en Venezuela desde 2010 y que fue el autor material del disparo que acabó con la vida de la inspectora Sánchez. El grupo Goierri estaba comandado por Mikel Goikoechea, alias “Txapela”, que fue asesinado en diciembre de 1983 por los GAL en San Juan de Luz

Almudena Sánchez, hermana de María José y funcionaria de policía como ella, con motivo de la detención de Tellería Uriarte, declaró a la prensa: “Tenía solo 18 cuando mi hermana María Josefa fue asesinada. Yo estaba preparando la oposición a la Policía cuando nos contaron que mi hermana había sido asesinada. Mis padres me decían que hiciera otra cosa y yo dije que policía o nada. Lo que pasó me dio fuerzas para seguir y aumentó mi amor por el Cuerpo".

“Conocer la detención de uno de los asesinos de mi hermana, el etarra Tellería Uriarte, me produce una sensación agridulce”. "Por una parte sientes alegría por la detención y agradecimiento hacia los compañeros que han estado años persiguiendo a sus asesinos. Han dedicado su vida a hacer justicia con la muerte de mi hermana. Por otro, sientes tristeza y te vienen a la memoria muchos recuerdos, revives todo más intensamente y eso te hacer estar mal”. “Lo que más pena me da es que mi padre, que falleció hace dos años, no haya podido ver esto". 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a María José la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

Carlos Fernández Barallobre.

Nota del Administrador: María José fue otra baja que sufrimos en nuestras carnes la Promoción de 1979, última del Cuerpo General y primera del Superior, a la que me honro en pertenecer.

María José fue la primera mujer Policía que dio su vida por España luchando contra la lacra terrorista de los asesinos, viles, cobardes y traidores, de ETA en aquellos años difíciles llamados "de plomo".

María José, valiente como todas las mujeres españolas de bien, se enfrentó, sin miedo, a estos malditos criminales que acabaron con su vida. Su nombre figura escrito con letras de oro en la gloriosa Historia de la Policía Española.

Descansa en paz María José y que el Santo Angel de la Guarda siga velando por ti allá donde te encuentres. 

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