Del boletín "Emblema" de diciembre, tomamos su Editorial.
Nos acercamos al final de la conmemoración del Bicentenario (1824-2024) y sentimos que, lamentablemente, han quedado muchas cosas por hacer. Muchas cosas se quedaron en el tintero en la que se nos antojaba como mejor ocasión, tal vez única, de sacarlas adelante.
Una de ellas, aunque no necesariamente la más importante, la creación, de una vez por todas, de un auténtico Museo Nacional de la Policía. Un espacio capaz de reunir los elementos necesarios para recorrer esos doscientos años de historia corporativa, un conocimiento que se transmitiría a todos los españoles que tendrían, de forma permanente, la posibilidad de acercarse al conocimiento de nuestro largo devenir histórico.
Creemos que el sitio más idóneo sería la ciudad de Ávila, tan íntimamente ligada a nuestra historia reciente. Allí, dentro de sus viejas murallas, en un edificio acorde con las necesidades de la instalación, sería el lugar idóneo para hacer realidad este ambicioso proyecto.
Mientras que, en Madrid, nuestro museo sería uno más de los muchos que abren sus puertas en la Capital, precisando de un espacio céntrico que garantizase las visitas del público, en Ávila, sería “el museo”, lo que garantizaría, en una ciudad turística como esta, que fuese visitado por una buena parte de los que, cada año, llegan a la ciudad amurallada.
Tampoco, se llevó adelante el proyecto de inaugurar, en una calle céntrica de Madrid, un monumento que perpetuase para siempre este Bicentenario que ahora concluye. Hubiera sido un buen momento para que, Madrid, como crisol de toda España, homenajease a la Policía en nombre de toda la Nación.
Sabemos que cualquier efeméride, una vez que concluyen los fastos de su celebración, se diluye en el tiempo y, pasados unos años, tan solo queda en el recuerdo de aquellos que los vivieron en primera persona; sin embargo, todo aquello que sirva para perpetuarlo, permanecerá vivo en el imaginario colectivo, sirviendo, por mucho tiempo que transcurra, como un recordatorio permanente de su celebración.
Por eso, consideramos que fue una lástima dejar pasar la oportunidad para erigir, en un lugar céntrico de Madrid, un monumento en honor a los doscientos años de vida de la Policía Española.
Otra oportunidad de oro que se perdió fue la de crear un auténtico Servicio Histórico capaz, no solo de concitar el concurso de todos aquellos estudiosos de la historia corporativa, sino también el lugar físico donde comenzar a conservar documentos, estudios, informes, etc., y todo aquello que forma parte de nuestro legado como Institución.
Un enclave de investigación, de trabajo, de debate para abordar, de forma rigurosa el estudio de nuestra historia.
Cualquier servicio que se ejecute, por muy importante y vistoso que sea, deja de ser noticia pasados unos cuantos días; sin embargo, el legado histórico permanece inmutable para siempre.
Sabemos que se hicieron muchas cosas, que se acometieron proyectos, muchos de los cuales se convirtieron en realidad, aunque, como se ha señalado, muchas cosas se han quedado, para siempre, en el tintero.
Hubo muchas ciudades que no han sabido o no han querido estar a la altura de otras que se han volcado en nuestra celebración. Desde aquí, nuestro agradecimiento a las que han sabido sumarse, de una u otra forma, a esta efeméride de la que se ha excluido, tan solo, aquel que ha querido.
En un mes, todo pasará a ser pasado y nuestro Bicentenario quedará atrás. ¿Volveremos a tener otra oportunidad como esta?
En otro orden de cosas, en unos días se levantará el mágico telón de la Navidad. Nuestras calles y nuestras casas se engalanarán para estas entrañables fiestas que se avecinan en las que celebraremos, un año más, el hecho más importante de la historia de la humanidad: la venida del Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, al mundo. Eso es lo que vamos a celebrar.
Desde "Emblema”, nuestra más cariñosa y entrañable felicitación a nuestros lectores, amigos, colaboradores y simpatizantes, a los que también deseamos un maravilloso 2025, en el que, la redacción de nuestro boletín, seguirá trabajando para que, cada mes, esté puntualmente en sus manos. A todos, ¡Feliz Navidad!
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