lunes, 9 de enero de 2023

Una pésima receta

Dell boletín "Emblema", tomamos este artículo de nuestro buen amigo, compañero y colaborador, Jesús Longueira Alvarez.

Como la situación actual se parece bastante a algunas ya vividas con anterioridad fuera y dentro de nuestro país, y como el contexto lo exige me veo obligado a recordarle a algunos lo que es exactamente un golpe de estado. Lo cierto es que muchos simpatizantes de quien ahora y sin ser elegido por la mayoría pertinente para hacer cambios que no le corresponde justifican, sin pensarlo mucho es cierto, y tan solo por simpatía a quien con descaro “ocupa” ese sillón, carecen totalmente de nociones claras del contenido de la reforma y sus consecuencias.


De forma patosa, por influencia de los medios y renuncia al conocimiento, defienden una conducta pensando que un “golpe de estado” es exclusivamente la conducta en la que un grupo armado, generalmente militares, accede al poder desplazando de forma ilegítima y violenta al gobierno anterior.

Se olvidan sin duda de que este término lo importamos de ese país que nos limita por el norte y en el que hace varios siglos una persona que ostentaba el poder realizó unos cambios que no le correspondían, y lo hizo con el ánimo de denostar a sus adversarios políticos y deshacerse de sus opositores. Como la concurrencia no se tomó a bien aquellas reformas que violaban la ley y excedían de sus poderes el asunto acabó como el rosario de la aurora.

Los franceses, muy dados a bautizar con nombres sonoros distintas conductas le pusieron a esta acción el de “coup d´etat”, y si ellos son dados a bautizar más lo son a exportar estos términos que luego nosotros absorbemos como esponjas, simplemente por “modernidad”. Hoy en día conocemos esa conducta descrita como “autogolpe” y sin quererlo me viene a la mente la imagen de esa otra persona que lo intentó muy recientemente y sin éxito en un país de américa del sur manifestando después “que no recordaba haber pronunciado esas palabras”…

¿Lo harán también aquí?, ¿Dirán acaso que no se acuerdan?... bueno pues ya tenemos el ejemplo reciente de otra persona que mentía descaradamente defendiendo al violador de su marido y justificando más tarde que lo hacía “por necesidad emocional propia”, “sin querer hacerlo realmente”, tratando con esto de aparentar una imagen de “fragilidad” para generar aún con sus mentiras más simpatía entre sus seguidores.

Más adelante les describiré con pelos y señales en que ha consistido y consiste esta conducta que de ser protagonizada por otro partido ellos mismos hubieran calificado al 100% como “golpe total de estado” y nos hubieran quemado ya las calles. Recordemos ahora las palabras de esa ministra que habiendo nacido en una ciudad muy célebre del noroeste pronunció en sede parlamentaria: “cuando gobiernen ustedes les vamos a quemar las calles”.

Pero refiriéndonos al título de este artículo les menciono ahora el otro asunto que esta semana han sacado otra vez del cajón, y que compone junto con el anterior lo que califico de “una pésima receta”. Me estoy refiriendo a la reforma de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, planteada con el único fin de poder realizar a partir de noviembre de 2023, recordemos que es la fecha tope en la que se convocarán elecciones generales, lo que la ministra decía, lo de quemar con revueltas y algaradas impunemente las calles, sin que la Policía pueda reprimirlas, disolverlas o actuar frente a ellas como es necesario.

Como en este boletín nos debemos a ese tan maltratado cuerpo de Policía que viste de azul, que actúa en todo el territorio nacional y que siempre está al pie del cañón pase lo que pase para proteger a la ciudadanía en general y el libre ejercicio de los “derechos de todos”, recordaremos ahora en qué consiste esa reforma y cómo afectaría a esos funcionarios en su día a día, y aunque a veces la gente no se da cuenta, la forma en la que afectará de forma directa a los ciudadanos honrados pues se olvida que dificultar de esta manera su labor irá en detrimento de esto último.

Les recomiendo antes de que sigan que le echen un vistazo a este artículo que se publicó en este mismo boletín y en el que se detallaba minuciosamente el alcance de esas reformas, pueden hacerlo pinchando aquí.

Este intento de reforma quedó paralizado por una manifestación que el día 27 de noviembre de 2021 protagonizaron en Madrid policías venidos de todo el país y también del extranjero; yo mismo cambié impresiones con unos “Gendarmes” Franceses, unos “Polizei” Alemanes y unos “Bobbies” Londinenses; que junto con muchos ciudadanos que de forma espontánea y al grito de “esta es nuestra policía” se nos iban sumando hasta colapsar en defensa de los derechos de los ciudadanos y con un número que sobrepasó los 140.000 asistentes todo el centro de Madrid.

Fue espeluznante, se lo aseguro, solo hay que ver las imágenes aéreas que algunos medios se empeñaron en no mostrar, y ya de paso debo recordarles, aunque pasó inadvertido, que en el manifiesto se incluía una protesta contra la liberación del sanguinario Henry Parot que prevista para aquellas fechas quedó también paralizada. Algunos teníamos previsto desplazarnos directamente desde allí hasta el norte para participar y dar así apoyo a varias organizaciones de víctimas del terrorismo que en sus concentraciones protestaban contra esa medida.

Volviendo ahora al primer asunto les transcribo íntegramente el artículo 17.2 de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre del Tribunal Constitucional en el que de una forma muy escueta y sencilla dice así:

“Los Magistrados del Tribunal Constitucional continuarán en el ejercicio de sus funciones hasta que hayan tomado posesión quienes hubieren de sucederles”.

La sencilla y escueta redacción de este apartado es ya elocuente, pero nunca debemos olvidar que al aceptar un Magistrado ese cargo contrae también la obligación de no abandonarlo hasta que haya sido sustituido, siendo mayoría los casos en que sus miembros son prorrogados, y la excepción el ser renovados en plazo.

Tampoco nuestra Constitución en su artículo 159 establece su caducidad, legitimando la actuación de los depositarios del cargo hasta que por ley les llegue un relevo. Debemos ver la importancia del asunto cuando la propia Constitución le dedica en exclusiva su Título IX”.

Y con todo lo anterior visto nos faltaba describir la actuación de nuestro gobierno y sus socios. Nos encontramos con que su conducta consiste en intentar colarnos con nocturnidad y por la puerta de atrás la reforma de un órgano principal saltándose las mayorías establecidas y el período de reflexión y debate necesario para una reforma de tal calado, con la desfachatez última de acusar a sus contrarios de “golpistas” por interponer contra ellas un recurso legal en tiempo y forma y ante el órgano pertinente.

Pues yo les digo que tramitar de forma inédita, con urgencia y sin debate, tratando de colar como enmienda a otra ley la reforma de tan importante órgano es una artimaña que únicamente pretende acelerar. y además de forma ilegal, hurtar a nuestro parlamento la posibilidad de manifestarse y votar las mismas enviándolas directamente a la cámara alta pasándose por “el arco del triunfo” las mayorías necesarias y violando las leyes que las establecen. He aludido de forma necesaria a ese monumento francés para recordarles cómo se inició todo.

¿Acaso no les parece a ustedes que si dejamos pasar ahora esta ilegalidad no nos podríamos encontrar próximamente con otras peores que lesionarían aún más y de forma irremediable nuestro bien ganado bienestar?

¿No recuerdan acaso aquella medida que lejos de aquí y en los años “30” se conoció como Ley Habilitante”?

¡Feliz Navidad Señores!

Jesús Longueira.

4 comentarios:

  1. Cierto, sin embargo, lo primero que hay que dudar es de la legalidad de los que lo eligieron, todos ellos partidos que ambicionan la destrucción de España, por tanto, una legalidad muy discutible.

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  2. Y como ya hemos señalado, todos aquellos comentarios que se oculten tras el anonimato no merecen nuestra consideración.

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  3. Le recomiendo que se vuelva a leer el artículo, creo que no lo ha comprendido, recuerde que la separación de poderes es la base de los sistemas democrático, perderlo es muy peligroso. Le agradezco también su recordatorio, pero me responsabilizo de mis palabras, que además constan al lado de mi nombre, a usted ya le dijeron en el comentario anterior que el anonimato en las mismas, no merece ser tenido en cuenta, lo que suscribo.

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  4. Ya no lo iba a decir, por no calentar la conversación, creyendo que no lo merece, y menos en este insigne foro, pero en el comentario anterior he mencionado la "separación de poderes". Otro asunto que viene a cuento... ¿Le suena el término oclocracia?...
    Ilustres, se lo recomiendo.

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