jueves, 19 de enero de 2023

Revólver del intento de regicidio en 1913

Del especial nº 1 del Boletín "Emblema", tomamos esta interesante artículo de nuestro amigo y compañero de la Directiva de la Orden del la Placa y el Mérito, Iago Vidal Martínez.

Durante la mañana del domingo 13 de abril de 1913 en Madrid se produjo el segundo intento de asesinato contra el Rey D. Alfonso XIII. Aquel día de fiesta en la capital de España casi termina en tragedia de no ser por la acertada actuación de varios efectivos pertenecientes al Cuerpo de Seguridad, que lograron la neutralización y detención del regicida.

El sujeto que intentó llevar a cabo el asesinato del Rey respondía al nombre de Rafael Sancho Alegre, un joven barcelonés de 26 años y de filiación anarquista. En su intento de atentado, Rafael portaba consigo un arma de fuego conocida como Revólver Velo-Dog, en este artículo trato de ofrecerles una visión más completa y que puedan conocer más de cerca el arma con la que se produjo ese intento de regicidio.

Para que se hagan una idea de la procedencia y la fecha a la que nos remontamos, hablamos de que este era un revólver de bolsillo creado por el armero francés Charles François en 1894. A priori, fue concebida como un arma de defensa para los ciclistas contra el ataque de perros sueltos u otros animales, llegando a ser utilizada en toda Europa.

Centrándonos ya en sus características técnicas, se puede afirmar que existieron diferentes modelos de Velo-Dog, de la misma forma que también se puede decir que todos esos modelos tenían varias características comunes. La primera de todas era que el martillo se encontraba oculto en el interior (tipo hammerless) siendo un arma de doble acción. Todos tenían cañones cortos y estaban diseñados para cartuchos de percusión central, inicialmente de pólvora negra, con un tambor de entre cinco y seis cartuchos.

Revólver "Velo-Dog"

Es importante resaltar el aspecto de que inicialmente estaban concebidas para cartuchos de pólvora negra porque es muy probable que el arma utilizada para el intento de regicidio ya no utilizase esta pólvora, sino que lo más probable es que utilizase pólvora nitrocelulósica o sin humo. Para que puedan tener una referencia respecto a esto, la pólvora sin humo desplazó a la pólvora negra en la última década del siglo XIX.

Después de esta aclaración sobre la pólvora y volviendo a las características del revólver, la carga de cartuchos en el tambor se realizaba generalmente mediante una portilla lateral, situada a la derecha del arma, y la extracción de los cartuchos disparados, por medio de una varilla giratoria sobre un eje situado bajo el cañón.

En su concepción original, el revólver utilizaba un cartucho especial conocido como 5,75 mm Velo-Dog, que montaba una bala encamisada de 5,5 mm y que era ligeramente menos potente que un .22 Long. Éstos venían cargados con proyectiles de pimienta o de plomo, si lo que se pretendía era obtener resultados más contundentes. Así rebasaron el objetivo al que estaban destinados y se convirtieron en armas de defensa personal, después de 1900 comenzando a fabricarse modelos de calibres mayores (6 mm, 6,35 mm, 7,35 mm, etc.).

Cartuchos originales del revólver

Aunque, como decíamos al principio del artículo, la procedencia original de este revólver es francesa, España también contó con la fabricación y comercialización de esta arma. No está clara cuál fue la fabricación inicial en nuestro país, no obstante se cree que pudo ser en Eibar dónde la fabricación de este tipo de armas fue iniciada por Francisco Arizmendi, que en 1904 solicitó la patente de introducción. Lo que si podemos afirmar es que fueron muchos los armeros vascos que se interesaron por ellos, solicitando patentes para sistemas muy variados: automáticos, de extracción automática, basculantes, oscilante, etc.

Anuncio de un armero de Eibar

Por último, es necesario resaltar que este tipo de revólveres acabaron teniendo una buena aceptación, gracias a su reducido tamaño y a lo económico de su precio, pues la mayoría estaban fabricados con materiales de baja calidad.

Ahora que ya conocen más de cerca el arma utilizada para el intento de regicidio, espero que les sirva para dotarles de una nueva perspectiva de aquella nefasta y primaveral mañana de 1913.

Iago Vidal Martínez.

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