jueves, 12 de enero de 2023

Los Acorazados de la clase "España"

Tras el desastre de 1898 que supuso no solo la pérdida de las últimas colonias de ultramar, sino también una buena parte de nuestra fuerza naval se hizo necesario emprender el camino para su reconstrucción.

Tras los sucesivos proyectos, todos ellos fallidos, que no lograron su aprobación, fue necesario esperar a que retornase al gobierno el conservador Antonio Maura para que, por fin, se diera luz verde a un plan de reconstrucción de nuestra Armada.

Acorzado "España", cabeza de la clase


De esta suerte, siendo Ministro de Marina el Capitán de Navío José Ferrándiz, Antonio Maura logra, el 7 de enero de 1907, que se apruebe el plan naval que sería bautizado como “Maura-Ferrándiz” que supondría un notable incremento de las capacidades de la fuerza a flote de la Armada.

El plan se articularía sobre la base de la construcción de tres grandes acorazados monocalibre de tipo inglés “Dreadnought”, si bien, debido a sus reducidas dimensiones, se pueden considerar los acorazados de este tipo más pequeños del mundo.

La denominación de “Dreadnought” se debe al primero de este tipo -HMS Dreadnought- de la Marina Real inglesa que causó sensación cuando entró en servicio en 1906, siendo imitado el modelo por otras potencias, convirtiendo a este tipo de buque en todo un referente durante aquellos años hasta el punto de haber un antes a los “Dreadnought”, los “pre-Dreadnought”, como se denominó a los acorazados construidos con anterioridad, y un después, los “super-Dreadnought”, nombre que se dio a los posteriores.

Sus dos características más destacadas y revolucionarias venían dadas por su armamento pesado de calibre único y por su propulsión mediante turbinas de vapor.

El plan naval “Ferrándiz” incluía la construcción de tres de estos buques, siendo la factoría ferrolana de la recién creada Sociedad Española de Construcciones Navales (SECN) la encargada de llevarla a cabo.

Los buques fueron bautizados con los nombres de “España”, “Alfonso XIII” (luego “España” desde 1931, tras el advenimiento de la República) y “Jaime I”, convirtiéndose en los más potentes con los que contó la Armada por estos años iniciales del siglo XX. Sin embargo, debido a su reducido tamaño y al calibre de su artillería principal no estaba en disposición de enfrentarse a otros buques del mismo tipo que los superaban en ambos conceptos, estando, igualmente, en franca desventaja con relación a los de menor tamaño debido a su velocidad incapaz de superarlos.

El “España”, fue el primero de los tres en ser dado de alta en la lista de buques de la Armada el 23 de octubre de 1913. Siendo su jefe de artillería el Teniente de Navío Jaime Janer Robinson, instaló un moderno sistema de control de tiro, primero con el que contó la Armada.

El “España” actuó como embajador de nuestra Patria asistiendo, en febrero de 1915, a la inauguración del Canal de Panamá que concitó, en aquella vieja posesión española a un importante número de buques de diferentes nacionalidades.

En 1920, fue comisionado para trasladarse a varios puertos hispanoamericanos y asistir el IV Centenario del descubrimiento del Estrecho de Magallanes.

Participó activamente en la campaña del Rif hasta que el 6 de agosto de 1923 embarrancó, debido a la espesa niebla, frente al Cabo Tres Forcas, perdiéndose para siempre.

El "Alfonso XIII", más tarde rebautizado como "España"

El segundo en causar alta fue el “Alfonso XIII” que, en 1931, tras el advenimiento de la República, sería rebautizado como “España”, y lo hizo el 16 de agosto de 1915, siendo sus primeras misiones, junto a su gemelo el “España”, la protección de las costas nacionales, consecuencia del estallido de la I Guerra Mundial.

En 1920, visitó los puertos de La Habana, San Juan de Puerto Rico y Nueva York.

Durante la campaña del Rif, participó en 1923 en el desembarco de Afrau y en 1925 en el glorioso de Alhucemas.

Se sumó a la concentración internacional de buques celebrada en Barcelona con motivo de la celebración, en 1929, de la Exposición Universal.

Tras cambiar su nombre en 1931, pasó a situación de reserva como depósito de marinería en Ferrol, quedando afecto a la Escuadra Nacional al comenzar la guerra civil en 1936, siendo nuevamente activado.

El 30 de abril de 1937, cuando patrullaba por aguas del Cantábrico, en las proximidades de Santander, chocó con una mina que explosionó, hundiéndose en aquellas aguas.

Si bien las obras de construcción tanto del “España” como del “Alfonso XIII” se desarrollaron a un ritmo normal, no sucedió lo mismo con su gemelo el “Jaime I”, último de la serie que sería entregado a la Armada en 1921 debido a los retrasos en acopio de los materiales y armamento debido a la gran guerra. En 1922 navegó a Constantinopla para defender los intereses españoles en peligro como consecuencia del estallido de la guerra de la independencia de Turquía.

El "Jaime I"

Participó activamente en el desembarco de Alhucemas en 1925, junto a su gemelo el “Alfonso XIII”.

En 1934, bombardeó algunas posiciones costeras de los insurrectos durante la Revolución de Asturias.

Iniciada la guerra civil quedó afecto a la Escuadra del frente popular. El 17 de junio de 1937, cuando se hallaba en la Base naval de Cartagena, se produjo una explosión interna que provocó su hundimiento.

No fueron muchos los años -1921-1923- en que los tres acorazados monocalibre, primeros y últimos con los que contó España, coincidieron activos en las listas de la Armada si bien, como se ha visto, durante este tiempo actuaron de embajadores de nuestra Patria o como garantes de la seguridad de los españoles más allá de nuestras fronteras, constituyendo los tres buques más potentes de la Escuadra.

Como curiosidad señalar que, para diferenciarlos, el “Alfonso XIII” llevaba pintado un zuncho blanco en su chimenea; el “Jaime I”, dos, y ninguno el “España” por ser el cabeza clase. Una costumbre esta de diferenciar a los buques de la misma serie muy en uso en aquellos años.

Para terminar, señalar que las características de estos buques eran las siguientes:

Desplazaban 16.400 tn. a plena carga, con una eslora de 139,90 m., una manga de 24 y 12,74 de puntal. Disponían de cuatro turbinas Parsons, doce calderas Yarrow y cuatro hélices, con una potencia de 20.000 cv, lo que les proporcionaba una velocidad de 19,5 nudos.

Iban artillados con ocho cañones Vickers de 305 mm., veinte de 101,6 también Vickers y otras piezas menores. Su dotación era de 850 hombres, cada uno.

Eugenio Fernández Barallobre.

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