sábado, 5 de septiembre de 2020

Hoy, sigue presente

Hoy recordamos al Policía Nacional, Daniel Villar Enciso, asesinado por ETA, el día 5 de septiembre de 1997 en Basauri (Vizcaya). 

A las 21:20 horas del viernes 5 de septiembre de 1997, la banda terrorista ETA asesinaba en Basauri (Vizcaya) al Policía Nacional Daniel Villar Enciso mediante una bomba-lapa colocada bajo el asiento del conductor de su vehículo, un Citroën de color oscuro con matrícula de Bilbao. La explosión de la bomba se produjo en el momento en que el policía puso en marcha el coche. Inmediatamente después se originó un incendio dentro del vehículo. 

Policía Daniel Viellar Enciso

Daniel Villar Enciso, falleció en el hospital de Cruces, adonde fue trasladado tras resultar herido. Según testigos presenciales, el policía, pidió ayuda con las manos, pese a la gravedad de su estado, y fue extraído del vehículo por unos jóvenes que le apagaron el fuego del cuerpo. 

Un amigo de la víctima comentó a los medios informativos que el policía era una persona cautelosa, que exploraba siempre los bajos de su automóvil antes de ir a trabajar, una precaución que no adoptó ese día y que le costó la vida. Con el asesinato de Daniel Villar la banda terrorista ETA había asesinado a un total de once personas en lo que iba trascurrido de ese año de 1997, tres de ellas miembros del Cuerpo Nacional de Policía en Vizcaya. De hecho, el titular de Interior, Jaime Mayor Oreja, ya había vaticinado unos días antes del atentado en Valencia un recrudecimiento de la violencia etarra. 

El estallido se produjo cuando el agente se disponía a arrancar el coche, un Citroën BX con matrícula BI-0772-AV, en la calle Kareaga Behkoa, de Basauri. El Policía Nacional, según testigos presenciales, pidió ayuda con las manos, a pesar de la gravedad de su estado, y fue sacado del vehículo con las piernas seccionadas, por unos jóvenes que le apagaron el fuego del cuerpo. Los testimonios recogidos en el lugar del atentado no dejaron ninguna duda sobre la dramática crueldad del suceso. “El chico” —relátó una de las personas que intentó rescatar al policía— “me pedía que le sacara, pero no he podido, me resbalaba. He pedido ayuda a algunos-más y entonces lo hemos sacado, pero ya estaba muy mal”. Otro testigo relató “intentábamos sacarlo, pero las llamas venían a nosotros. Con extintores, tiramos del él hasta que lo sacamos a la carretera”. Una de esas personas que auxilió al Policía Nacional sufrió quemaduras de diversa consideración. La entrada de Daniel Villar en el hospital de Cruces se produjo a las 21.40 h y su fallecimiento 35 minutos después. La esposa del policía acudió al hospital, adonde llegó “destrozada” y gritando “Dios mío, Dios mío!”. La mujer, que se encontraba sedada, se empeñó en ver el cuerpo de su marido, y después abandonó el hospital por la puerta trasera. 

Daniel Villar Enciso, de 39 años, era natural de Madrid, aunque llevaba varios años residiendo en Basauri. Estaba casado con Socorro López Zarra y tenía dos hijos de 11 y 10 años. En varias ocasiones sus superiores le habían propuesto trasladarse a otras zonas de España, pero el agente declinó estos ofrecimientos pues estaba muy integrado en el País Vasco. Pertenecía a la Escala Básica del Cuerpo Nacional de Policía y estaba destinado en el Servicio de Seguridad del cuartel de la Policía de Basauri. 

Daniel sería cristianamente sepultado en la localidad toledana de Orgaz. una calle de la localidad lleva el nombre del agente asesinado. Lamentablemente, en 2003, al cumplirse el quinto aniversario del asesinato de Daniel Villar, el Ayuntamiento de Basauri, gobernado por el PNV, rechazó dedicar una plaza del pueblo al policía asesinado por la banda ETA. 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!! 

3 comentarios:

  1. El etarra Pedro del Hoyo Hernández, (alias Kepa), fue condenado en 1999 a 25 años de prisión como autor del atentado que acabó con la vida de Daniel.

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    1. Pues es mal nacido, va y se muere de un infartito, no de un calambrazo en los huevos, me olvidaba estaba haciendo deporte.

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  2. Yo, ni olvido ni perdono, la muerte de un amigo que siempre recordare y la vida de su mujer Socorro y sus hijos destrozadas, para que ahora me digan estos nuevos politiquillos que tenemos que dialogar con los etarras, siento mucha rabia.

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