Del boletín "Emblema" tomamos este artículo de la Redacción de la web de la Orden de la Placa y el Mérito.
Hoy, domingo 10 de julio, XV del tiempo ordinario, se ha proclamado el evangelio del buen samaritano, y nos ha animado a contaros un suceso ocurrido hace cuatro días. Y nos ha animado a ello, porque la parábola se contó hace dos mil años, pero sigue manteniendo toda su actualidad.
http://blog.tecnomed2000.com/2017/11/08/la-maniobra-heimlich-aplicarla/ |
Como en la parábola, había un señor en un banco en una plaza de Madrid, con vómito y sangre, aparentemente con un golpe de calor, puesto que eran las 19.30 y hacía un sol de justicia. Estaba rodeado de gente, pero nadie hacía nada, sólo un hombre intentaba hacer lo que buenamente sabía, y otro que acertó a llamar a emergencias. Y pasaba la gente, y nadie hacía nada, como en la parábola. Unos aceleraban el paso, otros miraban el móvil, otros miraban hacia otro lado… Quizá ni se fijaban, quizá, como los que sí se pararon, la situación pandémica y la presencia de vómito y sangre les paralizaba por miedo al contagio.
Pero por allí pasó uno de nuestros servidores, una amigo de este boletín, un Ángel Custodio que se disfrazó de buen samaritano (o al revés), al que se le activó la alerta de que allí pasaba algo grave y que tenía que pararse a comprobarlo. Porque él es así, es de los que no entiende mirar para otro lado, de los que entienden el uniforme como un servicio, un servicio constante, sin gafas de sol ni de madera.
Los viandantes presentes hablaban de golpe de calor, de ataque epiléptico, de infarto…
El hombre respiraba con mucha dificultad, boqueaba; y el Policía, franco de servicio, puso en práctica sus conocimientos en emergencias aprendidos durante 14 años de servicio voluntario. Situó al paciente en posición lateral de seguridad, mientras realizó la evaluación médica básica, y consiguió tranquilizar a un amigo de la víctima que estaba presente, que le dijo se había atragantado. El Policía entonces, que por una operación reciente no podía manejar al paciente con la libertad debida, le incorpora ya que empezaba a presentar un color azulado que confirmaba la posibilidad de ahogamiento, le golpea bajo el omóplato, de forma tangencial, que es la maniobra a utilizar con neonatos, personas gruesas, o embarazadas; se busca así estimular el diafragma. El paciente tenía una bolsa adosada a su costado, seguramente para facilitar la función intestinal (como luego confirmaron a nuestro amigo, sufriendo el paciente una enfermedad oncológica en fase aguda). Parecía que empezaba a respirar algo mejor, pero no lo suficiente, por lo que el Policía consiguió incorporarle del todo y hacerle la maniobra de Heimlich. Al llegar el SAMUR-PC ya respiraba bien, y pudo ir andando hasta la ambulancia, que le trasladó por prudencia al hospital, donde se recupera de sus dolencias oncológicas.
Una historia con final feliz, con una maniobra al alcance de todos, en la que se forma a todos los policías en la asignatura “Técnicas Asistenciales de Urgencias”, y que nos recuerda que nuestra formación salva vidas de muy diversas formas, siendo lo más importante la serenidad y la confianza en los procedimientos.
Redacción OPM
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