Del boletín "Emblema" de la Orden de la Placa y el Mérito, extraemos este artículo firmado por nuestro buen amigo y colaborador, Carlos Fernández Barallobre.
En la madrugada del 23 de junio de 1983 a punto estuvo de producirse en San Sebastián un terrible atentado terrorista de ETA, que afortunadamente pudo evitarse por la pericia, valor y heroísmo de los miembros de los TEDAX, artificieros de la Policía Nacional. Aquella noche se rozó una tragedia sin precedentes en Europa, pues hubiese sido sin duda el mayor atentado terrorista, con un número de víctimas más elevado que el de los posteriores atentados contra los trenes de cercanías, el11 de marzo de 2004 en Madrid.
Cuartel objetivo del atentado |
La situación en aquellos instantes, en las provincias Vascongadas y en Navarra, era de enorme amenaza contra todas las instituciones españolas con una ofensiva feroz de la banda marxista, extorsionadora, asesina y antiespañola ETA y sus cómplices, teniendo como objetivo principal para sus crímenes a los miembros de la Policía Nacional, Guardia Civil, Ejército y civiles que no querían renunciar a su condición de vascos profundamente españoles. Eran los años, desde 1979 a 1983, que se conocerán como “los del plomo”, La Bandera de España había sido retirada de muchos ayuntamientos gobernados por el PNV y Herri Batasuna, teniendo que emplearse muy a fondo, en verdaderas batallas campales, las fuerzas de Policía Nacional y Guardia Civil contra grupos muy violentos del mundo cómplices y simpatizantes etarras, para izarlas de nuevo en sus respectivos mástiles de las casaconsistoriales de donde habían desaparecido. El ambiente era de guerra total.
Cuando los relojes marcaban las 22, 30 horas del día 22 de junio, dos miembros de la banda terrorista Eta, cubiertos con capuchas y armados con pistolas, asaltaron la vivienda del administrador del mercado donostiarra de Atocha con la intención de acceder desde el propio mercado, a través de unos pasadizos, al antiguo Hospital Militar, que desde hacía unos meses era utilizado como acuartelamiento de las fuerzas de la Policía Nacional desplegadas en San Sebastián, para colocar 25 kilos de explosivo goma-dos, de forma estratégica en el desván del edificio para causar de esa forma el mayor daño posible. El viejo Hospital Militar convertido en cuartel, tenía tres plantas y se encontraba en muy mal estado de conservación.
Tras maniatar al administrador Santos Herró, a su esposa y a sus dos hijos, los etarras, tras apoderarse de las llaves, se encaminaron hacia el mercado en busca del pasadizo que lo unía con el antiguo Hospital Militar. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que estaba tapiado, algo que se había hecho como medida de seguridad al tomar posesión del viejo Hospital las fuerzas Policiales.
Al comprobar que no podrían acceder desde aquel lugar, se encaramaron al tejado del cuartel, al que sí pudieron acceder desde el mercado, y por el que distribuyeron su carga explosiva de odio, terror y muerte.
En esos instantes de la noche, en el cuartel pernotaban casi 500 agentes pertenecientes a las Compañías de Reserva General de la Policía Nacional con sede en Valencia, Valladolid y Granada, desplegadas en esos instantes en Guipúzcoa. En cada una de las salas, donde dormían sobre unos cincuenta Policías, estaban repletas de literas y taquillas metálicas, muchas de ellas situadas en la tercera planta del edificio debajo mismo del tejado. Hubiese sido sin duda una masacre.
Alrededor de la una y media de la madrugada Eta informo a través de una llamada telefónica a DYA de la colocación de los explosivos en el tejado del cuartel. En ese instante los mandos policiales dieron la voz de alarma y levantaron de sus literas a los policías, obligándoles a coger el armamento y trasladarse a la planta baja del edificio concretamente al patio, pero en ninguna circunstancia a salir del cuartel, pues podía ser una trampa de la banda terrorista, que ya en otra ocasión, desde un monte cercano había tiroteado el acuartelamiento. El peligro a recibir fuego estaba latente. De eso y de la colocación de los explosivos en el tejado del cuartel informó a los Policías un comandante, prohibiendo terminantemente acceder a la planta superior y al tejado hasta la llegada de los TEDAX por la amenaza de que la techumbre del edificio en tan mal estado, si explotaban las cargas, se vinera abajo.
Tras un intenso trabajo lleno de peligro y tensión, los artificieros con gran pericia y heroísmo lograban sobre las cinco de la madrugada desactivar todos los explosivos colocados en el tejado, evitando de esa forma una autentica carnicería.
A las 14,20 horas de ese mismo día 23 de junio, el Policía Nacional Emilio Juan Casanova López, caía asesinado y seis agentes más resultaban heridos en el segundo atentado terrorista que tenía lugar en Guipúzcoa en el plazo de 24 horas. El atentado tuvo lugar a las 14.20 horas, dos horas más tarde de que finalizara en el Gobierno Civil de la provincia el funeral por el Guardia Civil Juan Maldonado Moreno, asesinado el miércoles día 22 en Pasajes.
El atentado, obra de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, se produjo mediante la explosión a distancia de un coche-bomba al paso de una patrulla policial formada por un furgón y una furgoneta con siete agentes de la Policía Nacional en su interior, cuando pasaba frente a la estación Norte del ferrocarril. La patrulla se dirigía al Parque Móvil de San Sebastián y circulaba por el paseo de Mundaiz, en la margen derecha de la ría del Urumea, cuando fue alcanzada de lleno por la explosión y metralla de la bomba. Los agentes habían acudido, horas antes, al funeral que en el patio de armas del Gobierno Civil de Guipúzcoa se había celebrado por el alma del Guardia Civil Juan Maldonado Moreno, asesinado el día anterior, en la localidad guipuzcoana de Pasajes de San Juan, al explotar un artefacto colocado debajo de su vehículo.
El cuartel de la Policía de San Sebastián, es decir el antiguo hospital Militar, sufriría ese mismo año otros dos atentados, uno en el mes de septiembre al ser atacado por un comando de ETA que disparó contra él, tres granadas de carga hueca y un mortero que hirieron a diversos policías.
En el mes de noviembre de ese mismo año, ETA intentó de nuevo volar el mismo Cuartel al dejar aparcada junto a al mismo una furgoneta cargada con 50 kilos de Goma 2 junto a 500 kilos de tuercas y tornillos como metralla, que pudo ser desactivada por los artificieros TEDAX de la Policía Nacional, tras abrirla con un cebo explosivo.
Curiosamente y de forma indignante aquel intento de brutal masacre contra el cuartel de la Policía Nacional en San Sebastián no fue nunca investigado y nunca se abrieron diligencias judiciales. No hubo ni siquiera un atestado en comisaría a pesar de que ETA militar reivindicó el fallido atentado el día 24 de junio, en una nota enviada al diario Egin de la colocación de 25 kilos de Goma2 desactivados en la madrugada del jueves día 23 en un tejado contiguo a las dependencias de la Policía Nacional en el barrio donostiarra de Egia. El comando según su nota, intento colocar la bomba en el desván del cuartel, ignorando que el pasadizo que comunicaba ambos edificios había sido cerrado por motivos de seguridad hacía meses, cuando la policía se instaló en el antiguo hospital militar. Ese dato permitía explicar el hecho de que los terroristas permanecieran con el artefacto en sus manos por espacio de media hora en el tejado del mercado de frutas y abastos.
En 2012, veintinueve años después de aquel fallido atentado, el gobierno que presidia Mariano Rajoy Brey, anunció la apertura de diligencias a través del Fiscal general del Estado y la Audiencia Nacional para determinar la identidad de los autores de aquel atentado que a día de hoy sigue siendo un completo misterio.
Fue la ingente y denodada lucha de unos héroes contra el siniestro terrorismo comunista separatista que ahora algunos pretenden blanquear. No lo consentiremos.
Carlos Fernández Barallobre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario