Estas líneas se las dedico a ese mal presidente que desgobierna España en estos tristes momentos y que, en unión del “cherepas” y de “doña Rogelia”, entre otros muchos, pretenden llevar a España a la más tristes de las ruinas tanto en lo económico, como en lo moral.
Mire usted, partiendo de la base que ha hecho buenos a tipos tan deleznables como Godoy y Fernando VII, a quienes usted gana por goleada, siendo estos los que, hasta ahora, encabezaban la lista de los peores personajes que dio nuestra historia, eso, claro está, sin contar a un predecesor suyo, el tal Zapatero, que ya los había hecho buenos antes que usted; todo lo demás que se pueda decir está ya implícito.
Sin embargo, me llama la atención que ayer, con esa chulería y prepotencia que le caracteriza, ese matonismo de barrio chino del que hace gala con mucha frecuencia, fruto, sin duda, del complejo narcisista que tiene usted, se haya referido a los “policías patrióticos”, tal vez tratando de establecer dos categorías, en este caso, por lógica, la otra sería “los no patrióticos” que son, precisamente, los que le gustan a usted por acatar, como buenos cipayos, sus dictados y órdenes aunque no legales.
Pues verá, yo soy policía, mejor dicho, Policía, lo he sido hasta que un día, por cumplir la edad reglamentaria, tuve que irme para casa, eso sí, con el orgullo y la satisfacción de haber servido a mi Patria lo mejor que supe y pude, sin regatear el mínimo esfuerzo.
Durante mis años en activo, he servido a gobiernos de su partido y del otro y siempre lo he hecho guiado por mi profesionalidad, por un profundo respeto a la Ley y, sobre todo, por mi patriotismo, por mi amor a España y por mi deber de servirla hasta las últimas consecuencias, como dije el día que, por vez primera, juré la gloriosa Bandera Nacional.
Estoy seguro de que usted de todo esto nada entiende y solo se guía por su desmedido afán de poder, sin importarle España ni los españoles, siendo su única motivación, al precio que sea, mantenerse en el machito, cueste lo que cueste. Prueba de ello es que, sin recato, ha pactado con los descendientes directos de los viles asesinos de la ETA, al igual que lo ha hecho con todos aquellos que tienen como último objetivo destrozar España, empezando por esa escoria de socios que tiene en el gobierno.
Veré usted, a lo largo de mis años de servicio, incluso teniendo el gran honor de mandar a Policías, he visto que todos, supongo que habrá alguna excepción que yo no conozco, eran eso que usted, con desprecio, tilda de “policías patrióticos” y lo eran por el siempre hecho de saber cumplir con el deber en cada instante y respetar la Ley, sin importarnos quien mandase ni gobernase ya que, por encima del color político, siempre estuvo y estará España y su Constitución.
Sepa que, ante todo, somos profesionales que hemos aparcado nuestras ideologías en aras a mejor servir a España y al pueblo español, algo de lo que, por supuesto, usted nada sabe y lo que es peor, no quiere saber, ni entender.
Todavía recuerdo con indignación cuando usted, son ese cinismo que le caracteriza, dijo aquello de “ahora no percibimos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como un gasto superfluo”.
Vergonzoso que alguien que presida el ejecutivo de su país se atreva a tamaña ofensa hacia unos colectivos Policía, Guardia Civil y Fuerzas Armadas que son, precisamente, los que tienen que velar y velan, entre otras cosas, para que usted pueda decir babosadas como esa.
Mire, usted es un tipo sin valía ni honor personal, lo ha demostrado claramente con sus reiteradas mentiras. Recuerda aquello, al referirse a que jamás pactaría con “el cherepas“ y su mariachi, “hoy sería presidente del gobierno, pero no dormiría por la noche, no estaría tranquilo, como muchos españoles” o aquello otro de “yo no voy a permitir que la gobernabilidad descanse en partidos independentistas”. ¿Lo recuerda? Lo dijo, aunque luego, ha hecho usted todo lo contrario, demostrando que es usted un tipo sin honor y eso es lo último que puede perder un hombre, bueno, un hombre y una mujer, como les gusta a ustedes que se diga ahora.
Solamente he de decirle que si algo le está salvando es, precisamente, el patriotismo de los policías, el patriotismo de los guardias civiles y el patriotismo de las Fuerzas Armadas pues, tal vez, de no ser así, ya estaría usted fuera de su poltrona.
No lo olvide y, de paso, váyase ya.
Eugenio Fernández Barallobre.
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