Para perpetuarse en la poltrona de la Moncloa, ayer, el Presidente del Gobierno, llegó a un acuerdo con Bildu, un grupo canalla que defiende, enaltece y no condena a los asesinos etarras, que se llevaron por delante la vida de 857 españoles, de los cuales 152 eran Policías, 215 Guardias Civiles y 98 Militares y eso, sin contar, la implicación de esta banda asesina, de ideología marxista, en los asesinatos masivos en los trenes en Madrid en marzo de 2004, que eso, el día que se investigue a fondo, tal vez nos depare alguna sorpresa con la que muchos no cuentan.
Este embustero de Sánchez, que no ha dejado de mentir ni un solo minuto desde su llegada a la Moncloa, un tipo sin honor ni dignidad, no hace mucho aseguraba, y todo está en las hemerotecas, aquello de que “El PSOE con Bildu no acuerda nada”, en la misma medida que aseguraba, con relación a un posible pacto con los bolcheviques/bolivarianos podemitas, “Yo sería presidente del Gobierno, y tengo que reconocerle que sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, junto con el 95% de los ciudadanos de este país que tampoco se sentirían tranquilos".
En eso no mentía, ya que con bellacos de la calaña del coletas y de doña Rogelia, nadie puede dormir tranquilo, toda vez que se han propuesto como meta arruinar a España, si no somos capaces de pararlos y echarlos a patadas como han hecho, los países serios, con todos los que olían a comunistas.
En la misma línea su Vicepresidenta I, Carmen Calvo, decía en la televisión, “no vamos a apoyar a Bildu. Para nosotros eso son líneas rojas y los socialistas, con nuestros defectos y virtudes, somos muy de fiar” y añadía “todo el mundo sabe a que se puede atener con nosotros, cuales son nuestros principios y las líneas que no pasamos”.
Ya hemos visto lo muy de fiar que son los socialistas, las páginas de la Historia de España no dejan de enseñarnos que jamás lo han sido, ni ahora, ni antes.
Sobre este asunto, algún día habrá que detenerse y analizar algunas fechas y episodios que lo dicen todo.
Tan solo una reflexión, por honor y por dignidad personal, todos aquellos ministros que, un día, hicieron estas declaraciones, a la vista de los acontecimientos deberían poner sus cargos a disposición y marcharse para casa, si es que todavía les queda un ápice de vergüenza y honestidad.
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