La muerte y posterior entierro del activista obrero barcelonés conocido como el Noy del Sucre, asesinado el 12 de marzo de 1923, trajo como consecuencia que se produjeran una serie de graves incidentes en Barcelona que provocaron, en otras víctimas mortales, las de los Guardias de Seguridad Joaquín Castillo Ballester y Pablo Riballo Ortiz, destinados en aquella ciudad.
Lon incidentes que produjeron la muerte de estos Guardias se produjeron en la noche del día 13. En esa fecha, ya desde primeras horas de la mañana, se inició una huelga del sector industrial barcelonés al tenerse conocimiento de que el sepelio del activista se había verificado con anterioridad a la hora anunciada, esta situación de crispación se mantuvo a lo largo de toda la jornada.
Para las diez y media de la noche, el Sindicato único de la madera, había convocado una asamblea en sus locales de la calle San Pablo; con este motivo se dispuso un servicio especial en evitación de incidentes en el que participaron efectivos tanto del Cuerpo de Seguridad como del de Vigilancia.
Concluida anticipadamente la asamblea, los agentes actuantes procedieron a retirarse pero al llegar a la altura de la redacción de Solidaridad Obrera observaron la presencia de un grupo de individuos que les infundieron sospechas por cuya razón procedieron a darles el alto con el fin de cachearlos.
Lejos de obedecer, los individuos, abrieron fuego contra la fuerza cruzándose un total de sesenta disparos.
De resultas de este tiroteo sufrieron heridas los Guardias Joaquín Castillo Ballester, una herida en el espacio intercostal izquierdo; Domingo García, con una rozadura en la región parietal izquierda y Pablo Riballo Ortiz, con dos heridas una en cada una de sus muslos, así como varios de sus agresores.
El Guardia Joaquín Castillo Ballester fallecería al día siguiente como consecuencia de estas heridas y el del mismo empleo, Pablo Riballo Ortiz, nueve días más tarde.
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