El día 23 de enero de 1928 el normal discurrir de la vida por la principales arterias de la Capital de España se vio alterada por la presencia de un toro de lidia que logró desmandarse en el Paseo de Extremadura, junto con una vaca, cuando eran conducidos ambos al matadero.
Eran las 8 de la mañana cuando ambos animales comenzaron a recorrer el Puente de Segovia, Cuesta de San Vicente, Plaza de España, Leganitos, Corredera Alta de San Pablo hasta desembocar en la Gran Vía. En ese largo itinerario, cuyo tránsito se prolongó hasta las 11, fueron varios los viandantes que resultaron heridos al ser corneados.
El toro que fue toreado en la Gran Vía (prensa de la época) |
Guardias de Seguridad de caballería e infantería persiguieron a ambos animales pero he aquí que en plena Gran Vía, a la altura del número 13, apareció el diestro Diego Mazquiarán Fortuna quien, valiéndose de un abrigo, dio unos pases a la res tras lo cual, valiéndose de un estoque que mandó traer de su casa, dio muerte al toro con media estocada y dos descabellos. Como no podía ser de otra manera, el diestro fue llevado a hombros por la muchedumbre.
En la foto, tomada de la prensa de la época, aparecen junto al matador y varios viandantes, la res muerta y dos Guardias de Seguridad de caballería con el uniforme de invierno del Reglamento de 1925.
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