Continuación del interesante trabajo de nuestro gran amigo, compañero y colaborador colaborador sobre la participación de la Guardia Civil en la Guerra de África de 1959-1960.
Aún cuando la Guardia Civil no estaba predestinada a combatir, como masa de maniobra, en primera línea de fuego, empero, sus efectivos expresaron pronto sus deseos de intervenir en aquellas acciones de guerra que arrostraran mayor riesgo o peligro, como así lo habían demostrado en la acción del 30 de noviembre de 1859 para proteger las obras del camino de Tetuán, por cuya operación el teniente D. Ricardo de Rada y Martínez obtuvo la preciada Cruz de San Fernando.
Realmente, en donde descolló la aptitud de combatiente del guardia civil, como soldado veterano que es, tanto de infantería como de caballería, fue en los combates que tuvieron como escenario Sierra Bullones, Francisco de Asís, reducto de Isabel II y Tetuán, en cuyas acciones las fuerzas del Instituto hicieron prodigios de verdadero y extraordinario valor, mereciendo la especial mención y reconocimiento del mando.
Durante la memorable acción del 9 de diciembre de 1859 las fuerzas de la Guardia Civil se distinguieron de forma sobresaliente. El capitán D. Enrique Gallego, que marchaba a las inmediaciones del general O’Donnell, al remontar un cerro, sorprendentemente se topó con el enemigo, por lo que al frente de sus guardias y espada en mano, ordenó cargar a la bayoneta con total bravura, que mereció por esta acción ser recompensado con el grado de coronel. En este mismo hecho de armas se distinguen, por su valentía, un sargento 2º, que es ascendido por meritos de guerra a sargento 1º; un cabo 2º es premiado con la cruz de María Isabel Luisa (MYL) pensionada. Asimismo, un sargento 2º, un cabo 1º, tres guardias 1ºs y uno 2º, son recompensados, asimismo, con la cruz MYL, en su variante de sencilla.
En la acción desarrollada el 15 de diciembre entre los reductos de Isabel II y Francisco de Asís, la escasa fuerza de la Guardia Civil que intervino en el combate hizo prodigios de extraordinario valor, por lo que el general en jefe realizó la correspondiente propuesta, que fue confirmada, para el grado de comandante a un teniente y a un alférez para la Cruz de San Fernando de 1ª clase, sencilla; a dos sargentos 2ºs y dos cabos 1ºs, para ascenso al empleo superior; un cabo 2º para sargento 2º y, por último, a un cabo 2º, cinco guardias un trompeta para la cruz MYL sencilla.
En el ataque bereber del día 20 del mismo mes efectuado contra los reductos antes mencionados, la fuerza de la Guardia Civil realizó servicios destacados, por lo que por tan valerosa actuación se fijaron los premios inherentes a sus distintas categorías, consistentes en ascensos al empleo inmediato superior y concesión de cruces MYL sencillas.
El 29 de diciembre un gran número de bereberes atacan con enorme virulencia las líneas avanzadas españolas. A pesar que el fuego enemigo se prolongó durante todo el día, los soldados resisten firmes el combate, repitiéndose al día siguiente el mismo escenario bélico. En ambas acciones las fuerzas de la Guardia Civil demostraron rasgos de valor, siendo premiado un capitán con el ascenso a comandante, un teniente con la Cruz de San Fernando y varios individuos de tropa con la MYL sencilla.
Los días 1, 4, 6, 8 10, 12 y 14 de enero de 1860 fueron de gran actividad bélica. Las fuerzas españolas, en su progresión hacía Tetuán chocaron con un enemigo tratando de interrumpirles constantemente la marcha. En todas las acciones reseñadas la Guardia Civil actuó con total arrojo. Un teniente, un sargento y un guardia son promovidos al empleo inmediato superior; dos guardias 2ºs recompensados con la Cruz de San Fernando y catorce guardias con la MYL. Las recompensas obtenidas denotan la importancia de su valerosa actuación
La marcha emprendida hacia Tetuán había resultado harto dificultosa y, por lo tanto, sujeta a graves peligros.
Los días 23 y 31 de enero vuelve el hostigamiento del enemigo contra nuestras tropas. En la acción del día 23 una partida de 15 hombres de caballería de la Guardia Civil, a las órdenes del capitán D. Enrique Gallego, teniente D. Teodoro Camino y alférez D. Eustasio Letona, en unión del escuadrón de Farnesio, cargan valientemente contra el enemigo, en cuya acción resulta herido el alférez Letona. En el combate del día 31 sostenido con los moros en los llanos de Tetuán, un teniente y un sargento 1º se hicieron acreedores a la Cruz de San Fernando de 1ª clase, sencilla, en sus categorías para oficiales y tropa, respectivamente, así como dieciséis guardias a la cruz MYL.
El día 4 de febrero, sobre los llanos de Tetuán, el general O’Donnell tanteaba las posiciones enemigas con el objeto de dar la batalla. Un batallón del Regimiento Cantabria, acosado por fuerzas enemigas superiores, se encontraba en una situación my comprometida, por lo que tuvo que formar el cuadro. El brigadier Romero Palomeque, con fuerzas de la Guardia Civil del Cuartel General, dos escuadrones de Farnesio y una sección del Regimiento Albuera, se lanza a la carga, arrollando y destrozando impetuosamente al enemigo, dando por resultado la retirada y abandono de esta plaza por los moros. En esta acción es donde, verdaderamente, destaca por su importancia la figura militar del teniente D. Teodoro Camino. Por este hecho de armas fueron recompensados un sargento 2º con la Cruz de San Fernando; un cabo y dos guardias con la cruz MYL pensionada y veinte guardias con la MYL sencilla.
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Sargento 1º de caballería escolta del general
O’Donnell (fragmento
del cuadro “La Batalla de Tetuán”, de Dionisio Fierros) |
El 23 de marzo, durante la batalla de Wad-Ras, fuerzas de la Guardia Civil al mando del comandante D. Antonio Armijo y teniente D. Teodoro Camino y otra, la del segundo cuerpo mandada por el alférez D. Vicente Herrero, realizan una brillante carga contra el enemigo, en donde el teniente Camino derrocha y repite verdaderas proezas de extraordinario valor.
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El teniente D. Teodoro Camino en una de sus notables cargas contra el enemigo. |
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Espléndido óleo de Ferrer Dalmau de un guardia de caballería, que recoge con absoluta fidelidad la uniformidad observada durante la campaña de África |
El 26 de abril de 1860 se firma en Tetuán el Tratado de Wad-Ras, por el cual se pone fin a la guerra.
Tras la firma del tratado de paz se verifica la repatriación de todos los efectivos que componían el ejército de operaciones, permaneciendo en Tetuán el número de tropas suficientes para garantizar las bases del acuerdo que se había pactado entre las partes en conflicto. Entre estas fuerzas permaneció un contingente de la Guardia Civil compuesto por 40 hombres de infantería y 24 de caballería al mando de los tenientes D. Tomás Sietas Rivera y D. Francisco Díaz Iglesias.
El teniente general D. Isidoro de Hoyos y Rubín de Celis, a la sazón director general de la Guardia Civil, dirige un extenso escrito al comandante D. Antonio Armijo, jefe de la fuerza del Cuerpo destinado al Ejército de África, en el que le expresa las gracias y su satisfacción por el brillante comportamiento y forma de actuar de las fuerzas a sus órdenes, así como por las merecidas recompensas obtenidas durante los combates. Asimismo, manifiesta que el contenido del citado escrito lo comunique y haga extensivo, de forma particular, a toda la fuerza de su mando.
Recompensas obtenidas
Con independencia de los dieciocho empleos y veintiuno grados obtenidos por las fuerzas de la Guardia Civil, tanto de infantería como de caballería, que tan brillantemente se batieron durante la campaña, no ha sido el cuerpo más favorecido en la concesión de recompensas. En suma, se otorgaron un total de trece cruces de San Fernando de 1ª clase, sencillas, a los empleos siguientes:
Oficiales
Teniente, D. Ricardo Rada
Otro, D. Juan Troyano
Otro, D. Francisco Díaz
Otro, D. Tomás Sietas
Alférez, D. Eustasio Letona
Otro, D. Vicente Herrero
Tropa
Sargento 2º, Tiburcio Potenciano
Otro , Gabriel Gil
Otro, Mariano Rives
Otro, José Pérez
Guardia, Luis Montilla
Otro, Pedro Centey
Otro, Juan Alonso
Asimismo, se concedieron dieciocho cruces de María Isabel Luisa, pensionadas a cuatro cabos y catorce guardias. Además de las anteriores recompensas, al comandante Armijo le fue concedida la encomienda de la Orden de Carlos III, así como un total de 132 cruces sencillas de la Cruz MYL. Estas fueron las principales recompensas

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Cruces de San Fernando de 1ª clase, sencillas, para Oficiales y Tropa |
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Cruz de María Isabel Luisa (MYL) |
Como punto final, para conmemorar la victoria de las armas españolas en la guerra de África, por Real Orden de 10 de mayo de 1860 se crea una medalla de categoría única, de plata, en forma de círculo sobre una cruz, remontada por corona real; en el anverso el busto de Isabel II rodeado por una corona de ramos de laurel y la fecha “1860” inscrita dentro de una cartela y alrededor, en la parte inferior, el nombre “Campaña de África”. En el brazo inferior de la cruz una media luna invertida. En el reverso, en letras de distintos tamaños, se lee: “Serrallo, Sierra-Bullones, Torre-Martín, Los Castillejos, Montenegrón y Asmir, Cabo Negro, Keleli; Tetuán, Larache y Arcila, Samsa, Uad-Ras”. Pende de una cinta roja, la cual se determinó posteriormente, según Real Orden de 16 de marzo de 1861.
Tenían derecho al uso de esta medalla todos los individuos que hayan estado un mes al menos en campaña y asistido a un combate. Los heridos disfrutarán de la medalla cualquiera que haya sido el tiempo de permanencia en el frente.
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Medalla de África (col. particular) |
José Luis Calvo Pérez.
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