Del boletín "Emblema" de octubre, tomamos su editorial.
Atrás queda esa surte de epidemia de incendios que asoló media España y que, en absoluto, tiene nada que ver con esa “emergencia climática” que, como si fuéramos tontos, nos quieren hacer creer, ya que, de ser así, todos los países europeos que poseen un clima similar al nuestro estarían ardiendo por los cuatro costados, cosa que no sucedió.
Todo eso sin contar, como se reconoció de forma oficial, practicando incluso las correspondientes detenciones, que un porcentaje muy elevado de ellos han sido fruto de la mano del hombre/mujer que los incendiaron de forma artera e intencionada por motivos que sería necesario conocer.
Efectivamente, nadie duda de la existencia de auténticos “Nerones” que sientan una perversa atracción por el fuego; sin embargo, tal anomalía no sucede en todos los casos, lo que nos exige conocer, hasta el último extremo, los móviles que los han impulsado a cometer estos hechos delictivos.
Es necesario saber si la motivación de estos incendios guarda alguna relación con ese afán enfermizo de desertizar España, para convertirla en una fuente de las llamadas energías renovables –placas solares y molinos de viento-, el gran mantra de los ecologistas de salón y de todos aquellos que patrocinan sus políticas que están causando un grave deterioro a lo que queda de nuestro sector primario.
Tal vez, convendría leer el informe de un grupo de científicos que forman la Asociación de Realistas Climáticos (ARC) para llegar a comprender que esa pretendida “crisis climática”, por mucho que la airee la prensa afín al sistema, no deja de ser una engañifa, como lo fueron muchas de las medidas adoptadas durante aquella “pandemia” que limitó nuestras libertades hasta extremos insospechados y que solo sirvieron para alentar nuestros miedos y nuestros temores más atávicos, sin que tales medidas sirvieran para otra cosa que la total impunidad en la actuación de algunos.
En otro orden de cosas, el próximo día 2, celebraremos la festividad de los Santos Ángeles Custodios, Patronos de la Policía Española desde 1926. Esto es, desde hace nada más y nada menos que noventa y nueve años.
El próximo año, 2026, celebraremos el centenario de este patronazgo que se debe a una Bula papal del Papa Pío XI, expedida el 24 de febrero de 1926, y sancionada por el S.M. el Rey D. Alfonso XIII el 31 de marzo siguiente.
Por tanto, estaremos en un nuevo año de celebración. En este sentido cabría preguntarse ¿qué actos especiales tiene preparados la Dirección General de la Policía para conmemorar esta importante efeméride?
Desconocemos sí, a estas alturas, se baraja alguna propuesta en este sentido, por tanto, nosotros nos vamos a permitir aportar una: la posibilidad de crear, de acuerdo con el Arzobispado Castrense y para la Jurisdicción Policial de España, la medalla conmemorativa del centenario del patronazgo. Una distinción, extensiva a todo el personal de la Policía Nacional, sea cual sea su situación administrativa, que así lo solicite, que serviría para recordar esta importante celebración.
Sería imperdonable que una efeméride como esta pasase inadvertida, máxime teniendo en cuenta la gran devoción, que la mayoría de los integrantes de la gran familia policial, profesamos al Santo Ángel de la Guarda que lleva casi cien años protegiéndonos y acompañándonos y al que tantas veces hemos recurrido en demanda de su auxilio y protección en los momentos difíciles.
Faltan pocos meses para que comience el año del centenario; por tanto, se haga lo que se haga, es necesario comenzar a prepararlo desde ahora y no dejándolo todo al albur de la improvisación.
Queremos los integrantes de la redacción de “Emblema” expresar, a todos, nuestra más calurosa felicitación con motivo de la celebración de nuestro Santo Patrón; con el deseo de que sea una jornada de confraternidad y auténtica camaradería.
Ojalá que el Santo Ángel, nuestro querido Patrón, proteja a España, a toda la Institución policial y a todos los españoles, apartándonos de todo mal.
¡Feliz Patrón a todos!
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