jueves, 16 de octubre de 2025

El conquistador de las tres Américas (I)

Del boletín "Emblema" de octubre, tomamos este artículo de nuestro gran amigo y compañero el Comisario (H) Ángel Alcázar Sempere.

Uno de los personajes más interesantes de la acción de España en la Américas es Hernando de Soto y García de Paredes.

Monumento a Hernando de Soto (Badajoz)

Quiero apuntar una serie de aspectos para que sirvan como homenaje a su extraordinaria trayectoria descubridora, exploradora, conquistadora y aventurera. De Soto es, sin duda alguna, uno de los mejores arquetipos del genio español por aquellas tierras.

Desde luego, todo lo que voy a señalar es bien conocido por aquellos que conocen de las vicisitudes de don Hernando de Soto, sobre todo si son hispanistas, americanistas o simplemente aficionados a la Historia de España.

Todo el mundo estará de acuerdo en que han existido personas que no obtuvieron la fama, la gloria o el reconocimiento merecido de acuerdo con sus méritos puestos de manifiesto a lo largo de su vida. Pienso que Hernando de Soto es uno de ellos. Reconocido, sí, pero no lo suficiente. Si preguntamos a la gente por personajes famosos de la gesta americana, De Soto no suele salir entre los cinco primeros.

Ahora que tengo más tiempo para dedicarme a “mis cosas” y en una de esas excursiones de tipo histórico y cultural que preparo para disfrute y esparcimiento propio, he pasado por la localidad que seguramente le vio nacer, Jerez de los Caballeros. Aun no se sabe a ciencia cierta si fue en esta población, o en la cercana Barcarrota, ambas en la provincia de Badajoz. En este corto viaje visité Trujillo, localidad en la que he estado siempre como se suele decir “de paso”, siempre tomándome unas migas en un conocido local de su Plaza Mayor, donde la estatua de Francisco Pizarro no pasa de ningún modo desapercibida. He de decir que merece la pena una visita pormenorizada y sin prisas a esta localidad tan señalada en nuestra historiografía nacional. Toda persona que ame nuestra historia debería conocerla.

También fui a ver Mérida, de nuevo y por tercera vez. Nunca me canso de ver esta ciudad, cada vez lo hago de forma más lenta y minuciosa.

Y por primera vez visité lugares que siempre había querido conocer con algún detalle: Zafra, Guadalupe y su monasterio, Medellín, y por último Jerez de los Caballeros, o como se llamaba muy antiguamente Jerez de Badajoz. Es decir, un fantástico recorrido por la singular, auténtica y maravillosa región extremeña.

Volviendo a mi protagonista, he de decir que la vida de este excepcional personaje me resulta fascinante de principio a fin, como ya he dicho, Hasta incluso el momento final de ser sepultado es icónico, como corresponde a un personaje de leyenda. Llegaremos a ello al final de mi artículo.

No quiero hacer una relación pormenorizada de todos y cada uno de sus méritos y vicisitudes, sino de aquello que más me han llamado la atención. No tengo ninguna duda de que de Soto está a la altura de los más grandes, un auténtico Titán, como lo son Cortés, Pizarro, Cristóbal Colón o Vasco Núñez de Balboa, y tantos más, circunscribiéndonos al hecho español en el continente americano.

Estos últimos personajes fueron merecidamente recompensados en relación con sus servicios; los dos primeros obtuvieron marquesados, básicamente concedidos por sus conquistas, exploraciones y descubrimientos, las cuales engrandecieron a la nación española a su Monarquía católica y, desde el luego, a ellos mismos.

Sin embargo, Hernando de Soto, aun habiendo obtenido importantes reconocimientos, pienso que no los obtuvo al nivel de los tres anteriores. Desde luego no se le honró con el título de marqués. Al parecer la nobleza peninsular era contraria a que se otorgaran títulos de nobleza a conquistadores, aunque estos pertenecieran a la “primera división”. Recordemos que hasta incluso los propios Reyes Católicos se debieron de arrepentir de haber dado a Cristóbal Colón tantos privilegios y reconocimientos como le dieron. Seguramente no pensaron ni por un momento la trascendencia del descubrimiento que éste iba a realizar. ¡Tampoco lo sabía él!

Vamos con el relato:

Nacido en Villanueva de Barcarrota, o tal vez en Jerez de los Caballeros, ambas en la provincia de Badajoz, sobre el año 1500 en el seno de una familia hidalga y de limpio linaje. Su padre era burgalés de la zona conocida como La Bureba y la madre de origen portugués. Poco o nada sabemos de la infancia de Hernando hasta el momento en el que se embarca en la expedición del recién nombrado Gobernador de Castilla del Oro en Tierra Firme, don Pedro Arias de Ávila (Pedrarias).

En las familias de la época, la hacienda familiar solo correspondía a los primogénitos, y dado que él era segundón, se comprende que buscara fortuna en las Indias como muchos otros jóvenes hidalgos en las mismas o parecidas circunstancias.

Hernando tenía solo catorce años cuando participó en la expedición colonizadora de Pedrarias, quien a la sazón había sido nombrado Gobernador del Darién (1) el veintisiete de julio del año anterior.

Hay que señalar que esta expedición, la cual zarpó el 11 de abril de 1514, además de ser muy numerosa (compuesta por unos dos mil hombres y veintidós barcos) fue de mucha calidad en cuanto a la composición de sus integrantes. Muchos de ellos fueron posteriormente muy famosos, tales como Diego de Almagro, Fernández de Oviedo, Sebastián de Belalcázar, Bernal Diaz del Castillo y muchos otros. El rey apoyó decididamente a la misma, concediendo numerosas mercedes a quienes tomaran parte en ella.

Al parecer, y debido a la corta edad de nuestro protagonista, el jovencísimo Hernando debió de servir en la casa del Gobernador como escudero o paje de las damas de la familia, reforzando este parecer el hecho de que ningún documento o crónica haya consignado su nombre en acción alguna desde que llegó a Santa María La Antigua del Darién (Panamá) a finales de junio de 1914. Las primeras anotaciones documentales son de 1519. La esposa de Pedrarias doña Isabel de Bobadilla y Peñalosa y sus dos hijas regresaron a España en 1520.

Por lo tanto, no es hasta que tiene unos 19 años cuando ya empieza a aparecer como integrante destacado de acciones importantes, tales como la exploración y conquista de Panamá, sirviendo a las órdenes del licenciado Gaspar de Espinosa (2)

De esta manera, cuando tenía veinte años y aunque apenas fuera un adolescente, se podía decir que “ya apuntaba maneras”, pues se había ganado la confianza de los superiores con los que había estado a sus órdenes en las frecuentes “entradas a tierra y cabalgadas” que se habían realizado en los territorios que hoy constituyen Panamá.

Es importante señalar que de Soto fue un “hombre de confianza” de Pedrarias Dávila, del que siempre estuvo cerca, velando escrupulosamente por sus intereses. La relación de profunda lealtad y exacto cumplimiento de sus instrucciones, solo se vio debilitada al final de la vida del gobernador de Castilla del Oro.

He de decir que no deja resultarme “curiosa e intrigante” la relación entre de Soto y Pedrarias, pues este último es uno de los conquistadores más denostados y odiados de la Historia de América a causa de haber mandado ejecutar a Vasco Núñez de Balboa, y también al descubridor de Nicaragua Gil Gonzáles Dávila, amén de haberse comportado tiránicamente durante todo el ejercicio de su jefatura, así como haber sido extremadamente cruel en su comportamiento con los indígenas, según cronistas e historiadores.

En 1523 junto a Francisco Hernández de Córdoba (conquistador de Nicaragua), de Soto exploró la costa de la provincia de Nicaragua y Honduras, siéndole otorgado el título de capitán de caballería por haber demostrado sobradamente, entre otras cosas, la enorme pericia que tenía sobre ese tipo de équidos, cuestión que le proporcionó una extendida fama por aquellas tierras.

Participó en la fundación de las ciudades de Nueva León y Granada en Nicaragua junto a Francisco Hernández de Córdoba, y en ambas ejerció el cargo de alcalde mayor.

Cinco años más tarde, en 1528, dirigió una expedición propia por las costas del Yucatán con el objetivo de encontrar el estrecho que conectase los mares del Norte y del Sur (el Océano Atlántico y el Pacífico).

En 1530 se convirtió en regidor de la ciudad de León en Nicaragua, ciudad en la que era muy respetado, rico e influyente, donde se dedicó, entre otras cosas, al negocio de fletes con Panamá. Allí construyó el mejor navío que surcara por aquellas fechas el Mar del Sur, lo que hizo que, junto a su experiencia como capitán curtido en las campañas del istmo, Pizarro le ofreciera un puesto en la empresa que próximamente se disponía a buscar un nuevo Imperio navegando por las costas en dirección Sur, el Perú.

Para Hernando de Soto, igual que para muchos de sus antiguos compañeros, el horizonte de Nicaragua se le quedaba pequeño, así que finalmente liquida todos los bienes que posee allí, rompiendo con su vida de vecino respetado, y organiza una hueste a su cargo, la cual sale de la isla de Las Perlas (Panamá) en los primeros días de febrero de 1931, llegando a la isla de la Puná (Ecuador) en diciembre de 1931, donde le espera Francisco Pizarro en espera de los muy necesitados refuerzos. Su llegada fue decisiva para poder iniciar el avance al Imperio incaico, pues Pizarro se encontraba en un momento muy difícil con la mayor parte de la gente enferma, sin comida y enfrentados a muerte con los habitantes de la isla.

Garcilaso de la Vega nos dice de él: “que era más que mediano de cuerpo y de buen aire, alegre de rostro”. Otra referencia de su apariencia física es la que hace su antiguo compañero de armas Pedro Pizarro: “Hombre pequeño, diestro en la guerra de los indios, valiente y afable con los soldados”.

Fue protagonista destacadísimo de la conquista del Perú que tuvo lugar durante los años de 1532 y 1533, siendo uno de los capitanes más sobresalientes de Francisco Pizarro, junto a su hermano Hernando Pizarro y Sebastián de Belalcázar.

Participó en el asalto a la ciudad de Cuzco (capital de los Incas), ciudad en la que entraron el 15 de noviembre de 1533, si bien, en un hecho anterior a la entrada en dicha ciudad, se le imputa a nuestro protagonista cierta conducta temeraria e imprudente, concretamente en la cuesta de Vilcaconga, que hizo pensar en el entorno del clan de los Pizarro que buscaba entrar el primero en Cuzco adelantándose a su jefe de expedición. Esto podría haber sido la causa de cierta desconfianza posterior por parte de Pizarro y otros conquistadores hacia él.

Por su pericia ecuestre estaba considerado “El mejor jinete de las Américas”, teniendo ocasión de demostrarlo cuando se exhibió ante el emperador Atahualpa en Cajamarca. Tras hacer corcovear llamativamente a su caballo provocando la admiración del Inca, arrancó en una galopada furiosa contra él, parando tan cerca que la espuma de la boca del caballo llegó a salpicar el rostro del emperador andino.

Al parecer, de Soto se opuso a la ejecución (mediante garrote) de Atahualpa en Cajamarca, la cual tuvo lugar el 26 de julio de 1533, pues había llegado a tenerle una gran estima debido a las frecuentes visitas que le hacía durante su situación como prisionero. Se da por cierto que fue comisionado a las serranías próximas para verificar la existencia de un poderoso ejército indio que tuviera la intención de liberar a su emperador y de esta manera quitárselo de encima. Al regresar a Cajamarca del servicio encomendado, Atahualpa llevada dos días durmiendo el sueño de los justos. Este cuestionado ajusticiamiento fue origen en lo sucesivo de cierta enemistad con Pizarro.

A pesar de que el caudillo inca había aceptado pagar un grandioso rescate de oro y plata por su salvar su vida, éste iba llegando poco a poco, y ante la desconfianza de los españoles de las intenciones verdaderas de los indios (de todas partes llegaban noticias de un levantamiento general), fue juzgado por un Tribunal el cual le acusó de conspirar contra los españoles y de haber instigado el asesinato de su hermano Huáscar.

En 1536 volvió a España veintiún años después de su marcha, pero ya muy rico y famoso, casando con doña Isabel de Bobadilla, una de las hijas de su protector. Su relación con la familia del noble segoviano se había iniciado, como vimos, al poco de llegar a Tierra Firme cuando sirvió como paje de las féminas. Ahora, la vida y las circunstancias le habían alzado a una situación en la que podía emparentar sin ningún problema con esa familia de tan alto linaje.

Hubiera podido disfrutar de su gloria y fortuna hasta el fin de sus días, sin embargo, buscó una vida arriesgada y aventurera, consecuencia en su mayor parte a su desmedida ambición.

Fue un hombre de su tiempo, con marcado espíritu caballeresco, habiéndose criado en Tierras de Frontera (Extremadura), por lo que la violencia existente por aquella época y en aquellas circunstancias se asumían de una forma “casi natural”. Como botón de muestra, y según refiere Gonzalo Fernández de Oviedo, primer cronista de las Indias, siendo aun muchacho pudo ver a poca distancia cómo se decapitaba (3) a su paisano Vasco Núñez de Balboa y cuatro de sus hombres leales, todos acusados de traición y rebelión contra el rey. Tuvieron mucho que ver en esta ejecución tanto Pedrarias como Gaspar de Espinosa.

Nuestro protagonista no se conformaba con haber sido segundo, sino que quería para sí una fama y una gloria pareja a la de Cortés, Pizarro o Almagro. Encontrándose en Sevilla se enteró del alucinante periplo de Alvar Núñez Cabeza de Vaca por tierras del sur de los actuales Estados Unidos, debiendo de pensar que en Florida habría riquezas similares a las que había visto en Perú, por lo que utilizó sus influencias para conseguir una entrevista con el emperador Carlos I, a quien solicitó autorización para organizar una expedición a la Florida. Le propuso pagar él toda la expedición, obteniendo la Corona el 50% de las previsibles ganancias obtenidas en la empresa. Desde luego el trato era inmejorable, por ello obtuvo sin ningún problema la licencia necesaria. Así fue como vendió su hacienda y propiedades; logró del rey los títulos de Gobernador de Cuba, Capitán general de la Florida y Adelantado de la Florida.

Angel Alcázar Sempere.

Notas:

(1) Muy poco tiempo después, la Gobernación fue rebautizada por el rey Fernando como Castilla del Oro.

(2) Personaje muy controvertido por su crueldad con los indios y por su participación como juez en el tribunal que “juzgó” a Vasco Núñez de Balboa.

(3) En relación con el tipo de ajusticiamiento llevado a efecto, me inclino a pensar que fuera por decapitación y no por degollamiento, a pesar de que Garcilaso de la Vega en su “Historia del Adelantado Hernando de Soto” manifieste: “dónde los degollaban como a carneros”.







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