lunes, 17 de febrero de 2025

ETA asesina al Presidente de la Diputación de Vizcaya, Augusto Unceta y a los guardias civiles de su escolta, Ángel Rivera y Antonio Hernández

Del boletín "Emblema" de febrero, tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe Eloy Ramos Martínez.

El 8 de octubre de 1977, como todos los sábados a la misma hora, el Presidente de la Diputación de Vizcaya, Augusto Guillermo Unceta-Barrenechea Azpiri fue a jugar un partido de pala al Frontón Jai Alai de Guernica; a las 12,30, tras detener el coche, cuando se disponía coger la bolsa de deportes que llevaba en el maletero, recibió un primer impacto de bala que le levantó la tapa de los sesos, realizado por un individuo que se bajó de un coche. Seguidamente recibió otros tres impactos que le perforaron el cuello y abdomen. En este momento, cuando aparcaban el coche de escolta los guardias civiles que acompañaban al señor Unceta, éstos reciben también disparos que les hacen desde un Seat 1430. Los dos guardias civiles fueron abatidos cuando salían de su vehículo, ya con las pistolas empuñadas.

Augusto Unceta recibió once impactos de bala y los guardias civiles 12 y 17 respectivamente.

Augusto Unceta Barrenechea Azpiri, Presidente de la Diputación de Vizcaya

Los asesinos fueron capturados años más tarde, pero solo dos de ellos, Marcial Apaloaza Azkargorta y Miguel Ángel Goyonetxea Fradua se sentaron en el banquillo. Fueron absueltos por prescripción de los delitos.

Cuando, en diciembre de 1978, fue detenido José Antonio Torre Altonaga, éste manifestó que los asesinos del señor Unceta y su escolta, entre otros, eran los liberados José Manuel Pagoaga Gallástegui, Peixoto, y Francico Javier Aya Zulaiza, Trepa.

Los dos guardias civiles asesinados se habían incorporado poco tiempo antes a la Comandancia de Vizcaya, Antonio Hernández Fernández-Segura tenía 23 años, granadino de Graena, estaba casado y era padre de un niño de tan solo seis meses. Ángel Antonio Rivera Navarrón estaba soltero, era natural de Socuéllamos (Ciudad Real) y llevaba aún menos tiempo en la Corporación: menos de un año.

Del señor Unceta baste decir que ETA le había exigido también el impuesto revolucionario, que, naturalmente, se negó a pagar.

Angel Antonio Rivera Navarrón, Guardia Civil

El 24 de enero, el señor Unceta había dirigido una carta al ministro de la Gobernación, Martín Villa, con motivo de la legalización de la ikurriña, en la que le decía:

“Sr ministro: En mi vida, en pocos días me han ocurrido varias situaciones que jamás hubiera podido soñar pudieran sucederme. Que me traicionara un ministro.

Ud lo ha hecho conmigo, y curiosamente, no me siento herido ni humillado. Solamente me siento defraudado. Usted puede pactar con quien quiera como hombre, como ministro o como lo que sea, pero ni Dios le da derecho a jugar como usted lo ha hecho conmigo.

Usted ha jugado conmigo y ha hecho que, en este momento, sea yo en Vizcaya un valiente para unos, quien les ha chafado la maniobra para otros.

En 1977 no se desea ser valiente, porque ya se sabe dónde se acaba.

En cuanto a chafar la maniobra separatista al encabezar la postura de la Diputación de Vizcaya, que entiendo es la única posible por razones históricas, y sobre todo por la convicción de que no representa la mayoría, por ser de un partido político y, por lo tanto, no poder representar jamás el sentimiento de ciudadanos que, para conseguir su revanchismo tratan de enmascarar como elemento pacificador. Pocas horas han faltado en San Sebastián para demostrar lo contrario. Como no quiero mezclar en esta carta mis sentimientos particulares con los conceptos, argumentos y temas más o menos políticos, éstos los voy a exponer separadamente por si al señor ministro le pueden ayudar a comprender un poco algunos aspectos de nuestra tierra.

Al señor ministro le cabe el honor de haber dividido más aún a los vizcaínos con la publicación de su confusa instrucción. Aquí en Vizcaya jamás habían soñado en poner colocar la bicrucífera en los ayuntamientos. Creo que el señor ministro ha confundido el problema guipuzcoano con Vizcaya. Yo lo siento mucho, pero usted debe sentirlo mucho más.

Antonio Hernández Fernández Segura, Guardia Civil

Gracias señor ministro por aumentar mi servicio de protección y porque la Guardia Civil vigila más el recorrido de mi casa.

Creo que no le interesará saber el calibre de la pistola con la que mi hijo abre la puerta cuando llaman, desde su instrucción de paz y justicia. De mi mujer es mejor que no le diga nada y también ésto se lo debemos a usted.

No deseo extenderme más. Basta con acompañarle dos noticias de la prensa para que vea que su autorización no es precisamente lo que ha traído la paz a las Vascongadas y que la bandera nacional, nuestra bandera, nunca será respetada por los partidarios de su “ikurriña”.

Que Dios le dé al señor ministro más suerte en sus decisiones futuras y nos libre a nosotros de usted.

José María Portell, corresponsal de ABC en el País Vasco, la publicó en el diario, con la noticia del asesinato.

En realidad este múltiple asesinato abría la campaña criminal que ETA (m) había diseñado para, según palabras de Domingo Iturbe, “Txomin”, quitar la iniciativa al Gobierno español sobre la amnistía, que ya había anunciado el Ejecutivo mediante un proyecto de ley.

Pero también había otro dato a recordar: Siempre que se iban a producir indultos, ETA practicaba atentados mortales especialmente sangrientos, por ejemplo el quíntuple asesinato del señor Araluce, sus escoltas y el chófer, el año anterior, lo que había ocasionado que el Ministerio del Interior le asignara vigilancia policial a Unceta.

Precisamente al último acto oficial que asistió el finado había sido una misa en el aniversario del asesinato de Juan María Araluce Villar, presidente de la Diputación de Guipúzcoa y su escolta policial.

Augusto Guillermo Unceta – Barrenechea Azpiri nació el 5 de diciembre de 1923 en Guernica (Vizcaya), casado y con tres hijos era un gran deportista, aficionado a la pesca y al frontón. Era propietario dela empresa de armas Astra Unceta y Cia., y tenía participaciones en otras empresas coo Trébol y Jipsal, dedicadas a la fabricación de cuberterías. Había sido alcalde de Guernica en los años sesenta y presidía la diputación vizcaína.

Nula reacción de los partidos políticos ante el múltiple asesinato.

La noticia del asesinato sorprendió al presidente Suárez en una reunión con los principales dirigentes de los partidos en el Palacio de La Moncloa. Suspendió durante una hora la reunión, no sin antes proponer que se dictase una ley de Defensa de la Democracia contra el terrorismo, a lo que todos asintieron, aunque, al parecer, muchos cambiaron de actitud posteriormente.

Según un destacado asistente, Federico Silva Muñoz, que lo explica en su libro Memorias políticas:

“Los gravísimos acontecimientos que habían teñido de sangre, una vez más, el suelo vasco, se habían disipado por la tarde. Ya nadie hablaba de los cadáveres de Bilbao. Realmente ésta era una situación extremadamente grave, pero también con una ausencia adecuada de responsabilidad por parte de quienes habían de afrontarla.”

Las reuniones de los Pactos de La Moncloa continuaron, y el 21 de octubre se debatió sobre el orden público. Creo que es interesante, siguiendo al mencionado autor, recordar lo que expresaron algunos de los líderes políticos allí presentes:

“En nombre de los comunistas habló Jordi Solé Tura. Afirmó que todavía no había democracia, luego no había necesidad de defenderla, y que, por consiguiente, en ningún caso el Partido Comunista aprobaría una ley de defensa de la democracia contra el terrorismo, porque suponía que, en último término, podría volverse contra el propio partido, como en tiempos anteriores (sic). Lo importante – continuó – es el aparato represivo vigente, que es el anterior y que es lo primero que hay que desmontar antes de definir un nuevo orden público. El orden público, no es un fin en sí mismo, sino un medio de defender la democracia.”

En otros términos: el orden público actual es fruto de la sociedad burguesa, luego como ellos estaban contra la sociedad burguesa, estaban en contra del orden público, y como lo que pretendían era sustituir la sociedad burguesa por la sociedad socialista que crea un nuevo orden, ese orden público es el que estaban ellos dispuestos a defender. Con este planteamiento era muy difícil llegar a un acuerdo. “Más haría contra el terrorismo una amnistía que todos los cuerpos represivos, que deberían ser suprimidos”. “Contra el terrorismo, quien más puede actuar es la prensa, porque en Cataluña, después del atentado de la extrema derecha contra “El Papus”, quien lo desenmascaró y consiguió el descubrimiento de los culpables, fue la prensa.

Jordi Solé Tura había militado en el llamado Frente de Liberación Popular (FLP – “FELIPE”), Organización Comunista de España, Bandera Roja, Partido Socialista Unificado de Cataluña (Partido Comunista) y luego en el PSOE, llegando a ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González. Fue uno de los “Padres de la Constitución”

Luego habló Ramón Trias Fargas, nacionalista catalán, en estos términos: “Lo que hay que hacer contra el terrorismo es democratizar el país, acabando con lo antidemocrático, que tiene sus reductos en la Policía y la Guardia Civil … hay que hacer que la Policía no lleve ni armas ni siquiera porras, porque es humillante para un español ver tal espectáculo. Es terrible ver a un guardia civil cargado de metralletas y armas ¿En qué país vivimos? Evitar un solo caso de injusticia es más importante que la vida de los policías.”

Cerró el turno el señor Pedro Sodupe Corcuera, nacionalista vasco: empezó diciendo que no quería hablar del terrorismo porque se habían incluido en él acciones legítimas desde un punto de vista democrático”. “Es prematuro hablar de terrorismo. Tiene el Estado otros problemas más urgentes que el de reprimir el terrorismo, como son democratizar los ayuntamientos y diputaciones. En Euzkadi hemos pensado ya en este tema y no hemos preparado una ley antiterrorista, sino una ley de orden público para el día en que tengamos la autonomía total, Hay que desmitificar las acciones violentas, que en el pasado pudieron tener justificación pero que ahora no la tienen, y la Policía vasca actuará en ese sentido cuando tengamos la autonomía.

Cerró la sesión de aquel día Landelino Lavilla, por UCD, y el documento final quedó visto para la firma. El partido, llamado entonces Alianza Popular, hoy Partido Popular, no firmó la parte política del documento, aunque sí la económica.

Una semana más tarde, el día 15, se promulgó la Ley 46/1977 de Amnistía.

Eloy Ramos Martínez.

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