sábado, 11 de enero de 2025

Cuanto ETA asesinó el Tte. General Quintana Lacacy

Del boletín "Emblema" de enero, tomamos este artículo de nuestro buen amigo el Inspector Jefe (R) Eloy Ramos Martínez.

En 1984, merece destacarse la mejor disposición francesa en colaborar con España contra ETA, eso sí, curiosamente coincidió con la compra en enero por parte del Gobierno español de carros de combate AMX, que no eran precisamente los más ansiados por nuestras Fuerzas Armadas, pero que, como dijo un jefe de Carros: "Si los AMX pueden terminar con ETA, harían algo fuera del alcance de cualquier otro tanque del mundo."

Tte. General Quintana Lacacy

Era tradicional la negativa francesa de colaborar con España en la lucha contra el terrorismo y es conveniente recordar que a lo largo de dos siglos, Francia ha sido refugio de todos los rebeldes, opositores o revolucionarios españoles: allí se escondieron liberales, carlistas, republicanos, conservadores, comunistas, socialistas y nacionalistas vascos.

Se celebraron elecciones al parlamento vasco y ETA, sin disfraz, pidió el voto para Herri Batasuna, la que, en correspondencia dijo que "ETA es necesaria y la vamos a apoyar, a ayudar y a mimar". Por su parte el ministro del Interior, Barrionuevo dijo que "El Gobierno está dispuesto a negociar con ETA directamente, donde quiera y cuando quiera". Y, para allanar el camino, indultó a dieciocho etarras presos. Y como era costumbre para ETA poner muertos en la mesa de negociación

La banda asesinó en Madrid al teniente general Guillermo Quintana Laccaci

El teniente general Guillermo Quintana Laccaci era un militar prestigioso, próximo al rey Juan Carlos I, que había tenido un papel clave durante los años de la Transición y, especialmente, con motivo del golpe de Estado del 23 F. Su intervención esa noche, en su condición de Capitán General de la I Región Militar fue fundamental para que, siguiendo las instrucciones del Monarca, la asonada golpista se frustrara.

Henri Parot, uno de los asesinos

Lasa Michelena, el otro asesino

Entre los años 1979 y 1982 estuvo al frente de la Capitanía General de Madrid, hasta que el 13 de abril del último, pasó a la situación de B por motivos de edad. Con el cambio dejó de tener las medidas de protección los domingos, y los terroristas de ETA lo supieron.

El atentado contra el teniente general, como otros muchos cometidos por el Comando Argala, o Itinerante, encabezado por Henri Parot, comenzó a fraguarse en Francia en una reunión de dirigente etarra Juan Lorenzo Santiago Lasa Michelena "Txikierdi" con los integrantes del comando en cuestión. Lasa proporcionó a Parot y sus compañeros una foto del militar con una nota mecanografiada en la que figuraba su domicilio e indicaciones de los horarios y la iglesia en la que acostumbraba a oír misa los domingos.

Parot y otros dos etarras viajaron a Madrid y, tras confirmar la información, regresaron a Francia para comunicarlo a la Dirección de la banda. Ésta les ordenó volver a la capital y consumar el asesinato.

Los etarras acudieron un domingo a la iglesia de los Sagrados Corazones, en la calle Martín de los Heros, en el barrio de Argüelles, a la que solía ir el militar, pero ese día no lo encontraron.

Repitieron varios domingos consecutivos sin éxito. La situación, sin embargo cambió el 29 de enero de 1984. Dos terroristas se quedaron en un banco cerca de la iglesia esperando, mientras el tercero se ponía al volante de un coche para poder darse a la fuga tras el atentado.

A las 12,47 el militar, acompañado de su esposa, Maria Elena Ramos Gutiérrez, salió de la iglesia y, tras saludar al sacerdote y al coronel retirado, Francisco Gil Pachón que también había asistido a la misa, se encaminó hacia su domicilio de la calle Romero Robledo. Parot y otro de los etarras fueron al encuentro del teniente general y su esposa y le dispararon cuando estuvieron a corta distancia. El general Quintana Laccaci fue alcanzado y cayó al suelo, donde los terroristas lo remataron. La mujer, al ver que los dos individuos sacaban sus armas, se abalanzó sobre Henri Parot que también disparó contra ella alcanzándola en una pierna.

Los disparos hirieron además al coronel Gil Pachón, que tuvo que ser atendido en el Hospital Militar de la calle Isaac Peral, al igual que la esposa del teniente general. Varios familiares de la víctima tuvieron conocimiento inmediato del atentado. Una hermana de Quintana se encontraba en la ventana de su casa, junto al escenario el crimen, mientras que una hija de la víctima se enteró de lo ocurrido por las voces de los vecinos ya que se encontraba paseando al perro en las inmediaciones.

Un médico que se hallaba en las cercanías acudió inmediatamente a atender al general, pero los impactos de bala recibidos, varios en la cabeza, le habían provocado la muerte en el acto.

El cuerpo del general Quintana mostraba trece balazos, varios mortales de necesidad. Fue la segunda víctima del año a manos terroristas. Solía llevar una pistola del 22 en el bolsillo, pero no tuvo ocasión de utilizarla.

El asesinato causo honda conmoción política y social por la relevancia de la víctima. Guillermo Quintana Laccaci había nacido en El Ferrol en 1916 e ingresado en la Academia General Militar en 1935, tras cursar el primer año de Ciencias Exactas. Hijo y nieto de militares, siguió la tradición familiar al decidir entrar en las Fuerzas Armadas. Su padre fue general de Infantería y su abuelo paterno, Julián Quintana, combatió en Filipinas como comandante de Infantería de Marina.

Participó en la guerra civil, primero como alférez y después como teniente provisional de Infantería, alistándose posteriormente en la División Azul. Ascendió a capitán en 1941, y tras pasar por los distintos empleos del escalafón, alcanzó el generalato en 1972. En 1976 fue nombrado general de división. Tenía la Medalla Militar Individual, la de la Campaña de Rusia, la de San Hermenegildo, etc.

Como general ejerció el mando de la Brigada de Alta Montaña de Jaca, fue director de la Academia General Militar y gobernador militar de Pontevedra y La Coruña.

En 1979, al ascender a teniente general fue nombrado capitán general de la I Región Militar (Madrid) que tenía bajo el mando a todas las fuerzas militares de la capital española. Fue desde ese puesto en el que la noche del 23 de febrero de 1981 desempeñó un papel esencial al asegurar la fidelidad de las tropas a la Constitución y al Rey, evitando que la División Acorazada Brunete, la más potente del ejército español en aquellos momentos, se sumara al golpe, como pretendían los conjurados. Tras pasar a la situación B, era asesor de la Armería Real.

Guillermo Quintana era padre de siete hijos, cuatro de los cuales siguieron la tradición familiar como miembros de las Fuerzas Armadas. Su hijo mayor, Guillermo Quintana Ramos era ayudante de campo del rey Juan Carlos I.

El funeral tuvo dos partes y fue presidido por el presidente del Gobierno. La primera en el patio de armas del Cuartel General del Ejército, con acceso restringido a invitados y la segunda en la calle Alcalá donde representaciones militares y una compañía de agrupación de tropas desfilaron ante el féretro.

El ataúd fue llevado a hombros por sus cuatro hijos varones y otros cuatro familiares, flanqueados por ocho policías militares, mientras sonaba la Marcha de Infantes, himno de los generales y, en posición de firmes, saludaban los militares.

Encabezó la representación gubernativa el presidente González, acompañado por los presidentes del Congreso y Senado, el ex presidente Calvo Sotelo, ministro de Defensa, miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor, etc. También estaban el presidente de la Xunta de Galicia y el delegado del Gobierno en la región.

Unas cuatro mil personas presenciaron los actos y asistieron el sepelio en el cementerio de El Pardo, donde el hijo mayor del finado, Guillermo Quintana Ramos arrojó la primera paletada de tierra.

El 31 de enero se celebraron misas en todas las unidades del Ejército en memoria del teniente general Quintana Lacaci.

El 16 de noviembre de 2018, el Ayuntamiento madrileño erigió una placa en el número 18 de la calle Romero Robledo, lugar exacto donde cayó asesinado el general Quintana.

La Sección 1ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional dictó el 19 de diciembre de 1996, la sentencia número 70, que condenaba a los etarras Henri Parot Navarro y Juan Lorenzo Santiago Lasa Michelena "Txikierdi" a sendas penas de 30 años de reclusión mayor por su participación en el atentado contra Guilermo Quintana Laccaci. Asimismo, la sentencia reconocía para los herederos de la víctima una indemnización de cincuenta millones de pesetas.

Eloy Ramos Martínez.

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