Del boletín "Emblema" de diciembre tomamos este artículo firmado por nuestro buen amigo Carlos Fernández Barallobre.
A las 3.15 de la madrugada, de día 11 de octubre de 1990, volaba por los aires la discoteca compostelana Clangor. El Exército Guerrilleiro do Pobo Galego Ceibe (EGPGC), un grupo terrorista que habían dado por desarticulado, lanzó una ofensiva contra intereses comerciales de presuntos narcotraficantes que terminó de forma sangrienta con tres personas muertas y 49 heridas, una de ellas clínicamente muerta y otras cuatro graves. Una joven que disfrutaba de la fiesta y que se encontraba situada cerca de los terroristas, María Mercedes Domínguez Rodríguez fallecería casi en el acto.
Atentado discoteca Clangor |
En cuatro localidades de la provincia de Pontevedra los terroristas colocaron también otras cinco bombas, que destruyeron una sucursal bancaria y establecimientos comerciales propiedad de personas detenidas en la que había sido reciente Operación Mago contra el narcotráfico en las rías gallegas. La bomba que explotó alrededor de las 3.30 horas en la discoteca Clangor de Santiago de Compostela fue introducida por Juan Ignacio Villar Regueiro, de 26 años y vecino de Culleredo (La Coruña) y María Dolores Castro Lamas, ambos muertos en la explosión.
Según las primeras investigaciones, los dos activistas se detuvieron en la discoteca, pero se dirigían a otro lugar para colocar el artefacto. El estallido se produjo antes de tiempo al situarlo junto a un altavoz. La bomba estaba compuesta de gelamonita, un explosivo de procedencia portuguesa utilizado habitualmente por el EGPGC, y la policía dedujo que se activó por efecto de las vibraciones de una columna de sonido, junto a la que se encontraba los dos terroristas.
La Policía hallaría más explosivos en un automóvil estacionado frente a la discoteca y que había alquilado María Dolores Castro. El artefacto localizado en el vehículo aparcado ante la discoteca Clangor tenía como destino otra discoteca de Noya, cuyo propietario había sido relacionado algunos meses atrás por el alcalde de la localidad, el miembro del Bloque Nacionalista Gallego Pastor Alonso, con supuestas actividades de narcotráfico, que el denunciado desmintió rotundamente a través de anuncios en la prensa.
El Exército Guerrilleiro reivindicaría mediante una llamada a La Voz de Galicia la autoría del atentado contra la discoteca Clangor, en Santiago
Los más doscientos jóvenes que acudieron esa noche al Clangor disfrutaban de una de las mejores músicas que ofrecía por entonces el parque discotequero de España. Con la famosa sala madrileña Rock-Ola recién clausurada, la vanguardia musical sentó sus reales en este centro del santiagués barrio de la Rocha gracias a las modernas ideas que trajo de Londres su propietario, el coruñés Fernando Pereira.
María Mercedes Domínguez, era natural de Vigo, tenía tres hermanos y había viajado a Santiago de Compostela para pasar unos días de vacaciones. Ayudaba a sus padres en sus dos comercios de artículos para el hogar.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
Atentado discoteca Clangor |
El inductor principal de aquellas acciones del Exercito Guerrilleiro era Manuel Chao Dobarro, quien en 1990 había tomado la dirección del grupo terrorista marxista-leninista cuyo objetivo principal era la independencia de Galicia como un Estado socialista, a la que anexionaría ciertas zonas de la provincia de León, sustituyendo al encarcelado Antón Arias Curto, detenido por miembros del Grupo Especial de Operaciones y la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, en mayo de 1988, junto a otros miembros de la banda en Castro Caldelas (Orense).
El grupo separatista terrorista había sido fundado en 1986 por militantes de dos organizaciones del nacionalismo gallego de tendencia socialista: Galiza Ceive-OLN y el Partido Comunista de Liberación Nacional (PCLN), una escisión de la Unión do Povo Galego (UPG) Su principal líder fue Antón Arias Curto, que provenía de una organización armada previa, llamada Loita Armada Revolucionaria (LAR), activa entre 1978 y 1980.
El Exercito Guerrilleiro, antes de que explotara la bomba en la discoteca Clangor había dejado ya su huella de robo, sangre y asesinato, Las primeras acciones fechadas en 1987, consistieron en robos de dinamita de las minas de Puentes de García Rodríguez. Con aquellos explosivos iniciarían sus atentados contra sucursales bancarias situadas en La Coruña, Santiago de Compostela, Vigo, Betanzos y Puentes de García Rodríguez, colocando igualmente otras bombas en una torre de alta tensión en Vigo y en la Delegación del Gobierno en a Coruña.
Al año siguiente subieron un peldaño más en su escalera de terror. Tras recibir explosivos de un grupo terrorista marxista portugués del cual era líder el ex militar comunista Otelo Saraiva de Carvalho, los terroristas gallegos atentaron contra varios vehículos de la Guardia Civil en Santiago de Compostela y un microbus del Cuerpo Nacional de Policía en Vigo, destruyéndolos, así como la explosión de un coche bomba frente a la comisaría de Orense, dejando a un agente de la Policía Nacional herido.
En mayo de 1988 perpetraron un atentado contra la residencia de verano del entonces eurodiputado y fundador del Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne, que acababa de ser nombrado candidato de Alianza Popular a la presidencia de la Xunta de Galicia, en la localidad coruñesa de Perbes, dejándola prácticamente en ruinas.
Pero sin lugar a dudas su acción más importante fue cuando un comando formado por 6 militantes atacó el 2 de febrero de 1989 a dos agentes de la Guardia Civil en el municipio de Irijoa (La Coruña) causando la muerte al Guardia Civil Benedicto García Ruzo e hiriendo a su compañero Antonio Pérez Freire. 2 de los 4 miembros del comando fueron arrestados de inmediato por la Guardia Civil en las proximidades del lugar, mientras los otros 2 huyeron del lugar. Sin embargo dos días después, era detenida en La Coruña, Josefa Rodríguez Porca, acusada de ser la líder del comando asesino de Irijoa. 8 miembros del Exercito fueron enviados a una cárcel en Madrid. Otros miembros del grupo se refugiaron en Portugal.
Muy debilitado por aquellas detenciones, pero sobre todo por la falta de credibilidad y apoyo en la sociedad gallega, al ver que se habían convertido en una banda de asesinos terroristas, con dos crímenes a la espalda y el brutal atentado contra la discoteca Clangor el criminal grupo cesó momentáneamente en su actividad delictiva, reapareciendo en septiembre 1991 cuando la Policía Nacional detuvo a Manuel Chao y a otros miembros del EGPGC en la frontera franco-española de Cataluña, desmantelando por completo la organización terrorista. Según los datos de la Policía Nacional, desde 1987 hasta 1993 el EGPGC mató a dos personas e hirió a otras 48.
En junio de 2003 la Audiencia Nacional condenaba a 72 años de cárcel al integrante del Exército Guerrileiro do Povo Galego Ceibe, Manuel Quintáns López, extraditado desde Méjico adonde había huido, por su participación en el atentado perpetrado en 1989 en Irijoa (La Coruña) contra el Guardia Civil Benedicto García. Josefa Rodríguez Porca, sería condenada a 84 años de cárcel. Sin embargo en 2013, al anularse la doctrina Parot abandonaría definitivamente la cárcel saliendo en libertad.
Manuel Quintans, tras salir de prisión se dedicó a escribir. El primer líder del exercito, Antón Arias Curto sería condenado a 10 años de prisión, tras haberlo amnistiado el gobierno socialista de Felipe González en 1986, siendo detenido de nuevo en 1988. En septiembre de 1995 fue liberado al cumplir las dos terceras partes de la condena
Por su parte el otro líder, Manuel Chao Dobarro, juzgado en la Audiencia Nacional el 11 de abril de 1994, fue condenado a 17 años de cárcel, saliendo en libertad condicional el 13 de agosto de 1999.
Carlos Fernández Barallobre.
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