martes, 23 de septiembre de 2025

Intervención militar de la Guardia Civil en la Guerra de África - 1859-1860 (I)

Nuestro gran amigo, compañero y colaborador José Luis Calvo Pérez, nos remite este interesante trabajo. 

El gobierno del Reino de España, con el objeto de proteger la plaza de Ceuta, había autorizado la construcción de varias fortificaciones alrededor del perímetro de esta plaza de soberanía española, cuyas obras comenzaron a ejecutarse durante el mes de agosto de 1859. Los berberiscos imaginaron, así lo creían, que el terreno fronterizo donde se estaban realizando los trabajos había sido cedido para pastoreo y, por lo tanto, sin derecho alguno a poder edificar sobre él, por lo que grupos de la cabila de Anghera, en la noche del 10 de agosto, destruyeron una caserna, derribaron los mojones de la línea divisoria siendo, asimismo, derribado el escudo real que estaba labrado en una piedra fronteriza, tras cuyo acto lo arrojaron a la mar.

Cruz sencilla de la Real y Militar Orden de San Fernando


Así pues, con motivo de las diversas acciones de hostigamiento cometidas por grupos rebeldes rifeños contra las posesiones españolas establecidas en el Norte de África, el 22 de octubre de 1859 el gobierno de España, a la sazón presidido por el general Leopoldo O´Donnell, con la aprobación de las Cortes Generales, declara la guerra al Sultanato de Marruecos.

Una vez acordada la intervención militar, en el mes de noviembre de 1859 se efectúa el despliegue del ejército de operaciones puesto bajo el mando directo del propio general O´Donnell, nombrado para tal cometido por Real Decreto de 2 de noviembre. Este ejército estaba formado por tres cuerpos de ejército mandados por los generales Echagüe, Zabala y Ros de Olano, respectivamente; una división de caballería al mando de Alcalá Galiano y otra de reserva puesta bajo mando del general Prim.

Cruz sencilla de María Isabel Luisa (dibujo del autor)


Con anterioridad a la declaración de guerra, durante el mes de septiembre fueron destinados al Cuerpo de Observación sobre la Costa de África, que se estaba organizando en Gibraltar, dos secciones de la Guardia Civil; una de caballería y otra de infantería, siendo estas reforzadas con nuevos efectivos por Real Orden de 28 de octubre de 1859. El mando de las fuerzas de la Guardia Civil recayó en el primer capitán (comandante), Antonio Armijo e Ibáñez, auxiliado por los capitanes Enrique Gallego y Villegas y Juan Rabadán Miranda, los tenientes Ricardo Rada y Martínez, Juan Troyano Mata, Teodoro Camino y Alcobendas, Vicente Herrero Villa, Francisco Díaz Iglesias, Tomás Sietas Rivera y el alférez Eustaquio López de Letona.

El personal de tropa, extraído de varios Tercios, estaba compuesto por los efectivos siguientes:

Infantería: 5 sargentos 2ºs; 6 cabos 1ºs; 3 cabos 2ºs; 6 guardias 1ºs y 44 guardias 2ºs. Total 64 bayonetas.

Caballería: 5 sargentos 2ºs; 6 cabos 1ºs; 7 cabos 2ºs; 32 guardias 1ºs y 35 guardias 2ºs. Total 85 sables.

Guardia de Caballería en el cuartel general del general O’Donnell (Fragmento del óleo de J. D. Bécquer “La Paz de Wad-Ras”, Ayuntamiento de Sevilla)


Además de los efectivos anteriores figuraba un corneta en Infantería y dos trompetas en Caballería.

El 18 de noviembre de 1859 la fuerza expedicionaria anterior embarca con el general O’Donnell en Algeciras, llegando a Ceuta el día 27.

Por Orden General del tercer cuerpo de ejército, de 19 de noviembre, se dispone que las secciones de la Guardia Civil afectas a cada división, atiendan del orden y policía del campamento a las órdenes del gobernador general del mismo asignándoles, además, la misión de vigilancia y protección durante las marchas y contramarchas, sin olvidar, claro está, de su empleo en misiones de riesgo y parte activa en las acciones de guerra más expuestas granjeándose por tal motivo la consideración del alto mando.

Guardias de Caballería e Infantería (con el uniforme empleado en la Guerra de África


La primera acción de guerra en la que han intervenido fuerzas de la Guardia Civil ha sido la desarrollada el 30 de noviembre de 1859 cuando la división del general Prim partió para proteger los trabajos que se estaban ejecutando en el camino de Tetuán a los Castillejos, siendo hostilizado por el enemigo sin mayores consecuencias. Una vez concluidas las obras, se inicia el movimiento de regreso al campamento continuando los moros con su ataque, el cual hicieron extensivo a la división del general Quesada, que se hallaba situada convenientemente para proteger el movimiento. El general Prim se sitúa en las posiciones ocupadas por las tropas de Quesada, siendo rechazado el enemigo por la carga de la caballería. En la acción se producen 44, con resultando de 40 hombres heridos y 4 muertos.

Como consecuencia de la acción anterior, a propuesta del capitán general, general en jefe del Ejército de África, por Real Orden de 21 de diciembre de 1859, S. M. el Rey concede a los jefes, oficiales y tropa, en recompensa del mérito contraído sobre las posiciones avanzadas hacia Anghera y Belsús, las gracias que se relacionan[1].

En la citada relación de gracias figura el teniente de la Guardia Civil, Ricardo de Rada y Martínez, quien fue recompensado con la Cruz de San Fernando, así como seis individuos de tropa (2 sargentos 2ºs, 2 cabos 1ºs y 2 guardias 1ºs), premiados con la Cruz sencilla de María Isabel Luisa (MYL)[2].

José Luis Calvo Pérez.

Notas:

[1] Gaceta de Madrid núm. 357, de 23 de diciembre.

[2] Idem, pp. 1 y 3.

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