miércoles, 24 de septiembre de 2025

Informe pericial sobre el atentado cometido contra Alfonso XIII el día de su boda

Nuestro gran amigo, compañero y colaborador el Subinspector Antonio Alonso Rodríguez, nos remite este magnífico y documentado trabajo.

Mucho se ha escrito sobre el atentado realizado contra el Rey Alfonso XIII el día de su boda en Madrid el 31 de mayo de 1906 y también mucho sobre su autor, Mateo Morral Roca, al que en algún caso se ha llegado a calificar como un anarquista solitario, un héroe trágico, o un romántico idealista olvidando, que, su criminal acto, causó 25 muertos, cuatro de ellos niños entre 6 a 13 años de edad, y cientos de heridos con horribles lesiones que marcaron su vida.

Estudiando este hecho he podido comprobar que, en numerosas ocasiones, muchos de los estudios históricos adolecen de enormes imprecisiones, lagunas inexplicables o, en no pocas ocasiones, errores de bulto que llevan al equívoco en la interpretación de lo sucedido. Una atenta lectura del Sumario, instruido en su momento para intentar el esclarecimiento de los hechos, cosa que no han hecho evidentemente muchos autores, puede despejar algunas dudas y enmendar muchos de los errores que hasta el momento se han cometido en la interpretación de los hechos

Dada mi condición de Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) del Cuerpo de Policía Nacional desde hace más de 30 años, la lectura, o mejor dicho, el estudio, de ese Sumario se ha realizado desde un punto de vista técnico, con especial interés, en los artefactos explosivos utilizados y de los elementos con los que fueron construidos.

Por ese motivo, permitiéndome una licencia histórica, en este artículo voy a simular la redacción de un Informe Pericial, a semejanza de los cientos de ellos que ha realizado durante años la Especialidad TEDAX de la Policía Nacional a requerimiento de los jueces y magistrados, para ayudar a esclarecer los hechos que tenían que juzgar, redactado con todo rigor, como si hubiera sido encargado por el Juez Instructor del Sumario, Magistrado Manuel del Valle, que posiblemente hubiera ayudado para el total esclarecimiento de los hechos.

Pido al lector una pequeña indulgencia sobre este Pericial teniendo en cuenta que han pasado casi 120 años desde la comisión del atentado, que los adelantos técnicos en la identificación y estudio de los restos de ese momento, no tienen nada que ver con los actuales, por lo que algunas de las conclusiones que se expresan en él, no se podrán apoyar en pruebas indubitadas, sino en hipótesis, basadas, eso sí, en lo recogido en las fuentes primarias, en este caso, el Sumario instruido en su momento.

INFORME PERICIAL

El día 1 de Agosto de 2025 se recibe en la Unidad Central de Desactivación de Explosivos de Policía Nacional, un Auto, librado por el Magistrado Juez Don Manuel del Valle y Llano, titular del Juzgado de Instrucción del distrito de Buenavista, competente para la Instrucción del Sumario por la Causa del Regicidio frustrado contra SS.MM. el Rey Alfonso XIII el día de su boda, que ordena se redacte un Informe Pericial donde se estudie todos los elementos relacionados con los artefactos explosivos utilizados en el criminal atentado.

Para la realización del presente informe, el Ilmo. Sr. Comisario Principal, Jefe de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional, ha designado al Subinspector, diplomado TEDAX, con carné profesional número XX.XXX.

1.- ANTECEDENTES

El pasado día 31 de mayo de 1906, sobre las 13:55 horas, cuando SS.MM. el Rey Alfonso XIII y la Reina, Victoria Eugenia de Battenberg, tras la celebración de su boda, se dirigían hacia el Palacio Real y circulaban por la calle Mayor de Madrid, al llegar a la altura del número 88 (actualmente número 84), un individuo, posteriormente identificado como Mateo Morral Roca, arrojó al paso de la comitiva real, desde un balcón situado en el último piso (5ª planta según la denominación actual, 4ª planta según la denominación de la época ya que en esos días a la primera planta se la denominaba “Principal”), un artefacto explosivo, oculto en un ramo de flores de gran tamaño, al impactar contra el suelo, provocó una enorme detonación que afectó a numerosas personas situadas en el lugar, causando un elevado número de muertos y heridos.

Tras los primeros momentos de confusión, y tras comprobar que tanto el Rey como la Reina habían resultado ilesos ya habían abandonado el lugar en el coche de respeto, el jefe de las fuerzas policiales desplegadas en el lugar, el entonces Inspector del Cuerpo de Vigilancia, segundo jefe de la Comisaría del Distrito de Palacio, Don Julián Sánchez Machero, determina el lugar de donde ha sido arrojada la bomba y tras realizar una rápida inspección de la habitación, que pertenece a una pensión regentada por José Cuesta Gálvez y Ana Álvarez Varavander, procede a realizar las primeras investigaciones.

Que tras entrevistarse con los dueños del establecimiento se comprueba que la habitación de donde se había lanzado el artefacto explosivo había sido alquilada, desde el 22 de Mayo, a un individuo que había sido anotado en el libro de registro, tras exhibir su célula personal, como Mateo Morral Roca, de 26 años, natural y vecino de Barcelona, de profesión fabricante y en esos momentos huido. Que días después, concretamente el 2 de junio, el cadáver del citado individuo fue hallado en las inmediaciones de la venta de Los Jaraíces, cerca del Soto de Aldovea, en el término municipal de San Fernando de Henares.

Al carecer, en ese momento, las fuerzas policiales de laboratorios y personal cualificado, se encarga de la recogida de restos en el lugar de los hechos así como de los objetos hallados en la habitación utilizada por el citado Morral Roca, personal del Laboratorio Municipal, entre los que se encuentra su director, Doctor en Farmacia, César Chicote Riego y el inspector químico del mismo establecimiento, Doctor en Química, Macario Blas y Manada.

Posteriormente, el miembro del Cuerpo de Seguridad, Don Jesús Gutiérrez Briones, con número de carné profesional 600, localiza un segundo artefacto en la cercana calle Pretil de los Consejos, que, tras una primera inspección, es trasladado, por el heroico agente que lo localizó, al Laboratorio Municipal donde los doctores Chicote y Blas, citados anteriormente, se hacen cargo de él para su estudio, análisis y determinación[1].


2.- DAÑOS PERSONALES Y MATERIALES PRODUCIDOS

Causado por el primer artefacto, el lanzado desde el piso 4º (5º según la denominación actual) de la calle Mayor 88 (84 actual).

Muertos civiles

1.- Eusebio Flórez Torlado. De 26 años, estudiante, natural de Sahagún (León). Estaba en la cuarta planta (el edificio tiene cuatro plantas más el principal), en el balcón contiguo (a la izquierda) de donde Mateo Morral arroja el artefacto explosivo. Muere el 31 de mayo. Herida irregular y penetrante en la cavidad nasal por la base de la nariz, la base del cráneo y su cerebro han sufrido una trituración que le provoca una rápida muerte. Se extraen trozos de hierro.

2.- José de Sola y Tejada. De 70 años, viudo, natural de Mondragón (Guipúzcoa). Se encontraba en la segunda planta (piso 3º en la denominación actual), junto a Luis Fonseca y Cabañero. Muere el 31 de mayo. Una herida enorme, con bordes angulosos, que penetra en la cavidad craneal situada en la región fronto-parietal derecha. Se extraen trozos de hierro.

3.- Luis Fonseca y Cabañero. 23 años, estudiante, natural de Madrid. Se encontraba en el piso segundo. Muerto el 31 de enero. Dos lesiones contusas por agente explosivo, una enorme en la parte superior del cráneo con destrucción del mismo y del cerebro y otra más pequeña, en la parte derecha del pecho, que causa herida en el pulmón.

4.- Antonio Calvo González. 29 años. Se encontraba en el piso principal (piso 1º según la denominación actual), en el balcón izquierda. Muere el 31 de mayo. Enorme herida por agente explosivo en la región precordial (pecho), con destrucción de costillas.

5.- María de la O Queralt y Fernández Durán. Marquesa de Tolosa. 31 años. Estaba en el piso principal, balcón derecha. Muere el 31 de mayo. Un boquete con destrucción de tejidos en la parte superior y lateral izquierda del cuello.

6.- María del Carmen Prieto y Calvo. Niña de 6 años. Estaba en el piso principal, balcón derecha. Muerta el día 31 de mayo. Herida penetrante en el vientre por proyectil de forma irregular. Trozos de hierro en el paquete intestinal.

7.- Teresa Ulloa Fernández. Niña, de 13 años de edad. Hija de los marqueses de Adanero. Estaba en el piso principal, balcón derecha. Muere el 31 de mayo. Lesión traumática muy violenta de la región lateral derecha y posterior de la cabeza con fractura de los huesos occipital y temporal, con destrucción de masa encefálica.

8.- Tomás Oviedo Navas. Guardia Municipal del Ayuntamiento de Madrid con carné profesional 473. Muere el 31 de mayo. Estaba en la calle Mayor. Tres heridas por agentes explosivos, en la parte derecha e izquierda del cuello, con grandes destrozos en los vasos yugular y carotideo y en la zona clavicular derecha. Se extraen trozos de hierro.

9.- Francisco Benito Guerra. De 27 años. Estaba en la calle Mayor. Murió el día 1 de junio. Amputación de la pierna derecha y lesiones en el pie izquierdo con muestras de gangrena, además heridas en la bolsa testicular con destrozo en la vejiga de la orina.

10.- Rosalía Blanco Sánchez. 21 años, natural de Lugo. Estaba en la calle Mayor. Muere el 1 de junio. Orificios de entrada de metralla en los muslos y en el vientre, donde hay un verdadero boquete que interesaba los intestinos, la matriz y huesos instión y pubis.

11.- Ramón Yagües Rosell. Niño, de 12 años. Estaba en la calle Mayor. Murió el 1 de junio. Múltiples heridas por metralla situadas en las piernas y la cara, así como otros que dañan las arterias femoral y pibial. Se extraen fragmentos de hierro.

12.- Francisco López y López. 27 años. Palafrenero de las Caballerizas Reales, estaba en la calle Mayor, en el tiro de la carroza real. Nacido en Andújar. Murió el 1 de junio, trasladado del Hospital Militar de Carabanchel al Hospital del Buen Suceso.

13.- Casilda Castro Ortiz. Niña de 13 años de edad, natural de Casa la Reina (Logroño), Murió el 2 de junio. Múltiples heridas de metralla en los muslos, con fractura de los huesos de ambas piernas y destrucción de las dos articulaciones tibio-tarsiana. Amputación quirúrgica de ambas piernas a nivel del tercio superior. Síntomas de infección.

14.- Basilio Entrena y García. Palafrenero de las Caballerizas Reales. Natural de Sigüenza, de 42 años. Estaba en la calle Mayor, en el tiro de la carroza real. Murió el 9 de junio en el Hospital de la Princesa. Herida inciso contusa en la región temporal con fractura del hueso, contusión malar derecha con conmoción cerebral.

15.- Juana Díaz y Díaz. Cedillo (Toledo) de 20 años. Sus labores. Estaba en la calle Mayor frente a la Iglesia de Santa María. Ingresada en el Hospital Provincial de Madrid. Murió el 11 de junio. Herida por metralla en la región interna del muslo izquierdo y tétanos traumático.

16.- Aleja Gallego Ruiz. 55 años. Estaba en la calle Mayor. Muere el 6 de enero de 1907. Perdida traumática de una pierna. Muere por septicemia tras terribles sufrimientos.

17.- Jacinto Monjas Martín. Teniente del Cuerpo de Seguridad. 45 años. Estaba realizando su servicio en la calle Mayor. Muere el 31 de octubre de 1907. Heridas graves en el pecho de las que no se llega a recuperar.


Muertos militares.-

Todos los fallecidos del fuero militar se encontraban en la calle Mayor, guardando carrera a la comitiva real.

1.- Capitán José Rasilla Ceballos, natural de Arenas (Santander), casado, de 44 años. Herida con desgarro del paquete vasculo-nerviosos del tercio superior del muslo derecho. Grandes destrozos en distintas regiones. Regimiento Wad-Ras.

2.- Primer teniente Roberto Reimlein Gispert, natural de La Habana (Cuba), soltero, de 25 años. Grandes destrozos en distintas regiones. Regimiento Wad-Ras.

3.- Primer teniente Jacobo Prendergast y de Francisco Martín. Madrid, 26 años. Herida profunda en la región axilar derecha con destrucción de vasos. Grandes destrozos en distintas regiones. Regimiento Wad-Ras.

4.- Cabo Guillermo Molina Juste. Natural de Marchámalo, provincia de Guadalajara. De 30 años. Regimiento Wad-Ras.

5.- Tambor Francisco Guerrero Marco. Natural de Cobeta, provincia de Guadalajara, 23 años. Regimiento Wad-Ras.

6.- Tambor Gregorio Sánchez Rodríguez. Nacido en Soria, de 22 años. Regimiento Wad-Ras. Grandes destrozos en distintas regiones.

7.- Soldado Isaac Romanillos Sánchez. Natural de Atienza, provincia de Guadalajara, de 23 años. Regimiento Wad-Ras. Grandes destrozos en distintas regiones

8.- Soldado José Márquez García. Natural de Albuera provincia de Badajoz, de 23 años. Guardia de 2ª del escuadrón de la Escolta Real. Herida penetrante en vientre con destrucción de tejidos.

Además de las víctimas mortales, tanto del fuero militar como del civil, se ocasionaron, al menos, 106 heridos de distinta consideración.

Además se produjeron daños en los edificios cercanos de escasa entidad, en la carroza real, así como diversos caballos de su tiro que resultaron muertos o con graves heridas.

El segundo artefacto no causo daños personales ni materiales ya que fue desactivado.

3.- RESTOS RECUPERADOS

Del primer artefacto:

En la calle Mayor, en las cercanías del cráter provocado por la detonación del primer artefacto, fueron recogidos por el Doctor César Chicote y el doctor Macario Blas del laboratorio Municipal.

- Próximo a la carroza, una especie de barra de hierro, quebrado en uno de sus extremos, de 18 centímetros de largo por 13 milímetros de grosor que pudiera ser usado como un astil o mango.

- Un trozo de chapa de acero, de tamaño regular, de cuatro milímetros de espesor que presenta, en uno de los bordes, una muesca que se identifica como la ranura de una llave de una caja de caudales.

- Restos de chapa de acero, de distintos tamaños, con indicios de haber sido deformados por una explosión, de unos cuatro milímetros de espesor, observándose en algunos de ellos la presencia de soldaduras de cobre.

En el piso 4º derecha del inmueble de la calle Mayor numero 88, habitación utilizada por Mateo Morral Roca:

- Un paquete con grajeas lenticulares que, tras los análisis realizados en el Laboratorio Municipal, resultó ser cápsulas de ruibardo, usadas para el tratamiento contra el estreñimiento. Intranscendente para la investigación.

- Una caja con comprimidos que resultaron ser cápsulas de sándalo «Serrot»[2], utilizadas como antiinflamatorio en el tratamiento de la blenorragia. Intranscendente para la investigación.

- Una botella de neceser, de forma prismática, de cuatro centímetros de base y diez de altura, con tapón metálico ajustado a rosca, conteniendo un líquido violáceo, que resultó ser una solución de permanganato potásico utilizada, por el difunto Mateo Morral, para tratar la enfermedad venérea que padecía, concretamente, blenorragia. Este elemento y el anterior, según se descubre por investigaciones realizadas por los agentes de Policía, fueron comprados por Mateo Morral en la farmacia de la Fuentecilla, propiedad de Vito Ramírez Torres y sita en la calle Toledo 119[3]. Intranscendente para la investigación.

- Una botella de neceser, de forma análoga a la anterior, pero de menor tamaño, conteniendo un líquido amarillento, que tras los análisis resultó ser nitrobenceno, también conocido como esencia de mirbano, que puede ser usado como disolvente de pinturas, en la perfumería, para tratar cueros, así como en betunes y pomadas. Intranscendente para la investigación ya que, aunque sí puede ser utilizado para aumentar la potencia de un explosivo, solo tendría interés si hubiera sido intervenido en grandes cantidades.

Recogido por el Doctor Cipriano Moreno Grau, que se encontraba entre el público que presenciaba el paso de la comitiva real y que atendió a varios heridos en el lugar de los hechos, y que entrega en el Juzgado:

· Un trozo de hierro, retorcido en forma de S, extraído de uno de los muslos de una mujer herida en la calle Mayor, posteriormente trasladada en camilla a la clínica del Buen Suceso, sin que en el momento de la entrega, pudiera precisar exactamente la filiación de la víctima debido a la natural confusión del momento. Posteriormente se pudo determinar que dicho trozo de fragmento fue extraído de la herida de Juana Díaz y Díaz, que falleció, a consecuencia de ésta, el 11 de junio.

Recogidos por los distintos médicos forenses en las autopsias realizadas a los fallecidos así como del personal veterinario que examinó los caballos de la carroza Real que resultaron muertos y heridos:

- Diversos trozos metálicos, de varios tamaños, compatibles con haber formado parte del contenedor del artefacto explosivo.

- Cuatro trozos metálicos, de cuatro milímetros de espesor similar a los anteriores, de forma indefinible al estar muy dañados por los efectos de una explosión, extraídos de la yegua «Alerta» que formaba parte del tiro de la carroza real que resultó muerta y entregados, en las caballerizas reales, tras ser localizados por los contratistas encargados de convertir los animales muertos en grasa.

Del segundo artefacto hallado en la calle Pretil de los Consejos:

Llevado, siguiendo las órdenes recibidas del Gobernador Civil, por el Guardia del Cuerpo Seguridad, Jesús Gutiérrez Briones, al Laboratorio Municipal, sito en la calle Bailén número 41, donde, tras proceder a su neutralización, se recuperaron los siguientes elementos:

- Caja metálica de 10x6x4,5 centímetros, con tapa, con una inscripción que decía «Use Colman’s Nº1 azure blue». Esta tapa estaba sujeta por numerosas vueltas, por toda la caja, con cordel alambrado. En la tapa aparecía un conducto metálico, adecuado para recibir una mecha.

- Un precinto de plomo de 2 centímetros, que servía para unir los cabos del citado cable, que presentaba marcas de unas estrellas separadas, por un lado en alto y por otro en bajo relieve, con el número 340.

- Un tubo de cristal, con una tapa metálica taladrada para recibir una mecha, conteniendo en su interior una sustancia pulverulenta, posteriormente identificada como pólvora ordinaria, con un peso de 72 gramos.

- 75 gramos de trozos de clavos de herrar, de clavos normales y otros objetos metálicos, de distintas formas y dimensiones, para ser usados como metralla.

- 280 gramos de un polvo inerte, posiblemente cemento.

· Peso total del segundo artefacto 600 gramos.

4.- EXPLOSIVO UTILIZADO

Del primer artefacto:

A causa de que con los medios disponibles en 1906 no había posibilidades de analizar sustancias ya explosionadas como se hace actualmente usando, por ejemplo, la cromatografía de capa fina, unido a que no se localizaron restos completos de éste, es muy difícil determinar el tipo de explosivo usado en el atentado de manera indubitada. No obstante, sí hay suficientes indicios para establecer una hipótesis plausible.

En primer lugar, es un indicio muy interesante el que el artefacto explosivo detonara al impactar contra la calzada, entre el tiro de caballos de la carroza real, dejando un cráter en el suelo que es reseñado por el ilustre Doctor Chicote en su informe como “una especie de excavación, con los adoquines completamente pulverizados, en polvo finísimo”[4] lo que indica que no fue activado de manera temporizada por una mecha.

Realizando un estudio de las máquinas infernales de funcionamiento al impacto utilizadas en otros atentados, como por ejemplo el realizado en París el día 31 de mayo de 1905 contra SS.MM el Rey Alfonso XIII, tenían como denominador común el uso de un explosivo de sencilla fabricación, de fácil iniciación, aunque de peligroso manejo, que no requería complicados mecanismos para su activación. Nos estamos refiriendo al fulminato de mercurio.

El fulminato de mercurio, con fórmula química Hg(CON)2 , fue descubierto en 1799 por el químico británico Edward Howard y, por este motivo, fue inicialmente conocido como «Mercurio de Howard», cuando de manera involuntaria mezcló varias sustancias, consiguiendo un sólido blanco, cuando era extremadamente puro, o de color gris o beige cuando se comercializa, que se presentaba en forma de agujas. Es extremadamente sensible al choque, a la elevación de la temperatura y a la fricción. Debido a su sensibilidad era de fácil activación y sobre todo tenía la capacidad de trasmitir la explosión a otras sustancias más insensibles, característica que fue descubierta por Alfred Nobel y utilizada por él para iniciar las dinamitas. Su activación generaba una reacción fuertemente exotérmica con la generación de abundantes gases y vapores[5].

Este tipo de explosivo ya fue usado por el terrorista italiano Felice Orsini en su atentado contra el dirigente francés Napoleón III en 1857, y en el criminal atentado del palacio del Liceo de Barcelona en 1893, que causó más de 20 muertos y decenas de heridos, y era el predilecto del extremista Pedro Vallina Martínez, alias «El tigre», químico-artificiero de referencia del movimiento revolucionario del momento, y que ya había fundado varios laboratorios de explosivos en Barcelona para la fabricación de pequeñas bombas, del tamaño de un huevo, para ser arrojadas contra los agentes de policía en los disturbios y que funcionaban al impacto[6]. Además también se le acusó, por parte de las autoridades francesas, de ser el constructor de los artefactos utilizados en el atentado contra Alfonso XIII en la Calle Rohan de Paris, donde se recuperó, intacto, uno de ellos y pudo ser examinado para determinar su funcionamiento y composición.

La relación entre este Pedro Vallina y Mateo Morral esta demostrada gracias a las investigaciones del Inspector de 1ª José Barbará Munté, jefe de la sección especial de la Policía en Barcelona, al descubrir que los cuerpos de los artefactos explosivos utilizados en París en el año 1905, en el atentado de la calle Rohan, fueron remitidos por Mateo Morral desde Barcelona a Francia, donde Pedro Vallina los recogió personalmente de la estafeta de correos parisina mientras estaba siendo vigilado por la Policía francesa[7].

La total destrucción del contenedor del artefacto usado en la calle Mayor, dos cajas metálicas de las llamadas de caudales, y la formación de cientos de pequeños fragmentos, “millares de agudos y cortantes proyectiles”[8], lanzados a gran velocidad que causaron el enorme número de muertos y heridos, señala inequívocamente la detonación de un explosivo de alta velocidad, lo que descarta totalmente el uso de pólvoras o cloratitas. También podemos descartar altos explosivos del tipo ácido pícrico o del TNT, ya que en esos años estaban en fase de investigación y no eran accesibles para el público en general. El fulminato de mercurio, en cambio, sí es totalmente compatible con esta premisa ya que tiene una velocidad de detonación, que varía en función de su pureza y densidad, entre 2250 a 6500 m/sg[9] (sirva como referencia que el TNT tiene una velocidad de detonación entre 6.900 y 7.000 m/sg), y que al estar comprimido en un contenedor de gran resistencia, se encontraría en los valores más altos.

Otro elemento a tener en cuenta son las imágenes fotograficas realizadas, desde distintos ángulos, en el momento de la detonación de la máquina infernal lanzada por Mateo Morral. La primera es la realizada por la súbdita francesa Caterina Lefevre Minardi[10], que se hizo muy popular al ser vendida como tarjeta postal, la segunda es la instantánea que presentó Eugenio Mesonero Romanos y Barrón[11] al concurso patrocinado por el diario ABC y por último la realizada desde un balcón situado en la calle Mayor número 92 (actualmente número 88)[12].


En todas estas imágenes, realizadas en el momento de la explosión y tomadas desde distintos ángulos, se observa una gran y espesa humareda de color blanco o gris muy claro. Según declaraciones de testigos “este humo era intenso y pesado, disipándose primeramente en las capas superiores. Era tal, que los jinetes más próximos a la carroza de los reyes no distinguían las cabezas de sus propios caballos”[13]. Este humo, con ese color y densidad, es característico de las detonaciones producidas por explosivos formados por materias inorgánicas debido a que, su balance de oxígeno, es positivo, es decir, que tras su activación se desprende una gran cantidad de este gas. Es el color de humo causado, por ejemplo, tras la activación de pólvoras negras, explosivos cloratados o dinamitas que contengan gran cantidad de nitroglicerina (como las usadas en el siglo XIX y principios del XX) o de nitrato de amonio (usado posteriormente) que tienen un balance positivo de +3,5% y +20%, respectivamente.

Por el contrario, las detonaciones producidas con explosivos orgánicos suelen generar un humo de color negro. Los altos explosivos nitroderivados de la serie cíclica, tipo trinitrotolueno o los derivados del Fenol, como el ácido pícrico, tienen un balance de oxígeno negativo, -73% el primero y -45,4% el segundo, y generan humos muy oscuros. El fulminato de mercurio tiene un balance de oxígeno de -16,86%.

Por todos estos indicios, es decir, el “modus operandi” utilizado hasta ese momento por los grupos terroristas en la confección de máquinas infernales, en especial las creadas por Pedro Vallina, la total destrucción del contenedor del artefacto en miles de pequeños fragmentos impulsados a gran velocidad y el humo producido por la detonación, de color blancuzco y muy denso, que quedo registrado en todas las imágenes fotográficas, nos lleva a postular la hipótesis de que el explosivo utilizado en el atentado contra los Reyes de España, se debía de tratar de fulminato de mercurio, tal vez mezclado con algún tipo de dinamita comercial de la época que contenían un gran volumen de nitroglicerina y que usaba como base activa el nitrato de amonio[14] que generan, tras su detonación, humos muy densos y de color blanco. La mezcla del fulminato de mercurio, con balance de oxígeno negativo y humos de color oscuro, mezclado con dinamita, con balance positivo y humos muy densos de color blanco, explicaría el color gris claro que se observa en las fotografías realizadas en el momento del atentado.

La fabricación del fulminato de mercurio no requiere un laboratorio de grandes dimensiones con material sofisticado, pero sí de determinados elementos como por ejemplo, matraces, tubos, calentadores y determinados agentes químicos, algunos de ellos de uso peligroso para personal no entrenado (el fulminato de mercurio es venenoso). Además, una vez elaborado, debido a sus características, como ya hemos dicho, muy sensible al roce, al choque y a los aumentos de temperatura, para que su manejo y almacenamiento resulte relativamente seguro debe ser flegmatizado con agua que lo hace “insensible al frotamiento y el choque”[15] y de esta manera puede ser almacenado en frascos de vidrio con tapaderas sin encajar o bolsas de lienzo engomado.

Nada de este material de laboratorio fue hallado en la habitación donde se encontraba Mateo Morral lo que demuestra que el explosivo utilizado fue fabricado en otro lugar, un pequeño laboratorio por ejemplo, por personal capacitado para ello, conservado de manera correcta, dado lo delicado de su manipulación, y posteriormente colocado de manera conveniente en el interior del artefacto y entregado al autor material del atentado.

Otra posibilidad es que el fulminato de mercurio fuera fabricado fuera de Madrid por Pedro Vallina, químico-artificiero de los terroristas, o algún alumno suyo, y trasladado, convenientemente flegmatizado, por Morral u otro cómplice desde el lugar de fabricación al lugar del atentado y que haría necesario su secado, proceso extremadamente delicado, antes de ser introducido en el contenedor.

Del segundo artefacto hallado en la calle Pretil de los Consejos:

En relación con el segundo artefacto explosivo localizado en la calle Pretil de los Consejos, y neutralizado en el Laboratorio Municipal, contenía como carga explosiva, una sustancia pulverulenta, con un peso de 72 gramos, que tras los análisis resultó ser pólvora.

5.- RECONSTRUCCION DEL ARTEFACTO

Del primer artefacto:

La primera dificultad para reconstruir el artefacto se presenta por el reducido número de restos recogidos a causa de lo que manifiesta el profesor Cesar Chicote en su informe técnico: «El que suscribe deplora que la explicable y natural confusión que se produjo después de la explosión no permitiera cercar el sitio de la misma, para haber hecho de seguida una investigación minuciosa; pues probablemente habrá desaparecida o borrado, sin poder evitar, algún indicio de verdadero interés»[16], aunque gracias a la diligencia del personal del Laboratorio Municipal, sí se recogieron restos significativos que permiten una hipótesis bastante razonable sobre la composición del mismo.

Dos de esos restos destacan por su importancia.

El primero es una chapa de acero, de cuatro milímetros de espesor que presenta en uno de sus bordes, la ranura de una llave de las usadas en las cajas de caudales. Informados los encargados de la investigación sobre la conclusión extraída por los facultativos tras el estudio de esta evidencia, agentes del Cuerpo de Vigilancia se personan en todas las ferreterías de Madrid, detectando el 3 de junio que, en la situada en la calle Peligros números 6 y 8, el pasado día 22 o 23 de mayo, un individuo descrito como un “señor alto, grueso, pelo negro y bigote del mismo color, algo grande, retorcido hacia arriba, vestido con traje y chaleco blanco con una cadena corrida dorada en los bolsillos interiores de la citada prenda, con sombrero hongo” había comprado primero una caja de caudales de tamaño regular (veinte centímetros de larga) y esa misma tarde otra de tamaño pequeño (catorce centímetros de larga), pudiendo encajar una dentro de la otra simplemente quitando, a la pequeña, su asa de transporte. Como quiera que, según lo declarado por un testigo, la descripción de este individuo coincidía con uno de los acompañantes de Mateo Morral cuando se trasladó en ferrocarril de Barcelona a Madrid[17], se le muestran a los empleados de dicha ferretería restos metálicos recogidos en el lugar del atentado, manifestando éstos que eran compatibles, por su espesor y composición, de pertenecer a las cajas de caudales portátiles por ellos vendidas.


El segundo resto de suma importancia se trata de la barra de hierro, con síntomas en su superficie de haber estado muy cercano al punto de la explosión, que el propio Doctor Chicote recogió del lugar del atentado, y que tras su estudio expone que debía ser una especie de mango o astil, unido mediante una soldadura, al cuerpo metálico del contenedor del artefacto explosivo, y que permitía que éste, fuera asido con una mano y gracias a ser envuelto en flores, camuflarlo como si se tratara de un ramo y poder arrojarlo cogiéndolo como si fuera un ramillete.

Por ese motivo se puede determinar que el contenedor del artefacto estaría compuesto por dos cajas de caudales rectangulares, una dentro de la otra, habiendo quitado previamente las asas que sirven para su transporte, al menos el asa de la caja pequeña, para poder así, introducir una dentro de la otra. En algún momento se habría soldado a la caja grande, situada exteriormente, en uno de sus laterales cortos, la barra de hierro, a modo de mango, para ser empuñada con una sola mano y poder ser fácilmente arrojada desde el balcón, camuflada en un gran ramo de flores.


Interiormente en los laterales de la caja pequeña se habrían unido varios tubos de cristal, rellenos a su vez de un ácido fuerte con un alto grado de concentración, del tipo ácido sulfúrico. El espacio existente entre las cajas de caudales se rellenaría con el explosivo fulminato de mercurio de tal manera que envolviese totalmente los tubos de cristal. El interior de esta segunda caja se llenaría también de explosivo, seguramente, como hemos referido anteriormente, dinamita, que tendría la misión de ser la carga principal del artefacto.

Del segundo artefacto hallado en la calle Pretil de los Consejos:

En este caso, al haber sido recuperado el artefacto explosivo intacto y haber sido neutralizado en el Laboratorio Municipal conservando, por lo tanto, todos sus elementos, permite su exacta reconstrucción.

El contenedor del artefacto sería una caja rectangular metálica, de hoja de lata, de diez centímetros de altura y seis y medio por cuatro de anchura, originalmente utilizado para contener un blanqueante para el lavado de la ropa, de la marca «Colman’s azure blue nº 1», con un agujero en su tapa que permitiría la introducción de una mecha. Interiormente se encontraba un tubo de cristal, que coincidía su ubicación con el agujero practicado en la parte superior de la caja, provisto de una tapa metálica a la que habían hecho otro agujero por el que podría ser introducida una mecha (que no se ha localizado), conteniendo en su interior setenta y dos gramos de una sustancia pulverulenta identificada como pólvora ordinaria. Además contenía setenta y cinco gramos de clavos de herrar y otros tipo de elementos metálicos que servirían como metralla al salir despedidos tras la activación de la sustancia explosiva, y finalmente, un polvo inerte, posiblemente cemento, que tendría como misión inmovilizar los elementos anteriores en el interior del contenedor y crear, además, una nube de polvo que aumentara la confusión tras la activación del artefacto. Exteriormente todo el conjunto estaba asegurado con varias vueltas de alambre que cerraban la tapa y evitaban que su contenido se pudiera vaciar utilizando un precinto de plomo de dos centímetros de diámetro, con marcas de estrellas en bajo relieve y el número trescientos cuarenta en alto relieve, para unir sus extremos.


6.- FUNCIONAMIENTO DE LOS ARTEFACTOS

Primer artefacto:

Dispuestas las cajas de caudales, una dentro de la otra, estando ya soldado, en uno de los laterales cortos de la caja exterior, una varilla de metal para ser usada como mango, unidos los tubos de cristal, llenos de ácido sulfúrico, al cuerpo de la caja pequeña, y estando rellenos los huecos existentes entre las cajas de fulminato de mercurio y llena de dinamita la caja pequeña, el artefacto estaría preparado para su funcionamiento al impacto. Su manejo, sin duda, resultaba extremadamente peligroso por lo que cabe la posibilidad de que el artefacto portara algún tipo de sistema de seguridad, por ejemplo, unos tornillos que atravesaran las paredes de la caja grande e inmovilizaran la caja pequeña, para asegurar su transporte y que, simplemente quitándolos, el artefacto quedara armado y en disposición de funcionar.

Una vez dispuesto así el artefacto, camuflado en un gran ramo de flores, esperaría el criminal Mateo Morral el paso de la carroza real. Cuando ésta llegó a su altura, arrojó el ramo de flores unido al artefacto desde un quinto piso (cuatro pisos más el principal) lo que haría que éste alcanzara gran velocidad. Al impactar contra el suelo y frenarse bruscamente, la caja pequeña, móvil, que estaba rodeada por los tubos de cristal, debido a la inercia generada, chocaría con gran violencia contra las paredes interiores de la caja grande, fracturando uno o más de estos tubos, derramándose así el ácido sobre el fulminato de mercurio. La mezcla del ácido sulfúrico y el fulminato de mercurio[18] produce una reacción exotérmica de gran violencia que causaría la activación del explosivo primario y, éste, a su vez, activaría la carga principal de dinamita, produciéndose una explosión de gran potencia magnificada debido a la dureza del contenedor del artefacto, que, tras su fractura, provoca la dispersión de miles de pequeñas esquirlas que causaron el gran número de muertos y heridos, heridos que aumentaron el número de muertos, días después, debido a la infección de las heridas.

Este sistema, en esencia un cuerpo móvil que al impactar contra su objetivo, por la inercia del frenado, rompe un tubo de cristal y derrama acido sobre el fulminato, fue también utilizado en el atentado contra Alfonso XIII en la calle Rohan de París, en Junio de 1905, que fue cargado con explosivo fabricado por Pedro Vallina, que estaba especializado en la elaboración de artefactos explosivos con funcionamiento al impacto.

Del segundo artefacto hallado en la calle Pretil de los Consejos:

Debido al tamaño de este segundo artefacto, podría ser transportado oculto en un bolsillo o bolsa por una persona. Su activación se produciría por la simple iniciación de una mecha, por medio de un encendedor del tipo chisquero o un simple cigarro encendido, que tendría un retardo en función de su longitud que, como no se ha localizado, no se puede determinar pero que sería el suficiente para que el terrorista iniciara el artefacto y lo lanzara, a mano, hacia el lugar elegido por él.

Una vez finalizada la temporización proporcionada por la mecha, se iniciaría la pólvora ordinaria contenida en el tubo de cristal que, al deflagrar, generaría una gran cantidad de gases que al expandirse rompería violentamente el contenedor e impulsaría los clavos, que hacían la función de metralla, y se esparcirían en un radio de varios metros a la redonda. Al estar confinada se produciría, además, un gran estampido sonoro que generaría una gran alarma a la que se uniría una nube de polvo gracias a la sustancia inerte que contenía, aumentando la sensación de pánico.

Es obvio que visto el tamaño de este segundo artefacto éste no estaría encaminado a atentar directamente contra su SS.MM el Rey sino para producir una maniobra de distracción, en caso de ser necesario, para facilitar la huida del terrorista que lanzó la primera bomba. Como no lo fue, el cómplice de Mateo Morral, la abandonó en la calle Pretil de los Consejos cuando se fue del lugar aprovechando la confusión del momento.

7- CONCLUSIONES

1.- Que en el criminal atentado contra SS.MM. el Rey Alfonso XIII el día 31 de mayo de 1906 se utilizaron dos artefactos explosivos. El primero, lanzado desde el último piso de la casa situada en el número 88 (actualmente 84) de la calle Mayor que explosionó causando veinticinco muertos y cientos de heridos y un segundo artefacto, de menor tamaño y que fue recuperado completo en la calle Pretil de los Consejos, excepto la mecha que lo activaría, cuya misión seria ayudar, en caso de ser necesario, en la huida del terrorista Mateo Morral. Que parece evidente que la elección del lugar donde se produjo el atentado no fue casual y todo parece evidenciar que había sido previamente planeado por personas que conocían perfectamente tanto la casa de huéspedes de donde se lanzó la máquina infernal como la calle Pretil de los Consejos por lo que sería recomendable investigar anteriores inquilinos y los motivos por lo que la habitación estaba a disposición de Morral en las fechas claves antes del enlace real[19].

2.- Que el funcionamiento del primer artefacto sería al impacto y su iniciación química.

3.- Que el funcionamiento del segundo artefacto seria temporizado y su iniciación pirotécnica.

4.- Que el explosivo que llevaría el primer artefacto seria fulminato de mercurio, posiblemente, reforzado con dinamita.

5.- Que el explosivo que llevaría el segundo artefacto seria pólvora ordinaria.

6.- Que la persona que lanzó el primer artefacto seria Mateo Morral Roca, que huyó del lugar y el 2 de junio, tras ser retenido por el guarda de la finca “Soto de Aldovea”, lo asesinó y luego se suicidó[20].

7.- Que no ha sido identificado la persona que portó y posteriormente abandonó el segundo artefacto explosivo en la calle Pretil de los Consejos, pero, con toda seguridad, estaría al corriente del complot para atentar contra Alfonso XIII ya que se colocó en un lugar con visión directa al punto donde caería el artefacto explosivo, de la vía de escape del terrorista (la salida del portal de la calle Mayor 88) y poder controlar que huía sin problemas y, también, en una zona que le permitía, usara o no ese segundo artefacto, escapar fácilmente del lugar de los hechos.

7.- Que en ningún caso Mateo Morral Roca pudo actuar solo. Tuvo que tener cómplices para comprar las cajas de caudales que sirvieron de contenedor del artefacto. Que además, para la construcción de la máquina infernal, sería necesaria la participación de un profesional y unas instalaciones que permitan realizar una soldadura que uniera la caja de caudales exterior, con la barra metálica que haría la función de mango para empuñar el artefacto, así como retirar, al menos, el asa de la caja de caudales pequeña interior para que pudiera cerrarse sobre ella la exterior. También fue necesario que otras personas dieran soporte a Morral para comprarle las medicinas para atender a la enfermedad venérea (blenorragia) que padecía

8.- Que Mateo Morral no tenía los conocimientos técnicos necesarios para fabricar el fulminato de mercurio ni, tampoco, los medios para hacerlo, ya que sería imprescindible disponer de un pequeño laboratorio para fabricarlo con las mínimas medidas de seguridad y, también, de un lugar donde almacenarlo en condiciones óptimas de seguridad. Estos conocimientos sí los tenía Pedro Vallina, químico de referencia de los grupos anarquistas en esa época y que, según sus propias memorias, había creado una academia en Barcelona, en 1904, para enseñar a sus correligionarios[21] y que estaba especializado en la fabricación de artefactos explosivos de iniciación química y activación por impacto.

9.- Que según declara José Cuesta Gálvez[22], dueño de la casa de huéspedes donde se alojó Mateo Morral, información corroborada en el informe remitido al juzgado por el segundo jefe de la comisaría de Palacio, Julián Sánchez Machero[23], Mateo Morral, días antes del atentado, tenía la costumbre de hacerse traer diariamente a su habitación un gran ramo de flores. Es más que posible que, de esta manera, el día antes de la boda real, alguien subiera a su habitación, sin generar sospechas, un ramo de flores que ya contenía camuflado, en su interior, el artefacto explosivo y quedará dispuesto hasta su utilización.

Madrid, 20 de septiembre de 2025

EL PERITO DIPLOMADO TEDAX

Vº Bº

EL COMISARIO P. JEFE DE LA UNIDAD

Antonio Alonso Rodríguez.

Notas:

[1] Para más información sobre este segundo artefacto visite la página web “Una historia dela Policía Nacional”, https://cnpjefb.blogspot.com/2018/12/la-desconocida-segunda-bomba-usada-en.html

[2] Causa por Regicidio frustrado, 31 de Mayo de 1906 Causa contra Mateo Morral, Francisco Ferrer, José Nakens, Pedro Mayoral, Aquilino Martínez, Isidro Ibarra, Bernardo Mata y Concepción Pérez Cuesta. 1906-1909. Madrid, Sucesores de J.A. García, 1911, tomo 1, página 128.

[3] Ídem, página 212.

[4] Ídem, página 122.

[5] SANCHO EZAMA, Eduardo: Química de los explosivos (1941) Ediciones Afrodisio Aguado, Madrid, página 188 y ss. y BLANCO GARCÍA, Antonio: Pirologia. La utilización racional de los explosivos (1958) Editorial Dossat, Madrid, página 91 y ss.

[6] Cit. en GONZALEZ CALLEJA, Eduardo (1998): La razón de la fuerza, p. 365, escrito anónimo de Paris en Archivo de la Prefectura de Policía de París, 05/06/1905 serie B, legado 1511, Anarchistes en Espagne.

[7] GONZALEZ CALLEJA, Eduardo (1998): La razón de la fuerza, p. 373 , nota al pie 199.

[8] Causa por Regicidio frustrado, 31 de Mayo de 1906 Causa contra Mateo Morral, Francisco Ferrer, José Nakens, Pedro Mayoral, Aquilino Martínez, Isidro Ibarra, Bernardo Mata y Concepción Pérez Cuesta. 1906-1909. Madrid, Sucesores de J.A. García, 1911, tomo 1, página 122.

[9] Manual Técnico de Explosivos. Dirección General de Armamento y Material, División Técnica de Armamentos Terrestres (1984), Talleres del Servicio Geográfico del Ejército, páginas 310 y ss.

[10] Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, Atentado contra SS.MM. en la calle Mayor. Momento de la explosión. Lefevre Minardi, Caterina (Autor); López, Braulio (Editor); Palomeque, M. (Impresor), Código de referencia ES 28079 ARCM 0915R.Recto. https://www.memoriademadrid.es/view/364416

[11] Biblioteca Digital de Defensa. Fotografía del atentado a S.M. el Rey Alfonso XIII, 1906. Museo del Ejército/Biblioteca Virtual de Defensa, número de inventario MUE-38111.

[12] Biblioteca Digital de Defensa. Fotografía del atentado a S.M. el Rey Alfonso XIII, 1906. Museo del Ejército/Biblioteca Virtual de Defensa, número de inventario MUE-38110, autor: no consta.

[13] El Imparcial, edición de 19/06/1906.

[14] SANCHO EZAMA, Eduardo: Química de los explosivos (1941) Ediciones Afrodisio Aguado, Madrid, página 199 y ss

[15] BLANCO GARCÍA, Antonio: Pirologia. La utilización racional de los explosivos (1958) Editorial Dossat, Madrid, página 94.

[16] Causa por Regicidio frustrado, 31 de Mayo de 1906 Causa contra Mateo Morral, Francisco Ferrer, José Nakens, Pedro Mayoral, Aquilino Martínez, Isidro Ibarra, Bernardo Mata y Concepción Pérez Cuesta. 1906-1909. Madrid, Sucesores de J.A. García, 1911, tomo 1, página 121-122.

[17] Causa por Regicidio frustrado, 31 de Mayo de 1906 Causa contra Mateo Morral, Francisco Ferrer, José Nakens, Pedro Mayoral, Aquilino Martínez, Isidro Ibarra, Bernardo Mata y Concepción Pérez Cuesta. 1906-1909. Madrid, Sucesores de J.A. García, 1911, tomo 1, página 177.

[18] Manual Técnico de Explosivos. Dirección General de Armamento y Material, División Técnica de Armamentos Terrestres (1984), Talleres del Servicio Geográfico del Ejército, páginas 312.

[19] La habitación inicialmente estaba alquilada, desde dos meses antes del atentado, a un estudiante que ampliaba sus estudios de pintura en el Museo del Prado gracias a una beca concedida por la Diputación de Barcelona, llamado Augusto Henault Bassols. Este individuo cedió su habitación a Morral, al parecer a petición del dueño de la casa de huéspedes, José Cuesta Gálvez. En el momento del atentado, según su declaración estaba en la calle Mayor junto al portal de la casa y al oír la explosión subió las escaleras cruzándose con el terrorista Morral que las bajaba.

[20] Esa es la versión oficial ya que, recientes estudios, realizados por el periodista y criminalista Francisco Pérez Abellán, y reseñados en el libro «Morral, el reo asesinado» (2017) parecen indicar otra cosa.

[21] Vallina Martínez, Pedro (2000): Mis memorias. Centro andaluz del libro SA. Madrid., página 267.

[22] Causa por Regicidio frustrado, 31 de Mayo de 1906 Causa contra Mateo Morral, Francisco Ferrer, José Nakens, Pedro Mayoral, Aquilino Martínez, Isidro Ibarra, Bernardo Mata y Concepción Pérez Cuesta. 1906-1909. Madrid, Sucesores de J.A. García, 1911, tomo 1, página 62.

[23] Ídem, página 78

1 comentario: