Del boletín "Emblema", tomamos su editorial del mes de marzo.
Seguimos viviendo tiempos especialmente complicados, cercados por una corrupción galopante que ya parece no asombrar a nadie. Vamos de escándalo en escándalo, solapándose cada uno con el siguiente.
El otro día tuvimos la oportunidad de leer en el digital “El Confidencial” la entrevista que le realizaron a nuestro compañero y amigo el Inspector Jefe Francisco Moar, quien, con valentía, esa misma que se le exige a todo buen policía y, en general, a cualquier servidor público, sacaba a la luz parte de aquella trama del famoso “Tito Berni” que parece ha quedado olvidada o perdida en el más recóndito de los cajones.
En la entrevista deja bien claro que, de forma maliciosamente intencionada, se le apartó de aquella investigación de la que han quedado muchos extremos sin aclarar y muchos aspectos sin investigar, tapando así un escándalo de corruptela de la que, curiosamente, son protagonistas los de siempre.
Aquella trama corrupta, en la que hubo un poco de todo, ocupó, durante días, las primeras planas de muchos de los periódicos, especialmente aquellos que son independientes y no están comprados por el poder con el dinero de todos. Sin embargo, curiosamente, un buen día aquello se fue olvidando como si jamás hubiera sucedido, sin que realmente llegásemos al conocimiento de la verdad y, sobre todo, sin saber la identidad de todos los implicados y el alcance de aquel contubernio mafioso.
Es verdad que el grado de corrupción ha alcanzado tales cotas, inimaginables en un país serio y democrático, que resulta del todo imposible seguir las pistas a cada una de las tramas, ya que una solapa a la siguiente. Sin embargo, eso no debería ser óbice para que las investigaciones continuasen hasta llegar a aclarar el asunto hasta sus últimas consecuencias.
En cualquier caso, recomendamos la atenta lectura de esta entrevista que se encuentra disponible en la web de “El Confidencial” o en el blog de nuestro compañero http://cnpjefb.blogspot.com/.
En fechas pasadas tuvimos la oportunidad de ver los dos primeros capítulos de la serie “Asuntos internos”, un auténtico bodrio propio de la cadena televisiva que lo emite, la 1, pagada con el dinero de todos y muy al gusto de los que rigen sus destinos, convertida en la auténtica voz de su amo.
Estamos hartos de ver cómo en todas estas series aparece la figura del típico policía corrupto, convertido en un estereotipo, que lo único que provoca es repulsa, cuando, en realidad, los casos de este tipo han sido siempre, afortunadamente, irrelevantes.
Lo único que, a nuestro parecer, tiene de positivo la serie citada es la presencia de una de aquellas primeras Inspectoras de la promoción del 79 que tanto y tan buen juego han dado a la Policía Española.
Convendría decirle, en cualquier caso, al director o al que sea, que cuide los detalles para evitar que una falsa Placa, con el emblema actual, se convierta en aquella del Cuerpo General de Policía que, hasta 1982, utilizó aquella promoción. Aunque, lógicamente, estos detalles son producto de la falta del asesoramiento necesario exigible en cualquier producción que se precie de pretender reflejar la verdad histórica.
También debemos hacernos eco, ya que se trata de una forma más de corrupción, de esa pretensión de los separatistas catalanes de ser la Generalidad la encargada de la expedición del Documento Nacional de Identidad. Una auténtica barbaridad, se mire por donde se mire, que sería como reconocer de facto la existencia de un Estado con capacidad para documentar a sus ciudadanos.
Ya son muchas las ventas que se han hecho a cambio de esos miserables siete votos de la vergüenza, capaces de tener en vilo a toda la Nación por la ambición desmedida de unos y el mantenimiento del poder, al precio que sea, de otros.
Hablamos de entregar una competencia, la de documentar a los nacionales, que, desde 1824, corresponde a la Policía, al ser el Estado el único que tiene capacidad para ello.
¿Por qué ese afán de hacerse con tal competencia? Sin duda sería el primer paso serio para el reconocimiento, aunque no de forma expresa, del Estado catalán. De hecho, estamos seguros de que en el supuesto nuevo DNI que, por cierto, seguiríamos financiando el resto de los españoles desaparecería el nombre de España que sería sustituido por el de Cataluña.
Eso sería el principio del fin.
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