lunes, 9 de septiembre de 2024

Por qué ETA asesinó al conde de Aresti

Del boletín "Emblema" de septiembre, tomamos este interesante artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe (R) Eloy Ramos Martínez.

Ocurrió el 25 de marzo de 1980. Ese día Enrique Aresti Urien salió de su casa, en el 26 de la Gran Vía bilbaína y llegó al edificio donde estaban instaladas sus oficinas: la Unión y el Fénix Español, agencia de seguros, y Maura y Aresti, consignataria de buques. De la primera era subdirector general y de la segunda, gerente. Ambas estaban en el número 3 del Arenal bilbaíno y vinculadas entre sí, la última de tipo familiar. Aresti trabajaba en esta entidad desde los 17 años y antes lo había hecho su padre.

Enrique de Aresti Urien, tercer Conde Aresti

El edificio en cuestión estaba destinado solamente a oficinas. Ese día Aresti llegó a las 8,30 y entró en el portal precedido de otro señor y ambos iniciaron la subida por las escaleras ya que el ascensor lucía un cartelito con la inscripción “NO FUNCIONA”. Cuando el primero de ellos llevaba subidos como la mitad de escalones hacia la primera planta, el sonido de un disparo le hizo volverse. Vio en el suelo a Enrique Aresti en medio de un charco de sangre.

Alcanzó a ver difusamente al asesino: un joven de unos veintitantos años que salió a toda prisa del portal e iba a cara descubierta. También el portero de la casa, que solo llevaba trabajando allí un par de meses, se hallaba encendiendo la caldera de la calefacción en el sótano, cuya puerta está muy cercana a la escalera. Al oír el disparo, salió directamente a la calle, pero al no ver nada extraño entró en el portal y vio el cadáver. La bala le había atravesado la cabeza y se había incrustado en la pared .

Entre estos dos y los empleados de Maura y Aresti trasladaron el cuerpo al hospital de Basurto, donde los médicos solo pudieron certificar la muerte. Presentaba un solo impacto de bala con orificio de entrada en la región occipital y salida en la articulación frontoparietal.

Curiosamente, ese día la familia conmemoraba el aniversario de la muerte de su padre con una misa a las nueve en la iglesia de los jesuitas. El sacerdote supo del asesinato y fue al hospital a darle la extremaunción.

El Juzgado Central de Instrucción número 2 instruyó el sumario 78/80 y en octubre del mismo año fue sobreseído provisionalmente. El crimen es uno de los 379 cometidos por ETA que están irresolutos. Naturalmente en esta trágica cifra no están incluidos los asesinados en el incendio del Hotel Corona de Aragón en julio de 1979 ni los que viajaban en el vuelo de Iberia estrellado en el Monte Oiz el 19 de febrero de 1985.

Unas fechas antes de su muerte, había sostenido una fuerte discusión en el Colegio de Agentes de Seguros de Vizcaya. La discusión terminó con la negativa tajante del subdirector a seguir engordando las cuentas corrientes de una agencia aseguradora llamada ZIUR, que llevaba actuando de intermediaria en la contratación de pólizas de toda índole y cuantía diversa desde meses atrás. El conde de Aresti afirmó que La Unión y el Fénix Español poseía su propia infraestructura comercial, suficiente para lograr nuevos clientes. “Aquí termina la cuestión” afirmó. Era el 24 de marzo de 1980. Como contaría su hijo años más tarde, un compañero y amigo del conde le comentó: “Enrique, has firmado tu sentencia de muerte”.

Un tiempo antes del asesinato había aparecido en la escalera de las oficinas de Aresti una pintada con la leyenda “Primer aviso. La Unión y el Fénix. ETA”

La citada agencia ZIUR (Aseguro Agentzia) tenia por entonces domicilio legal en San Sebastián y Bilbao y distribuía cientos de hojas de propaganda en español y euskera en las que decía: “Tenemos que ir elaborando una alternativa de izquierda abertzale. Hoy no sirve y cada vez servirá menos decir que “eso no es bueno” No vale decir que la forma de vida que nos imponen los imperialistas y su comparsa no es buena”. La agencia había montado una red profesional de agentes, todos del entorno de Herri Batasuna y las primeras visitas fueron a Mapfre, Seguros Bilbao, La Unión y el Fénix, etc. En pocas semanas numerosas personas del País Vasco suscribieron pólizas de vida (las mas aconsejadas por los de ZIUR), incendios, invalidez… las compañías que recibieron la indicación de colaborar, abonaron con urgencia el porcentaje estipulado por la citada agencia.

Uno de los implicados en el tema de la agencia abertzale era Iríbar, directivo de la agencia y conseguidor de un buen puñado de clientes, aunque los dirigentes estaban en Francia (Hay que recordar que el receptor del impuesto revolucionario era OTXI -Organización Txomin Iturbe Abásolo -). El futbolista, Letamendía y otros varios amenazaron al diario ABC con una querella criminal por la información publicada y que hemos narrado aquí.

Los implicados en el tema dijeron que la agencia había nacido para potenciar los medios audiovisuales en las ikastolas y crear una infraestructura de la futura televisión vasca. Inicialmente estaban también los escultores Oteiza y Basterrechea. Los “agentes” estaban en el paro y en un tiempo dijeron que se disolvió. También afirmaban que Herri Batasuna no tenía nada que ver con ETA.

No tendría un largo recorrido judicial la querella en cuestión porque el hijo del finado, Carlos Aresti Llorente, treinta y cinco años después del asesinato dijo: “El entorno de ETA había descubierto que si creaba una agencia de seguros podía conseguir grandes comisiones en base, como siempre, a amenazas y coacciones. Mi padre había recibido la carta pidiéndole el mal llamado impuesto revolucionario, y no solo se negó, sino que ante notario dejó constancia de que no entregaría un céntimo a la banda por su condición de católico, vasco y español y prohibía a sus familiares o amigos pagar cualquier rescate. Dio fe el notario el 7 de febrero de 1979. Dijo siempre que no conseguirían echarlo de su tierra porque si lo mataban lo enterrarían en Gordejuela (Vizcaya). No quiso nunca protección para evitar más muertes inocentes.

También indicaba que cuando mataron a su padre, el Consejo General Vasco tenía su sede en la Gran Vía, de Bilbao, frente a la casa de Aresti. Garaicoechea ni cruzó la acera para darles el pésame. Tres años después del asesinato el ayuntamiento, a cuyo frente estaba José Luis Robles cambió el nombre de la plaza de Conde de Aresti (abuelo del asesinado) y Diputado General por Vizcaya entre 1898 y 1902.

Enrique de Aresti Urien tenía 62 años y era viudo desde hacía dieciocho de la sevillana Maite Llorente, que murió al poco de nacer su última hija, Luján. Tenía cinco hijos: La mayor, María, de 28 años, después Carlos, de 24; Rocío, de 22; Pilar, de 21 y la última Luján, de 20.

Era presidente del Patronato de Protección a la Mujer y miembro de la Asociación Vizcaína de Caridad. Había nacido en Gordejuela (Vizcaya), donde tenía una casa.

El marquesado fue otorgado por Alfonso XIII a su abuelo, Enrique de Aresti y de la Torre el 30 de junio de 1908 en reconocimiento a su labor como presidente de la Diputación Foral del Señorío de Vizcaya, cargo que ocupó de 1898 a 1909. Fue fundador de empresas de diferentes tipos; intervino en la reconversión industrial de Vizcaya y fue también Gobernador Civil de la provincia entre 1907 y 1909 por nombramiento del presiente Antonio Maura.

El primer conde fue, además, fundador de la Asociación Vizcaína de la Caridad, y Bilbao le dedicó el 19 de julio de 1950 una de las plazas más céntricas de la ciudad en la que se situó el mercado del Ensanche y que aún hoy lleva su nombre.

Eloy Ramos Martínez.

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