Ahora que no estamos aproximando a la celebración del segundo centenario de la creación de la Policía Española -1824-2024-, consideramos un buen momento para conocer la historia y evolución de las primeras Unidades que integraron nuestra gloriosa Institución.
En enero de 1824, en el reinado de Fernando VII, se crea la Superintendencia General de Policía del Reino que comienza a desplegarse, a base de Intendencias y Subdelegaciones, por todo el territorio nacional, estableciendo treinta dos Intendencias, de 1ª, 2ª y 3ª categoría, según los casos, en Aragón (Zaragoza), Asturias (Oviedo), Avila, Baleares (Palma de Mallorca), Burgos, Cádiz, Canarias (Santa Cruz de Tenerife), Cataluña (Barcelona), Córdoba, Cuenca, Extremadura (Badajoz), Galicia (La Coruña), Granada, Guadalajara, Jaén, León, Madrid, Málaga, La Mancha (Manzanares), Murcia, Navarra, Palencia, Provincias Vascongadas (Vitoria), Salamanca, Santander, Segovia, Sevilla, Soria, Toledo, Valladolid, Valencia y Zamora, a cuyo frente se colocó a un Intendente, el antecedente más remoto de los actuales Jefes Superiores de Policía.
Los Celadores Reales (El Ejército y la Armada, M. Giménez González) |
De estas treinta y dos Intendencias dependían un total de 123 Subdelegaciones ubicadas en diferentes localidades de mayor o menor entidad, desplegadas en el territorio afecto a cada una de las Intendencias.
Tan solo un año después, en 1825, se crea en Madrid el Regimiento de Celadores Reales como embrión de una fuerza militar que debería desplegarse por todo el territorio nacional como elemento de apoyo a las Intendencias respectivas, lo que lo convierte en el antecedente más remoto de las Unidades de Policía uniformada.
Sin lugar a dudas, podemos considerar, por tanto, a los Celadores Reales como la Unidad uniformada más antigua que ha prestado servicios en la Policía Española, constituyendo un antecedente directo, también, debido a su orgánica y función, de las Unidades de Caballería de la actual Policía Nacional.
Celador Real (Fundación Policía Española) |
El origen de esta Unidad, con una entidad inicial de Escuadrón, lo encontramos en mayo de 1823 en la plaza de Zaragoza y su constitución se debe a una Circular que conserva el Archivo Histórico Municipal de La Cuba -Museo Virtual del Maestrazgo- (Teruel), promulgada por Felipe de Freires, Comandante del Primer Tercio de Voluntarios del Talarn, quien en su escrito, a modo de proclama dirigida a los aragoneses, refiere, en primer término, la finalidad y servicios que esta Unidad deberá realizar, todos ellos relacionados con la protección de la seguridad pública y otros que él mismo define como “de confianza”. Por tanto, como primera premisa, hay que establecer, como veremos, que el origen de este Escuadrón, en lo que a misiones específicas se refiere, no es otro que las derivadas del ejercicio de funciones asignadas tradicionalmente a la Policía.
Entre las que le asigna la Circular de referencia figuran las de prestar seguridad y protección en los caminos; realizar funciones de correo que denomina de “correr pliegos” y dar servicio de escolta a los convoyes. Funciones, todas ellas, que, en numerosas ocasiones, a lo largo de su dilatada historia, ha asumido, de una u otra forma, la actual Policía Nacional
En la citada Circular, auténtico embrión de esta Unidad, el firmante excita a los leales y honrados habitantes del Reino de Aragón que gocen de sana opinión, buena conducta, amor acreditado al Rey D. Fernando VII y que no hubiesen ocupado cargo ni destino durante el Gobierno constitucional, a que se alisten y ocupen plaza en el referido Escuadrón, señalando, además, que todo aquel que aporte su propio caballo le será abonado de acuerdo con la tasación que de él se realice.
Este dato nos permite determinar que, ya inicialmente, la Unidad se concibió como una fuerza montada lo que le facilitaría un alto nivel de movilidad para el mejor cumplimiento de las funciones asignadas.
Circular por la que se crea el Escuadrón de Celadores Reales en Zaragoza en 1823 (Museo virtual del Maestrazgo) |
Igualmente señala que, para acreditar las condiciones exigidas a las que ya se ha hecho referencia, los aspirantes al ingreso en el Escuadrón deberán presentar un memorial acompañado de una certificación del Ayuntamiento correspondiente, así como la pertinente acreditación por parte del Cura párroco del pueblo respectivo en el que resida.
De acuerdo con lo dispuesto en la Circular aludida, los primeros en alistarse serán nombrados Cabos y todas las Clases gozarán de un haber superior en un tercio al que perciben las tropas del Rey.
Por lo que parece, creemos que la intencionalidad del fundador no era otra, en un principio, que crear una fuerza de milicias, posiblemente no sujeta al Fuero de Justicia Militar, sin embargo, como veremos, pronto se convirtió en una Unidad regular, encuadrada dentro de los Reales Ejércitos.
La citada Circular, fechada el 4 de mayo de 1823, concluye señalando: “No necesito encarecer las ventajas de este establecimiento: Arto tiempo habéis visto descuidada esta protección, que un Gobierno justo debe dispensar a sus gobernados, pero ha llegado ya el tiempo de que cese el estado de inseguridad en que habéis permanecido durante tan ominosos días. Los gobiernos que tienen por su divisa la Religión y la legitimidad de sus Reyes, no pueden dejar de ser justos, vigilantes y benéficos. Apresuraos aragoneses, a fecundar las intenciones de los que os gobiernan, que en ello encontraréis vuestro reposo y vuestra verdadera felicidad”.
En el texto se advierte la necesidad de hacer frente a la problemática que, en materia de seguridad pública, estaba aquejando a las poblaciones, al menos por lo que se refiere a las integradas en el Reino de Aragón, razón por la que insta a la creación de la Unidad.
La respuesta no se debió hacer esperar y la Autoridad debió de hacer suyo el proyecto ya que, por lo que se sabe y así lo cita algún autor, el Escuadrón pasa su primera revista en Zaragoza en ese mismo mes de mayo, nombrando para ejercer su mando al Coronel Francisco Sánchez Muñoz.
Suponemos que, en su primera revista, dada la premura con la que se realizó, la fuerza no vestiría todavía su uniforme reglamentario, aun cuando si es posible que comenzase a prestar los primeros servicios.
La prueba de que la Unidad forma, prácticamente desde su creación, parte del Ejército regular la encontramos en el Estado Militar de España de 1824, cerrado el año anterior -1823- donde localizamos la que creemos primera referencia formal a los Celadores Reales, Unidad constituida con una entidad de tipo Escuadrón, figurando como Comandante el Coronel Francisco Sánchez, ya citado, que aparece en situación de “en comisión”.
En este mismo Estado Militar se le asigna la uniformidad que describe como casaca de paño azul turquí; cuello y vueltas azul celeste; galón ancho de plata en el cuello y vueltas; botón blanco, con cordones sobre el hombro derecho; pantalón gris por encima de la bota; sombrero de tres picos con galón de plata, y la tropa de hilo.
Desde sus orígenes, la pretensión del proyecto no era otra que la de desplegar una Compañía de este mismo Cuerpo en cada una de las provincias españolas, sin embargo, diferentes motivos, finalmente, lo impidieron.
Podemos colegir, por tanto, que, desde su fundación, se concibió como un Cuerpo de Seguridad pública, con vocación de desplegarse por todo el territorio y en su uniformidad encontramos una clara inspiración en la Gendarmería francesa, tanto en el cordón blanco que cuelga del hombro derecho, como en la forma del sombrero asignado reglamentariamente y, probablemente, en alguna prenda más de su uniformidad.
Celador Real |
En lo concerniente a su orgánica, si consideramos la composición de las Unidades de Caballería del Ejército Español a fecha de 1823, nos encontramos que cada Escuadrón, contaba con una fuerza total de 136 hombres y 120 caballos; se articulaba sobre la base de dos Compañías contando, cada una de ellas, con un Capitán, un Teniente, un Alférez, un Sargento 1º, dos Sargentos 2º, un Trompeta, cuatro Cabos 1º, cuatro Cabos 2º, 48 Soldados montados y 8 desmontados.
Con esta misma composición y mando aparece en el Estado Militar de 1825, referido a la fuerza presente el año anterior, lo que nos hace suponer que, a lo largo de los años 1823 y 1824 no sufrió variación alguna en su orgánica.
Sin embargo, el Estado Militar correspondiente al año 1826, señala que, con fecha 1º de septiembre de 1825, una Real Orden determina la creación en la plaza de Madrid del Primer Regimiento de Caballería Celadores Reales, sobre la base de los dos Escuadrones existentes, lo que prueba que, a lo largo de los meses comprendidos entre enero y septiembre de 1825 se había activado un segundo Escuadrón.
Bendición de los Caballos de los Celadores Reales el día de San Antón |
El Regimiento se articula en una Plana Mayor y cuatro Escuadrones de dos Compañías cada uno, quedando adscrito a la Inspección de Caballería, apareciendo su referencia detrás de los Regimientos Provisionales. Al adquirir la entidad de Regimiento, este cambia su orgánica adecuándola a su nueva situación y estableciéndola sobre la base de una Plana Mayor y cuatro Escuadrones, de a dos Compañías cada uno, con una fuerza teórica total de 544 hombres y 480 caballos.
Por su parte, la Plana Mayor del Regimiento queda integrada además de por el Coronel, por el Teniente Coronel Mayor, dos Comandantes, cuatro Ayudantes y cuatro Porta-estandartes, todos ellos Oficiales, y por un Capellán, un Cirujano, un Picador, un Mariscal Mayor -cuya función era la del cuidado y mantenimiento de los caballos-, un Mariscal Segundo, un Trompeta maestro, un Sillero, un Armero y cuatro forjadores.
Por lo que se refiere a la orgánica de cada uno de los Escuadrones se mantiene la ya referida anteriormente, aunque, por lo que se cree, es muy posible que nunca llegasen a completarse al menos sobre su plantilla teórica.
Los Celadores Reales en Granada |
El mando de Coronel del Regimiento se le asigna al Brigadier -empleo que actualmente se corresponde con el de General de Brigada- Rafael Valparda y el de Teniente Coronel, segundo jefe, al Coronel Anselmo Carpintier.
Corresponde el mando de sus Escuadrones al Coronel Francisco Sánchez Muñoz, el primero; al de igual empleo Mariano Pacheco el segundo; el tercero al también Coronel Agustín de Tena y el cuarto a Josef Caballero de igual empleo que los anteriores.
En cuanto a la uniformidad aparece una ligera variante con relación a la descrita en 1823, describiéndolo como “capa y casaca de paño azul turquí; cuello y vueltas azul celeste, esta con galón ancho de plata en el cuello y vueltas, y botón blanco, con cordones sobre el hombro derecho; pantalón gris por encima de la bota; sombrero de tres picos con galón de plata, y la tropa de hilo”.
La asignación de la capa como prenda de abrigo es posible que no suponga una variante con relación al primer reglamento de uniformidad en el que, simplemente, pudo obviarse de forma involuntaria.
Por otra parte, llama la atención que en la descripción de la uniformidad que refiere el Estado Militar no haga alusión alguna a la franja de color azul celeste que figura, en los uniformes que se han reproducido, sobre las costuras externas de los pantalones y que en el grabado que aparece en la obra de Manuel Giménez González “El Ejército y la Armada”, a la que haremos referencia más adelante, se asemeja más a un soutache.
Algo similar sucede con las cifras “CR” que aparecen en los cuellos de los uniformes reproducidos por la C.G.S.C. de las que tampoco habla el Estado Militar, al describir la uniformidad, ni lo refleja Giménez González en su grabado.
Tampoco el Estado Militar refiere, en la descripción de la uniformidad, nada relativo a la bandolera y cinturón de cuero blanco y al cartucherín o cartuchera de cuero negro que aparece en el grabado de Giménez González, por lo que suponemos que la chapa frontal de la bandolera, en metal blanco en consonancia con el color del botón, debería llevar las cifras “CR” timbradas de corona real.
Los Celadores Reales en Valladolid (2021) |
Estas carencias a la hora de describir de forma más exhaustiva y completa la uniformidad del Regimiento, nos ha exigido de un mayor esfuerzo para completar mejor la descripción del uniforme, incluidas algunas piezas menores, aproximándolo al que actualmente visten los Celadores Reales de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana. Merced a esta búsqueda de datos hemos podido localizar, en la web “Caballipedia” -página especializada en el estudio de la historia y evolución de la Caballería Española-, una descripción más completa de la uniformidad del Regimiento, de la que ignoramos la fuente de procedencia, que la describe de la siguiente forma:
Bicornio alto de fieltro negro con galón de plata; presilla de lo mismo con escarapela encarnada y botón blanco.
Capa de paño azul turquí.
Casaquilla de paño azul turquí tipo frac, cerrada al centro con nueve botones blancos grandes; faldones cortos con carteras en tresillo con tres botones cada una; cuello, vivos, vueltas y barras de paño azul celeste; en cuello y vueltas, galón ancho plateado; el cuello abierto en pico con las iniciales CR; hombreras trenzadas blancas con la base celeste; cordones blancos al hombro derecho
Pantalón de paño gris con cuchillos de cuero negro y trabillas para el borceguí; franja de paño azul celeste en las costuras laterales.
Corbatín de seda negra sujeto por correílla; guantes de gamuza crudos; borceguíes de cuero negro con espolín; bandolera y cinturón de cuero blanco y sable de caballería ligera modelo 1815.
Los Celadores Reales en Santiago de Compostela |
Desconocemos si esta descripción está tomada de un reglamento de uniformidad o cartilla coetánea a la creación del Regimiento o, por el contrario, se corresponde con la observación directa de los uniformes recreados por la C.G.S.C. En cualquier caso, aportamos esta reseña por el interés que pueda tener.
Volviendo a la evolución histórica del Regimiento, señalar que pasa a depender funcionalmente de la Superintendencia General de Policía del Reino, creada en 1824, quien le confirma las funciones que ya tenía asignadas desde su creación, encargándole la protección y vigilancia en la Capital de España y alrededores, manteniendo su espíritu de servir como base para su despliegue por todo el territorio nacional.
Posteriormente, en el Estado Militar de 1827, cerrado en 1826, aparece con la misma estructura orgánica, mando y uniformidad que en el año anterior.
El 13 de mayo de 1827, debido a problemas presupuestarios, sufre una reorganización perdiendo la vinculación con la Inspección de Caballería y quedando una de sus Compañías, integrada por 72 hombres y 60 Caballos, bajo la dependencia directa del Capitán General de Castilla la Nueva y otras dos Compañías, procedentes de la fuerza desmontada, continúan dependiendo de la Superintendencia General de Policía del Reino. De hecho, en el Estado Militar de 1828 no encontramos referencia alguna a este Regimiento por lo que lo consideramos, cuando no disuelto, al menos no adscrito ya al Ejército como Unidad orgánica.
Los Celadores Reales en La Coruña (2022) |
Con relación a estas dos Compañías, que continúan manteniendo su adscripción a la Superintendencia General de Policía, cabe señalar que una de ellas fue dotada nuevamente de caballos y suponemos que mantuvo la uniformidad descrita.
Los gastos derivados del mantenimiento de este Regimiento fueron asumidos por la Superintendencia General de Policía del Reino hasta que, finalmente, en 1832 fue disuelto definitivamente ante la imposibilidad de dar cumplimiento a las expectativas de despliegue iniciales y al elevado coste que generaba su mantenimiento.
Pese a lo efímero de la vida operativa del Regimiento de Celadores Reales, su recuerdo se ha mantenido vivo en la Policía Nacional hasta el punto de que en 1999 con motivo de celebrarse el 175º aniversario de la creación de la Policía Española -13 de enero de 1824-, la Dirección General de la Policía a través de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, Sección Central de Caballería, crea un Subgrupo con la uniformidad de este Cuerpo destinado a actos protocolarios y de representación.
Un grabado que acredita la descripción de la uniformidad de este Regimiento, del que creemos fue tomado el modelo para la confección de los actuales uniformes, lo encontramos dentro de la magnífica obra “El Ejército y la Armada” de Manuel Giménez González, publicada por el Ministerio de Defensa en 1982, a la que ya hemos hecho referencia, en la lámina correspondiente a los Cuerpos de Seguridad Pública en el reinado de Fernando VII.
La Unidad de Celadores Reales se ha venido sumando, de forma regular, tanto a la celebración de la festividad de los Santos Angeles Custodios como a otros actos organizados por la Dirección General de la Policía y ha participado en el pasado desfile del Día de la Fiesta Nacional -12 de octubre- en Madrid, causando la admiración de cuantos lo contemplaron.
Bibliografía:
Estado Militar de España
Gaceta-BOE
El Ejército y la Armada. Manuel Giménez González.
Museo virtual del Maestrazgo
Historia de la Guardia Civil
Caballipedia
Otras fuentes
José Eugenio Fernández Barallobre.
Artículo publicado en la revista "Policía".
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