domingo, 30 de enero de 2022

Los Talleres de armamento "Cuerpo de Seguridad"

Interesante y, como siempre, documentado artículo que nos remite nuestro buen amigo, compañero y colaborador, el Subinspector Antonio Alonso Rodríguez.

Desde noviembre de 1936, Madrid se convirtió en primera línea de fuego durante toda la Guerra Civil. Por ese motivo, pese a no estar completamente sitiada, la Capital tuvo que adaptarse a su nuevo escenario que le permitiera resistir en esa situación.

Uno de los principales cambios que sufrió la ciudad fue ver reconvertido todo su tejido industrial para dedicarlo a fabricar material de guerra. Así por ejemplo empresas como Standard, la Sociedad Jareño de Construcciones Metálicas, Talleres Iglesias o la Sociedad Comercial de Hierros, pasaron de fabricar estructuras metálicas para la edificación de nuevos edificios o de farolas para la iluminación de las calles a construir proyectiles de artillería, o que Oyarzún y la prestigiosa joyería E. Espuñes que antes de la guerra fabricaban cafeteras y básculas industriales o artísticas joyas pasaran a producir espoletas para granadas de mortero y de artillería o que la fábrica de bombillas Osram dedicara sus instalaciones a la fabricación de granadas de mano.

También se dedicaron diversas organizaciones políticas a la creación de talleres para producir material de guerra. Los comunistas fundaron la «Central Metalúrgica Ferrobellum», que contaba con más de 26 talleres, los anarquistas colectivizaron talleres para el «SUM» (Sindicato Único Metalúrgico) e incluso determinadas unidades militares fundaron talleres propios, como por ejemplo la 4ª Brigada Mixta, cuyo jefe, Carlos Romero Giménez, fundó las «Factorías Mecánicas Romero», que surtía de material de guerra específico a la unidad bajo su mando. Parece evidente que todo este “lío” no ayudaba a realizar una fabricación de material de guerra eficaz, por lo que pronto la Junta de Defensa de Madrid, y posteriormente la Subsecretaría de Armamento tomaron cartas en el asunto con la intención de que una fabricación coordinada ayudara al esfuerzo de guerra.

En ese tema, la industria de guerra en Madrid durante la Guerra Civil, llevamos años trabajando y esperamos que en un futuro no muy lejano una publicación vea la luz, pero de momento se escapa al objeto de este trabajo, que es precisamente describir la actividad de un taller de fabricación de material de guerra creado por el Cuerpo de Seguridad que fabricaba granadas de mano y morteros de infantería para ser específicamente usados por las unidades del Cuerpo y que fueron ideados por un miembro del mismo: Carlos Rodríguez Medina.

Noticia en la revista «Seguridad Popular» donde se da cuenta de la existencia de los talleres de armamento «Cuerpo de Seguridad»

Carlos Rodríguez Medina era un competente e inteligente militar destinado en el Cuerpo de Seguridad desde marzo de 1936, que, como otros muchos otros oficiales del Ejército de tendencia izquierdista, tras la llegada del Frente Popular pidió destino al Cuerpo con la intención de controlar las unidades de Policía que habían demostrado su efectividad en defensa de la Ley y el Orden durante la sublevación socialista del año 34.

Era hijo de un militar, el teniente Agustín Rodríguez Hernández, que murió tras enfermar gravemente durante su servicio en las Islas Filipinas. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1920 finalizando sus estudios en diciembre de 1922 con la graduación de Alférez y conceptuada su conducta como «Sobresaliente» (1).

Carlos Rodríguez Medina en la orla de la promoción de 1920 de la Academia de Infantería de Toledo

Su primer destino al salir de la Academia fue el Regimiento de Infantería Murcia número 37 que tenía su base en Vigo, pero en septiembre de 1923 solicitó ser destinado al Batallón Expedicionario del Regimiento Navarra número 25 que en esos momentos estaba combatiendo en la zona de Melilla, concretamente en la posición de Tizi-Azza donde “sostuvo diariamente fuego con el enemigo que la hostigaba” (2), permaneciendo en distintos puntos del Protectorado hasta enero de 1927 que pasó destinado al Regimiento de Infantería Saboya número 6 que tenía su base en Madrid.

Pronto se especializó en el uso de los morteros de infantería y en el fusil ametrallador, mereciendo una nota de felicitación en su expediente personal reseñada por el jefe de su unidad que decía textualmente “Oficial inteligente y entusiasta, demostró su amor al estudio en la brillante, metódica y bien expuesta conferencia «Necesidad que impuso la aparición del fusil ametrallador» (3).

En noviembre de 1935 pasó a la situación de disponible forzoso gubernativo a causa de sus relaciones con organizaciones políticas de izquierda, ya que, al parecer “estuvo dedicado a instruir milicias socialistas y comunistas” (4) situación que cambío tras la llegada al poder del Frente Popular tras las elecciones de febrero del 36 donde fue destinado, como Capitán al Cuerpo de Seguridad, para mandar la 24ª Compañía de Asalto que tenía su base en la ciudad de Mérida (Badajoz).

El alzamiento militar le sorprendió en esa población posicionándose en el bando gubernamental y tomando el mando de las fuerzas republicanas de la zona. Intenta defender sin éxito la ciudad a la llegada de las columnas nacionales y el 10 de agosto retrocede con sus tropas, que habían recibido la denominación de “Columna Medina”, hasta la localidad de Castueña donde las milicias bajo su mando participan en los asesinatos que se cometen en esa localidad (24 personas el 22 de agosto y 31 el 12 de septiembre a los que había que sumar las 20 personas asesinadas el 25 de julio).

El 15 de octubre abandona la zona y se convierte en el jefe de Estado Mayor de la 2ª Brigada Mixta que estaba al mando del abogado republicano Jesús Martínez de Aragón, donde asciende a Comandante. No tuvo buena relación con ese jefe lo que le llevó a solicitar un cambio de destino en diciembre de 1936 “por incompatibilidad con el jefe de la unidad” (5). Se incorporó al nuevo Cuerpo de Seguridad, unidad creada ese mismo mes por el Gobierno republicano tras publicar un decreto que unificaba todos los cuerpos policiales en uno solo, y que estaba compuesto por dos secciones, la primera que llamó “Grupo uniformado” y “Grupo Sin Uniforme” la segunda (6).

Tras varios meses al mando de las tropas de Asalto que combatían en el “Sector de Rosales” observa “la carencia de diversos artefactos de guerra en las fuerzas de Asalto. De tal forma me preocupó esto que me decidí a realizar personalmente diversos experimentos, como continuación de otros que ya con anterioridad al movimiento había concebido sin darle nunca forma definitiva por miedo que sirviera mi invento para ametrallar a nuestros mismos camaradas” (7), y en un pequeño taller situado en el antiguo cuartel del Tercer Grupo de Seguridad en la calle López de Hoyos 62, ayudado por 15 Guardias de Asalto, diseña dos modelos de granada de mano, uno defensivo y otro ofensivo, así como un mortero de infantería de calibre 50 milímetros y su granada, para ser usadas específicamente en las unidades combatientes del Cuerpo de Seguridad. Estos artefactos recibieron el nombre de «Granada de mano ofensiva C.S.», «Granada de mano defensiva C.S.», «Mortero C.S. de 50 milímetros» y «Granada de mortero C.S. de 50 milímetros» aunque también se las conocían, en menor medida, como “modelo Medina” y llegaron, incluso a ser inscritos en la Oficina de Patentes en 1938, en plena guerra civil, a pesar de los tiempos convulsos que se estaban viviendo.

Miembros del Cuerpo de Seguridad pertenecientes a una sección de morteros, transportando el mortero ligero de 50 mm. modelo «Cuerpo de Seguridad»


En julio de 1937 simultanea su actividad como Director de los Talleres de Material de Guerra del Cuerpo de Seguridad con la de miembro de la Comisión de Experiencias de la Subsecretaría de Armamento siendo nombrado, en febrero de 1939, Inspector de Armamento del Cuerpo. Asciende a teniente coronel del Cuerpo de Seguridad el 13 de agosto de 1938.

Carlos Rodríguez Medina, ya con la graduación de Teniente Coronel, explicando a otros Oficiales el funcionamiento de sus morteros de Infantería modelo C.S.

En el Archivo Histórico del Partido Comunista, que tiene su sede en Madrid, hemos localizado un documento, fechado en julio de 1938, donde ese partido político hace una evaluación de los miembros del Cuerpo de Seguridad, en especial de sus mandos, donde califica literalmente al jefe de los talleres de material de guerra, comandante Medina, como “comunista, muy bueno”. Para los curiosos podemos agregar que en ese documento se reseña que había en esa fecha 11.675 miembros del Cuerpo de Seguridad (Grupo Uniformado) destinados en Madrid, de los cuales 3.207 clases y guardias estaban afiliados al Partido Comunista, así como 1 teniente coronel, 7 comandantes jefes de grupo, 26 capitanes, de ellos 2 jefes de grupo y 42 teniente, lo que hace un total de 3.283 afiliados. Es decir, un 28,11% de sus miembros destinados en Madrid pertenecían al Partido Comunista.

Al final de la Guerra es detenido por tropas nacionales en el puerto de Alicante, cuando intentaba coger un barco para abandonar España, y tras ser denunciado por un compañero de promoción que había combatido en el bando Nacional, es juzgado entre los días 28 al 30 de abril, condenado a muerte y fusilado a las 4:30 horas del día 17 de mayo por un pelotón de soldados destinados en la 17 División.

Murió junto con otros dos oficiales, el primero Guillermo de Miguel Ibáñez, capitán en el Regimiento Castilla núm. 3 con base en Badajoz antes de iniciarse el conflicto, y que mandó la 106 Brigada Mixta, y el segundo el capitán Eduardo Rubio Funes, un curtido veterano del Cuerpo de Seguridad que había demostrado su valor cuando estaba destinado en 1921 como oficial en la 11ª Mia de Policía Indígena y logró abastecer la posición de Igueriben pese a ser gravemente herido en la operación; que mandaba en 1936 las tropas del Cuerpo de Seguridad (Secciones de Asalto) en Alicante. Estas fuerzas fueron las que abortaron la expedición organizada para rescatar a José Antonio Primo de Rivera compuesta por un grupo de falangistas alicantinos que fueron detenidos, juzgados sumariamente y fusilados 52 de ellos el 12 de septiembre de 1936.

Hemos tenido acceso al Sumario instruido para el juicio de Carlos Rodríguez Medina y estremece ver que un expediente, que no tenía más de 10 páginas, había sido suficiente para sustentar su condena a muerte, pero eran momentos muy difíciles, con hondas y recientes heridas abiertas donde la piedad no tenía cabida. Tal vez, si hubiera sido juzgado más tarde o se hubiera retrasado la ejecución de la condena, ya que no tenía delitos de sangre directos pese a lo sucedido en Castueña, se habría podido beneficiar de algunos de los numerosos indultos que se fueron sucediendo en los años siguientes, pero como dijo aquel «Væ victis» (¡Ay de los vencidos!).

Tras esta breve reseña de Carlos Rodríguez Medina, creador e impulsor de los talleres de material de guerra «Cuerpo de Seguridad», vamos a pasar a describir el armamento que diseñó para ser usado exclusivamente por las unidades del Cuerpo de Seguridad que, recordamos, en el bando republicano fueron utilizadas como tropas de élite en todos los combates.

Carlos Rodríguez Medina, hablando con los redactores de la revista «Seguridad Popular»

Su primer diseño fue un mortero ligero de infantería de 50 milímetros de calibre y de la granada que lanzaba. Inspirándose en el excelente mortero ligero de 50 milímetros diseñado por Vicente Valero de Bernabé (8), era una arma que podía ser transportada por un solo hombre, de muy fácil manejo, robusta y, por lo tanto, extremadamente eficaz para ser usada por tropas en combate y que según manifiesta el propio Rodríguez Medina “reúne cuantas condiciones de ligereza, solidez, eficacia y facilidad de emplazamiento y manejo son exigibles para este arma” (9).

Mortero ligero de infantería, modelo «Cuerpo de Seguridad» o «C.S.» de 50 mm. expuesto en el Museo Militar de La Coruña

Incorporaba además, situada en la base del mortero, “una tabla de tiro con las necesarias indicaciones de ángulos de tiro en grados con relación a los alcances y cargas correspondientes de las granadas” (10) que facilitaba al tirador los cálculos.

Imagen de la patente del mortero ligero de infantería modelo «Cuerpo de Seguridad» o «C.S.» 

Presentaba un mecanismo de puntería en dirección constituido por un platillo graduado y otro para puntería en alcance conformado en una articulación unida a un tornillo graduado o husillo que, por medio de un volante, permitía variar el ángulo del tubo del mortero que facilitaba su rápido emplazamiento y sencillo manejo ideal para su uso en combate.

Detalle de la tabla de tiro que portaba el mortero «Cuerpo de Seguridad» así como de los platillos y husillo que servía para variar el alcance y dirección de sus disparos

También patentó Carlos Rodríguez Medina una granada de mortero específica para ser usada en el mortero lanzador de su invención. Durante el conflicto observó que las granadas reglamentarias en ese momento, las diseñadas y patentadas por Valero de Bernabé en 1932, tenían una gran virtud, la seguridad, pero también un importante defecto como era “…bajo el aspecto industrial, exigencias de fabricación y coste exageradas para un proyectil del que impone gran consumo la táctica moderna” (11). Efectivamente, Rodríguez Medina tenía toda la razón, las granadas sistema Valero de 1932, reglamentarias en España antes de la guerra, tenían una gran cantidad de piezas, grandes y pequeñas, que requerían unos ajustes de fabricación muy precisos lo que llevaba que su producción fuera complicada y costosa, sólo asumible en tiempo de paz. Ambos bandos se dieron cuenta de eso y pronto modificaron la granada reglamentaria por otras más sencillas y baratas, aunque también hay que decirlo, muchísimo más inseguras que las inventadas por Valero (12).

Granada de mortero modelo «Cuerpo de Seguridad» o «C.S.» de 50 mm. 

La granada de mortero diseñada por Rodríguez Medina presentaba un cuerpo de una sola pieza hueca de fundición, a diferencia de la anterior que eran dos piezas que su unían mediante una rosca, y sustituía la banda de conducción de latón que llevaba la reglamentaria por cuatro resaltes o nervios grabados en el cuerpo que hacían la misma función.

También sustituía el seguro de galleta de pólvora, característico del sistema Valero, por un contrapeso de plomo, en forma de media caña, que inmovilizaba el portacebo e impedía que se produjeran explosiones prematuras de la granada.

Otra variación era la eliminación de todo el seguro de distancia diseñado por Valero de Bernabé y que por el gran número de piezas que lo componían, resultaba de gran complejidad sustituyéndolo por un percutor de latón, con cabeza ojival para facilitar su aerodinámica tras el lanzamiento, que simplificaba enormemente su manufactura.

En definitiva, según lo expuesto por el inventor en la patente, una granada “cuyas características constructivas […] permiten una fabricación por todos conceptos rápida, fácil y económica” (13).

Diferencias entre la granada de mortero de 50 mm, sistema Valero (abajo) y la del mismo calibre modelo «Cuerpo de Seguridad» (arriba)

También registró Carlos Rodríguez Medina una patente sobre una granada de mano, del que finalmente se fabricaron dos modelos, uno defensivo, con el cuerpo de hierro y otro ofensivo, con el cuerpo más ligero. Ambas funcionaban igual, pero su forma exterior era distinta ya que, la defensiva, tenía el cuerpo de hierro pre-fragmentado para facilitar la producción de metralla, mientras que, la granada ofensiva, presentaba el cuerpo de chapa de hojalata ya que su finalidad no era generar trozos de metralla sino conmocionar al defensor con la fuerza del explosivos puesto que se suponía que, el granadero atacante, se encontraba al descubierto y se podía ver afectado con los trozos de metralla generada por su propia granada.

Imagen de la patente de la granada de mano, defensivas, modelo «Cuerpo de Seguridad» o «C.S.» 

Otro aspecto interesante en este artefacto era el económico, que como hemos visto en el caso de la granada de mortero, estaba muy presente en los diseños de Carlos Rodríguez Medina. En su patente decía: “Por ser de fundición todas las piezas metálicas que la integran, lo que es posible gracias a su sencillez y estructura, su fabricación resulta francamente fácil y por demás económica” (14), manifestando en unas declaraciones realizadas a la revista “Seguridad Popular” que las granadas se producían “a un precio cada una de ellas de 2,50 pesetas, proporción mínima a que todavía no se ha logrado llegar, puesto que la más barata conocida es la del “Quinto Regimiento”, que sale a 3,60 pesetas” (15).

Granadas de mano, defensivas, modelo «Cuerpo de Seguridad» o «C.S.»


Granadas de mano, defensivas, modelo «Cuerpo de Seguridad» o «C.S.»


Muy pocas piezas fabricadas en los talleres de armamento “Cuerpo de Seguridad” se han conservado y todas son extremadamente raras.

Sabemos que, al menos, tres morteros ligeros modelo “Cuerpo de Seguridad” o “C.S.” se encuentran expuestos en Museos. Uno de ellos, en perfecto estado, en el Museo Militar de La Coruña y otros dos en el Museo de la Guardia Civil de Madrid.

Las granadas de mortero de 50 milímetros, modelo “C.S.”, hasta hace tiempo eran un enigma ya que, aunque se conocía por su descripción en manuales de la época y había constancia de su fabricación en Madrid, no se había encontrado físicamente ninguna de ellas. Afortunadamente, hace un par de años, fue localizado un ejemplar en perfecto estado que se ha convertido en la “prueba del algodón” de su existencia.

Por último, las granadas de mano “Cuerpo de Seguridad” o “C.S” también son muy poco habituales de localizar, existiendo unos pocos ejemplares en su diseño defensivo en manos de coleccionistas privados que conocen muy bien su valor histórico y, al menos, una granada ofensiva expuesta en el excelente Museo Histórico Militar de Cartagena.

Granada de mano, ofensiva, modelo «Cuerpo de Seguridad», expuesta en el Museo Histórico Militar de Cartagena

Al acabar la guerra civil, lógicamente, los talleres de material de guerra “Cuerpo de Seguridad” fueron desmantelados y el acuartelamiento donde estaban situados volvió a ser una de las bases de las unidades del Cuerpo de Seguridad de Madrid, y posteriormente del Cuerpo de Policía Armada. Fue denominado “Cuartel Pilar de Zaragoza” hasta que en los años 60 todos los edificios de esa zona fueron derruidos para facilitar la ampliación de la calle Príncipe de Vergara a su paso con la calle López de Hoyos.

Solo queda expresar mi agradecimiento a David Manzano por las magníficas fotografías que nos ha facilitado.

Notas

1.- Hoja de Servicios de Carlos Rodríguez Medina. Año 1922

2.- Hoja de Servicios de Carlos Rodríguez Medina. Año 1925

3.- Hoja de Servicios de Carlos Rodríguez Medina. Año 19

4.- Oficio número 45895 del Servicio Nacional de Seguridad, sección 4ª  de fecha 17/12/38 dirigido al Delegado del Estado para la Recuperación de Documentos, Sección de Servicios Especiales en Salamanca. 

5.- Archivo General e Histórico de Defensa. Procedimientos judiciales incoados por la justicia militar a raíz de la guerra civil y durante la etapa franquista bajo responsabilidad del Tribunal Militar Territorial 1º, Sumario 116 (1939) , caja 16168.

6.- FERNANDEZ BARALLOBRE. José Eugenio: Historia de la Policía Nacional. Desde su fundación en 1824 hasta la actualidad. La Esfera de los libros (2021). Madrid, páginas 369 y siguientes.

7.- Revista semanal «Seguridad Popular. Portavoz de las Fuerzas de Seguridad», edición 11/09/37, página 4.

8.- Para más información sobre Vicente Valero de Bernabé y Casañez y su sistema visitar la página web http://www.amonio.es/sistema_valero.htm

9.- Patente española de invención número 144175 sobre “Mortero Ligero de Infantería” solicitada por Carlos Rodríguez Medina, teniente coronel del Cuerpo de Seguridad, el 12 de octubre de 1938, página 1 y sig.

10.- Ídem página 5

11.- Patente española de invención número 144176 sobre “Granada de Mortero” solicitada por Carlos Rodríguez Medina, teniente coronel del Cuerpo de Seguridad, el 12 de octubre de 1938, página 1.

12.- el que quiera ampliar información sobre este tema puede visitar la web sobre el armamento utilizado durante la guerra civil http://www.amonio.es y para el tema específico de los morteros de infantería en el enlace http://www.amonio.es/mortero.htm

13.- Patente española de invención número 144176 sobre “Granada de Mortero” solicitada por Carlos Rodríguez Medina, teniente coronel del Cuerpo de Seguridad, el 12 de octubre de 1938, página 1.

14.- Idem. página 4

15.- Revista semanal «Seguridad Popular. Portavoz de las Fuerzas de Seguridad», edición 11/09/37, página 4.

Antonio Alonso Rodríguez.

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