Hoy recordamos al inspector del Cuerpo General de Policía, Alfonso Estevas Gilmain-Muñoz, asesinado por ETA un 28 de agosto de 1978 en Fuenterrabía (Guipúzcoa).
A las nueve y media de la noche del lunes 28 de agosto de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Fuenterrabía (Guipúzcoa) al jefe del Servicio de Información de la Comisaría de Irún, el inspector del Cuerpo General de Policía, Alfonso Estevas Gilmain-Muñoz, cuando se disponía a aparcar su coche cerca del edificio Miramar de Fuenterrabía, junto al Bidasoa, donde tenía su domicilio. Los terroristas, que utilizaron un Seat de color blanco para huir del lugar del suceso, dispararon dos ráfagas de metralleta, desde un lateral del vehículo y desde la parte trasera, provocándole la muerte en el acto. Su mujer y uno de sus tres hijos, que llegaban en ese momento a casa, fueron testigos del asesinato. En el lugar de los hechos se recogieron diecinueve casquillos del calibre 9 milímetros parabellum.
Inspector Alfonso Estevas Gilmain-Muñoz |
El coche utilizado en el atentado contra el inspector Estevas, había sido robado a punta de pistola a las 19,40 de la tarde, en la calle Prim, de San Sebastián. Cuando la propietaria del «R-6», matrícula SS-7124-f, color crema, María del Coro Álvarez Zelis, se disponía a entrar en su vehículo, un individuo de unos 25 años, 1,70 de estatura aproximadamente, de cabello más bien rubio y con gafas graduadas de montura metálica, la intimidó y la hizo pasar al asiento de acompañante, ocupando él el del conductor. Inmediatamente llegaron dos individuos que ocuparon la parte trasera del coche, y se dirigieron hacia el monte Igueldo, donde los dos ocupantes se quedaron custodiando a la propietaria, mientras el primer individuo se llevaba el vehículo. Hacia las 22 horas, uno de los que custodiaban a María del Coro Álvarez se marchó andando y regresó quince minutos después con el vehículo y el primer sujeto. Posteriormente, los tres individuos se fueron con el vehículo, abandonando a su propietaria.
Alfonso Estevas-Gilmain Muñoz, de 41 años, era natural de Madrid, -donde sería enterrado-, aunque residía en Fuenterrabía desde que tenía 18 años. Estaba casado y tenía tres hijos varones de 12, 11 y 6 años de edad. Estaba destinado en Irún, donde llevaba doce años, dos de ellos como jefe del Servicio de Información del Cuerpo General de Policía. Además, él y su mujer regentaban el Hostal Álvarez Quintero en Fuenterrabía. Alfonso era una persona muy conocida en la localidad en la que vivía, donde compaginaba su profesión de policía con el estudio de la carrera de Derecho.
¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!!
Este crimen continúa sin esclarecer.
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