Resulta, cuando menos triste, leer que dos de los Policías, participantes en el operativo del pasado 1 de octubre en Cataluña, vayan a ser procesados.
Parece que la defensa de la sagrada unidad de España está castigada y que, siempre que hay la mínima posibilidad, aquellos que la defendemos a ultranza podemos vernos sometidos no solo a agravios e injurias, sino también a sentarnos en una Sala de Vistas ante un Tribunal.
Defendemos, por encima de todo el imperio de la Ley, las normas de convivencia y el respeto a las ideas de cada uno; por ello, creemos firmemente que aquellos que conculcan la Constitución, la Ley de leyes, deben ser castigados con el mismo rigor que lo es cualquier otro que infrinja la legalidad vigente.
Al final, siempre, la Policía – hablo de Policía y Guardia Civil -, somos los malos y, por ende, los que pagamos los platos rotos cuando algo se tuerce o simplemente cuando el político quiere lavar la cara y sus vergüenzas.
Ha pasado en La Coruña hace tan solo unos días, cuando tras el desalojo de unos ocupas que habían irrumpido, con las bendiciones del gobierno municipal de turno, en una instalación destinada para otro cometido. Al final, aquellos mismos que bendijeron y se congratularon públicamente de su ocupación, solicitaron su desalojo y he aquí que, al final, los malos de la película, hemos sido, como siempre, los Policías.
¿Cuándo se le exigirá responsabilidades a estos políticos irresponsables y populistas que, con sus actuaciones permisivas para con unos perturban la paz social de los demás?
Esperemos que pronto.
Vaya desde aquí, nuestro aliento y apoyo a los compañeros que se encuentran en tan difícil trance.
Vaya desde aquí, nuestro aliento y apoyo a los compañeros que se encuentran en tan difícil trance.
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