Este luctuoso suceso tuvo lugar a primeras horas de la tarde del 21 de abril de 1906 en la madrileña plaza de San Ginés. Poco antes, la Guardia Municipal, había procedido a la detención de dos individuos iniciando su traslado a la Delegación –denominación usada para designar las actuales Comisarías de la Policía Gubernativa- del Distrito de Centro. Al llegar a la calle 7 de julio fueron abordados por un grupo de individuos, de la misma catadura que los detenidos, los cuales increparon a los agentes de la Guardia Municipal; esto motivó que acudiese en su apoyo una pareja del Cuerpo de Seguridad compuesta por las Guardias Martín Hernández Rodríguez nº 53 y Manuel Clarós Domínguez nº 105 que apoyaron el traslado de los detenidos a dependencias policiales.
Al llegar a la calle Bordadores, el cabecilla del grupo de increpadores, un tal Vicente Hernández, se enfrentó con los actuantes profiriendo todo tipo de amenazas e insultos, provocando que la pareja de Seguridad tratase de detenerlo. Tras ser perseguido, el individuo, fingiendo unas convulsiones epilépticas, se tiró al suelo y en el momento que iba a ser atendido para su conducción a la Casa de Socorro, extrajo una navaja con la que asestó una cuchillada de diez centímetros de profundidad en el cuello al Guardia Clarós, intentando también agredir al otro Guardia que logró, finalmente, reducirlo con el apoyo de una pareja montada de la Guardia Civil que transitaba por el lugar.
El Guardia herido marchó por su pie, dejando un reguero de sangre, a la Casa de Socorro de la Plaza Mayor donde fue atendido por los facultativos, falleciendo, pese a todo, a los cinco minutos de su ingreso.
Detenido el autor del crimen, fue identificado como Vicente Hernández Yubero, de 33 años, cerrajero de profesión.
El Guardia Manuel Clarós era natural de Sevilla, de 23 años de edad, y había ingresado en el Cuerpo tres años antes.
El periódico madrileño “Los Sucesos”, en la portada de su edición del 23 siguiente, recoge, con detalle, un dibujo que recrea la escena de la muerte del Guardia Clarós y la detención de su agresor, donde se aprecia la uniformidad de los Guardias tocados con la clásica Teresiana.
El entierro del infortunado Guardia tuvo lugar el día 24, a las once de la mañana en el madrileño cementerio de la Almudena. El sepelio constituyó una manifestación popular de duelo. El ataúd que conducía los restos mortales de este nuevo caído del Cuerpo de Seguridad iba sobre un coche tirado por cuatro caballos tras el cual marchaba una Sección del Cuerpo, así como la presidencia del duelo, encabezada por el Ministro de la Gobernación, seguida de comisiones civiles y militares y de representantes de la vida política madrileña.
En algún trabajo se refiere a este Guardia como el primer caído del Cuerpo de Seguridad, realmente tal aseveración es errónea ya que, como hemos visto, con anterioridad otros miembros del glorioso Cuerpo cayeron en acto de servicio defendiendo la vida o los intereses de la ciudadanía o enfrentándose a delincuentes.
No fue la única baja registrada por el Cuerpo en este año de 1906. El 31 de mayo, con motivo del atentado sufrido por SS.MM. los Reyes el día de su enlace matrimonial, también perdió la vida el Guardia Tomás Oviedo, de la plantilla de Madrid, y resultó gravemente herido el Teniente Jacinto Monjas Martín que fallecería, de sus resultas, al año siguiente.
Nota: ver artículo "La actuación del Cuerpo de Seguridad en los atentados contra el Rey D. Alfonso XIII", en este mismo blog.
José Eugenio Fernández Barallobre,
(El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1908-1931)
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