En fechas no muy lejanas, concretamente con ocasión de la conmemoración, en enero de 1999, del 175º aniversario de la creación de la Policía del Reino – antecedente de nuestro actual C.N.P. – mediante Real Cédula expedida por S.M. el Rey D. Fernando VII, la Dirección General tuvo la feliz idea de recuperar, a modo de Unidad de Protocolo, tanto para los actos centrales de la citada conmemoración como para otras solemnidades y actos de marcada relevancia – al menos eso creemos - que pudiesen celebrarse en diferentes fechas, los viejos uniformes del Cuerpo de Celadores Reales.
El hecho de que los distintos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, tanto dependientes de la Administración Central como de otras Administraciones – autonómica, provincial y local –, dispongan de un uniforme de gran gala, inspirado en otros de uso anterior cuyo recuerdo devuelva al observador a épocas de especial esplendor y significado, no es nada nuevo. De esta suerte, una buena parte de los distintos Cuerpos de Policía Local, así como algunas de las Autonómicas disponen de este tipo de vestuario que usan en grandes solemnidades.
Muchos de estos uniformes recrean los de antiguas Unidades policiales o militares de guarnición o destino en aquel territorio o bien se conjugan los colores tradicionales de la región o la ciudad, avalados en algún caso por la correspondiente cédula de concesión real, con otros vistosos que realzan la vestimenta de los miembros del Cuerpo policial que los utilizan.
Celador Real 1825 (Museo Policial de La Coruña) |
Estas guardias de honor participan, alcanzando un protagonismo extraordinario, en diferentes actos públicos de gran relieve a lo largo del año. Guardias Municipales de gran gala, Heraldos, Corchetes, Timbaleros, Maceros, Clarineros y toda una zarabanda de personajes extraídos del libro de la Historia, con sus uniformes y vestimentas ambientadas en siglos pasados, se entremezclan con ocasión de las comitivas corporativas que recorren las ciudades para conmemorar una efeméride histórica, renovar un viejo voto ante el Santo de turno o participar en la solemne procesión del Santo Patrón de la ciudad, todo ello además de las tradicionales recepciones y otros actos institucionales que se ven realzados por la prestancia y el colorido que aportan estos hombres de uniforme. Un día grande en el que los Cuerpos policiales de servicio en la ciudad mutan sus uniformes de trabajo, prácticos y funcionales, por otros que evocan, en muchos casos, el esplendor de otros tiempos o sirven simplemente para que la ciudadanía efectúe un ejercicio de recuperación de su propia historia.
Sin embargo, muchos de estos uniformes, la mayoría de los empleados por las Policías Municipales para su gran gala, por muy vistosos que parezcan a primera vista, no se ajustan a patrón uniformológico conocido, combinando el tradicional casco de pincho de alpaca con llorón incluido – de uso generalizado en diferentes Cuerpos del Ejército hasta principios de los años 40 aun cuando su máximo esplendor se alcanzó en el reinado de Alfonso XIII-, de gran prestancia y vistosidad, con otras prendas de vestir más o menos logradas, algunas de cuales se corresponden más con modelos de rancio sabor a opereta decimonónica que con otros sujetos a algún fundamento acorde con los cánones de la uniformología.
Junto a estos de caprichoso diseño, se alinean otros extraídos del baúl de la historia vivida y que de alguna manera recuperan una vieja tradición entroncada con la ciudad, con el historial de Cuerpos y Unidades ya desaparecidas o simplemente echan mano al uso de prendas de uniforme utilizadas por el Cuerpo policial en cuestión en otra circunstancia histórica distante ya en el tiempo. Dentro de este grupo recuperador de tradiciones nos encontramos con Instituciones locales y provinciales que han sabido recuperar, para sus solemnidades, uniformes de los viejos Regimientos de Milicias Provinciales, de aquellas Compañías de Milicias Urbanas, de los Miñones y Miqueletes o de otras Unidades similares; en este grupo también encuadraremos a nuestro Cuerpo, recuperador, como queda dicho, del mencionado uniforme de los Celadores Reales o al de la Guardia Civil que utiliza, para su gran gala, uniformes del reinado de D. Alfonso XIII junto con otros pertenecientes a la época fundacional del Cuerpo; estos y otros, entre los que se encuentra el propio Ejército, han sabido recuperar, de forma satisfactoria, las esencias y tradiciones históricas.
Creemos que este ejercicio de recuperación sirve para resaltar las esencias y tradiciones de todo Cuerpo, tanto policial como militar, convirtiéndolo en depositario de un viejo historial heredado de un conjunto de hombres que, en otro tiempo de la Historia, realizaron similares funciones de servicio a la ciudadanía.
Denominaciones, uniformes, usos y costumbres forman parte inseparable de la historia de cualquier colectivo capaz de proyectarse en el tiempo y por ello, su conservación y salvaguardia puede decirnos mucho de la sensibilidad y solera que cada Cuerpo posee como tal, eso sin contar que la conservación de las tradiciones es la mejor y más inequívoca muestra de que a la vuelta de la esquina nos aguarda un futuro lleno de expectativas.
Quisiera ahora referirme, aunque sea brevemente, a algunos ejemplos de brillante recuperación de nuestro pasado histórico en lo que a uniformes de gran gala se refiere:
EL CUERPO DE CELADORES REALES
La Dirección General de la Policía adoptó, en su día, para conmemorar como queda dicho el 175º aniversario de la creación de la Policía del Reino, el uniforme del Cuerpo de Celadores Reales cuya creación, a imagen de la Gendarmería francesa, se dictó como consecuencia de la Real Cédula de 13 de enero de 1824 que daba las normas para su funcionamiento. Con estos vistosos uniformes se activó una Unidad de honores y protocolo que se estrenó el 13 de enero de 1999 para participar en los actos que presidió S.M. el Rey D. Juan Carlos I.
Uniformes de la época fundacional de la Guardia Civil |
Es por ello una medida especialmente acertada al entender que este uniforme constituye el más antiguo de cuantos utilizó la Policía española, prescindiendo de otros Cuerpos de anterior creación de los que también se debería recuperar el historial, asumiéndolo como el de remotos antecedentes de nuestro actual Cuerpo.
Lo cierto es que este Cuerpo de Celadores Reales, creado por Fernando VII a la caída del llamado trienio liberal, se constituye como un Cuerpo de Orden Público con la primordial misión de dar seguridad y vigilancia a Madrid y sus alrededores.
Fue precisamente en la Capital de España en la que se organizan los dos primeros Escuadrones hasta que, con fecha 1 de septiembre de 1825, se crea el primer Regimiento compuesto por cuatro Escuadrones, a dos Compañías cada uno, al mando del Brigadier Rafael Valparda.
Orgánicamente este nuevo Cuerpo se integra en el Arma de Caballería aunque a efectos funcionales pasan a depender del Superintendente de Policía de Madrid quien también atiende sus necesidades económicas.
La evolución del Cuerpo es un fiel reflejo de los avatares de la España de la época y lo que en un principio pretendía ser un Instituto de implantación nacional se quedó solo en eso, un simple proyecto que abarcó las ciudades de Madrid y Zaragoza exclusivamente, cuyas calles pudieron ver sus vistosos uniformes dando servicio.
El Cuerpo se fue reduciendo sensiblemente con el paso del tiempo, así el 13 de mayo de 1827 su fuerza se había visto notablemente disminuida quedando al pie de una Compañía suelta integrada por 72 celadores y 70 caballos.
Por estas fechas pasó a depender orgánicamente del Capitán General de Castilla la Nueva, perdiendo su anterior dependencia de la Inspección de Caballería.
En esta época se creó una fuerza desmontada dependiente del Cuerpo integrada por dos Compañías de Infantería, encargadas de dar servicios de escolta, así como otros servicios de carácter puramente militar. Así fue languideciendo hasta su definitiva liquidación y desaparición.
UNIFORMES DE EPOCA DE LA GUARDIA CIVIL
En lo concerniente al Cuerpo de la Guardia Civil, también ha cuidado en extremo la recuperación de viejos uniformes para sus solemnidades más destacadas y para sus guardias de honor.
En este sentido, la recuperación de la uniformidad inspirada en los Reglamentos de 1911 y 1922, en pleno reinado de S.M. D. Alfonso XIII, está patente no solo en el vistoso Escuadrón de sables participante habitual en muchas solemnidades públicas, sino también en la Escuadra de Gastadores del Colegio de Guardias Jóvenes “Duque de Ahumada” e incluso en la guardia de honor presente en el Palacio de la Moncloa cada vez que recibe la visita de un mandatario extranjero.
También recientemente el Colegio de Guardias Jóvenes, antes citado, ha recuperado uniformes de la época fundacional, concretamente los utilizados por la Tropa los años 1844 a 1854, que muestra con motivo de relevantes actos corporativos
EL CASO PARTICULAR DE LA POLICIA LOCAL DE LA CORUÑA
Mención aparte merece el caso de la Policía Local del Ayuntamiento de La Coruña que en mayo de 1988 estrenó, con ocasión de la tradicional Función del Voto –renovación anual del Voto a Nuestra Señora del Rosario, Patrona de la Ciudad, que presenta la Corporación Municipal en recuerdo de aquel instaurado en mayo de 1589 con ocasión del asedio a que sometió la ciudad la contra Armada inglesa al mando de Drake- los uniformes de la Milicia Urbana para sustituir a otros, sin valor uniformológico alguno, que se habían dejado de utilizar algunos años antes.
Cabo 1º de la Milicia Urbana 1763 (Museo Policial de La Coruña9 |
Las Compañías de la Milicia Urbana, en las que están basados con absoluta fidelidad estos más de treinta uniformes utilizados como gran gala por la Policía Local coruñesa, se constituyeron en el año de 1761 de orden de S.M. el Rey D. Carlos III, tras la declaración de guerra contra Inglaterra, con el fin de reforzar el servicio de guarnición y seguridad en diferentes Plazas fuertes costeras y fronterizas susceptibles de ser atacadas por el enemigo. En el caso particular de La Coruña, se activaron un total de doce Compañías, de unos cien hombres cada una, integradas por personas que demostrasen llevar una vida honrada, dedicándose a actividades artesanales y bajo ciertas condiciones de edad y aspecto personal.
Mientras que a sus Oficiales y Sargentos se les dotó de Fuero militar no sucedió lo mismo con el personal de Tropa y Clases que nunca gozó de él.
Estas Compañías prestaban servicio de vigilancia en las ciudades, muy especialmente cuando las Unidades regulares de guarnición en la Plaza eran desplazadas, en caso de conflagración bélica, al eventual teatro de operaciones. Estas rondas y servicios los realizaban sin menoscabo de su actividad profesional, aprovechando las horas nocturnas o estableciendo los turnos de servicio correspondientes para que el perjuicio a su trabajo fuese menor.
Al igual que las Compañías de Inválidos, estas de la Milicia Urbana tuvieron dependencia de los llamados Alcaldes de Cuartel, una especie de Juez Instructor que tenía jurisdicción sobre los asuntos de carácter civil y criminal que tuviesen origen en su Cuartel, denominación esta con la que Carlos III dividió las ciudades a modo de los actuales distritos.
En la actualidad, el Cuerpo de la Policía Local coruñesa dispone de una guardia de honor y protocolo de gran gala, integrada por una treintena de hombres y mujeres que lucen los vistosos uniformes de la Milicia Urbana en todos sus empleos y portando reproducciones de las distintas armas reglamentarias para aquella Unidad. Como dato curioso referir que esta Unidad de la Policía Local se acompaña de un pífano y dos cajas que también eran de dotación reglamentaria en estas Compañías.
Queriendo llegar más allá, dos años después de la presentación de estos uniformes, la Policía Local coruñesa, estrenó los pertenecientes a la llamada Milicia Honrada, otro cuerpo ciudadano de seguridad para las urbes, de más de 700 habitantes, establecido durante la Guerra de la Independencia con el fin de garantizar la tranquilidad en aquellas ciudades que se hubiesen visto desprovistas de su guarnición habitual por motivo de la guerra contra el francés.
De este cuerpo decimonónico, la Policía Local coruñesa ha activado una unidad tipo pelotón al frente de la cual se halla un Suboficial y que también es utilizada como guardia de honor en las grandes solemnidades ciudadanas.
Ambas formaciones están completadas con una serie de Banderas, copia de otras de las Milicias y Alarmas que tuvieron especial relevancia en los años de la Guerra de la Independencia y posteriores.
Ni que decir tiene que la vistosidad que esta guardia confiere a las grandes solemnidades ciudadanas provoca una gran expectación en el público en general que acude a contemplar su discurrir por las calles coruñesas.
Heraldo y Timbalero del Ayuntamiento de La Coruña (años 60) |
Con ocasión de la presentación de esta Guardia, el Ayuntamiento coruñés editó un libro, obra del Coronel de Artillería Leoncio Verdera Franco, en cuyo prólogo el Alcalde la ciudad, Francisco Vázquez, hacia referencia a la asunción del espíritu e historial de aquellas Compañías de la Milicia Urbana y Milicia Honrada por la actual Policía Local coruñesa.
OTRO CASO INTERESANTE
Otro caso que llama especialmente la atención es el de la localidad coruñesa de Betanzos que para sus grandes solemnidades emplea, como guardia de gran gala, uniformes basados en los pertenecientes al Regimiento de Milicias Provinciales que guarneció aquella ciudad durante el siglo XVIII y parte del XIX.
Estos Regimientos, en número de 42, fueron reorganizados - los 28 primeros - en 1734 por S.M. el Rey D. Felipe V, teniendo como antecedente las llamadas Milicias Concejiles creadas en 1116 y prácticamente desaparecidas en el siglo XVI, siendo sustituidas por las primeras Milicias Provinciales, creadas por Felipe II en 1562, hasta que con la llegada de los Borbones se reorganizan recibiendo el nombre de Regimientos Provinciales.
Tras una tentativa de reorganización en tiempos de Carlos II, con la llegada al trono de Felipe V, en 1704, dispone la creación de Batallones de estas características.
Tras una tentativa de reorganización en tiempos de Carlos II, con la llegada al trono de Felipe V, en 1704, dispone la creación de Batallones de estas características.
Estas Unidades formaban una auténtica reserva de voluntarios, encontrándose acantonados en aquellas ciudades de las que recibían su nombre.
En el caso concreto del Regimiento Provincial de Betanzos, creado en 1734, se ha reproducido el diseño de uniformidad de los años previos a la Guerra de la Independencia, recreando, para ello, un Oficial, un Abanderado, varios Granaderos y el Tambor Mayor de este Regimiento.
Llama la atención que en los actos de relieve celebrados en esta ciudad, la Corporación Municipal además de ser acompañada por esta Guardia y por los tradicionales Maceros, lo es también por una pareja de Corchetes o Alguaciles de Villa que reproducen los uniformes de esta fuerza armada del siglo XVI dependiente de los Corregidores.
A MODO DE CONCLUSIONES
Sin duda parece más acertado, a la hora de plantearse la necesidad de la creación de una Unidad de protocolo uniformada con indumentaria de gran gala, retrotraerse en el tiempo y beber de las fuentes de la historia, investigando hasta descubrir las raíces del Cuerpo en cuestión, recuperando aquella uniformidad de la época fundacional o de otra que, por su vistosidad o relevancia, merezca ser evocada tras el paso de los años.
Parece claro el hecho de que todo Cuerpo que se precie debe asumir su historia y como tal recuperar aquellos signos de identidad que le son propios y que, desde luego, forman parte de su historial corporativo. En este sentido, la Unidades de protocolo uniformadas a usanza de otra época, además de aportar el componente estético a todo acto o solemnidad, importante de por sí, también aportan el valor testimonial que supone el recuperar una indumentaria propia de otro tiempo con el que se entronca el Cuerpo titular de tal Unidad.
Uniformes de Milicias Provinciales (1808) |
Los tiempos que vivimos conceden un altísimo valor a la imagen, a todo aquello que entra por los ojos; de ahí lo relevante de las “puestas en escena” de cualquier acto público que se organice. Cada día proliferan más aquellos actos en los que se recuperan viejas tradiciones (desfiles, relevos, comitivas, procesiones, etc.) y a ellos la gente asiste fascinada por el colorido de sus uniformes o por las exquisitas pautas que sigue su ceremonial. De ahí que las Unidades de honores y protocolo creadas en el seno de los Cuerpos, tanto policiales como militares, vestidas a la usanza de otros tiempos, contribuyen no solo a realzar más estas “puestas en escena”, si no que provocan que el espectador identifique a los hombres que visten esos uniformes con un pasado histórico común y lo que es más importante, con el hecho de que se trata de Instituciones no nacidas al socaire de un instante concreto de la historia presente, sino que han sabido proyectarse a los largo de los tiempos hasta llegar a nuestros días, heredando viejos historiales y por supuesto las glorias de los que los precedieron; en definitiva, asumiendo un pasado del que no pueden ser ajenos.
BIBLIOGRAFIA
Historia de la Guardia Civil. Francisco Aguado Sánchez.
Las Milicias, una fuerza ciudadana al servicio de La Coruña (1.762-1.814). Leoncio Verdera Franco
Uniformes de la Guardia Civil (1.844-1.978). José Mª Bueno
José Eugenio Fernández Barallobre,
(artículo publicado en la Revista "Policía").
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