martes, 18 de abril de 2023

Los documentos de Azaña y la Policía

Del boletín "Emblema" de abril, tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero Luis Mairata de Anduiza.

El 26 de enero de 1984, durante unas obras en la calle Miguel Ángel 5 de Madrid, que durante tantos años albergó la Escuela General de Policía, en la sala de profesores, aparecieron 26 cajas de documentos. Imaginen ustedes la sorpresa de la persona que comenzó a examinarlos y descubrió que se trataba de documentos de Azaña perdidos y que nadie recordaba. Examinada la prensa de la época no he podido encontrar el testimonio de la persona que lo encontró, ni el de la persona que procedió a examinar las cajas.


Imagino la sorpresa de estas personas. Seguramente buscarían a su jefe inmediato, que estaría en el mismo edificio, en el cual se estarían terminando las obras para acondicionarlo para su nuevo uso, acoger la Dirección General de la Policía, que todavía hoy ocupa ese lugar. La Escuela, que tantos recuerdos trae a los Inspectores que pasaron por ella (nuestro querido presidente, es un ejemplo de ello), fue trasladada a Ávila.

Esta persona iría a buscar a su superior, y la cadena de mando pronto estaría trasladando tan inusual hallazgo a los mandos políticos.

Así, la hemeroteca nos ha dejado una imagen del Ministro del Interior, José Barrionuevo, realizada por la agencia EFE, siendo la pista que me ha llevado a encontrar esta noticia de la que ya pocos se acuerdan.

En adelante procedo a un pequeño examen del recuerdo que se mantiene del hecho en la hemeroteca digital.

Según El País[i] el descubrimiento consistió en 16 legajos (12 según ABC), que fueron descubiertos en la sala de profesores de la Escuela (durante unas obras según ABC), que tenía su sede en la madrileña calle de Miguel Ángel 5, sede de la actual Dirección General de la Policía.

Los documentos pudieron ser incautados en 1940 en París por las tropas alemanas, en la casa de del cuñado de Azaña, Cipriano Rivas Cherif (del que también habría varios escritos en esas cajas y que pueden ser la causa del número de cajas que señala cada medio), y enviados a Franco, que los recibiría el mismo año de manos de la Policía, firmando un recibí, por lo que es probable que después de su estudio lo volviera a entregar al Cuerpo General de Policía.

A alguien le podría extrañar que estos documentos cayeran en el olvido, pero cuando se abordan acontecimientos históricos no debemos perder de vista las circunstancias del momento que se trata, un periodo de posguerra en España, de guerra abierta en Europa, que presiona desde todos los flancos a España para que tome partido (cada uno por su causa), en un proceso de reorganización general de las estructural estatales, que en esas fechas afectaba de forma especial a la Policía[ii].

Según Juan Marichal, catedrático de Harvard y especialista en Azaña, son documentos de gran importancia para reconstruir la biografía intelectual del presidente de la II República.

Entre estos documentos no se encontraron los diarios.

Según ABC, las memorias sobre las que trabajó Joaquín Arrarás[iii] en los años 40, procedían de los documentos encontrados. Las memorias están reconocidas como uno de los libros del siglo XX escritos en mejor castellano.

El Ministro de Interior está especializado en la vida y la obra de Azaña (es licenciado en Derecho y diplomado en periodismo) y estuvo estudiando al menos durante tres horas los documentos el día 26, el mismo día de su descubrimiento.

Los documentos incluyen cartas de escritores, entre otros Juan Valera, Antonio Machado, José Bergamín, Azorín, Pío Baroja, Guillermo de Torre, Gregorio Marañón, Gerardo Diego, Valle Inclán, Ramón Gómez de la Serna, Claudio Sánchez Albornoz[iv].

Algunas de ellas pueden contener el posicionamiento personal o político de los protagonistas respecto a los acontecimientos históricos que se estaban viviendo en ese momento[v].

Una parte importante son textos manuscritos, borradores, cartas, y textos que pasaría a máquina su secretaria, además de cuadernos de notas, citas históricas y literarias utilizadas en sus memorias. Y estas memorias constituyen otra de las cajas, los borradores a máquina con correcciones, posiblemente las enviadas a la imprenta. Falta la parte de las memorias publicadas por Arrarás, por lo que alguno de los expertos supone que no fueron reintegradas por éste a su lugar de origen.

Otra de las cajas contiene recortes de prensa sobre sus actuaciones y críticas de sus libros[vi].

Según El Español también se recuperaría en el mismo acto la bandera republicana con la que apareció por última vez en público en suelo español, y con la que pretendía se cubriera su féretro cuando muriera[vii]. Este dato lo corrobora el portal de Ministerio de Presidencia[viii]. La información es contradictoria con la que publica El Confidencial, que informa que esta bandera fue entregada por la familia de Azaña al Ministerio de Cultura en 2008 y se conserva en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca[ix]. La misma versión que presenta Europa Press que publica su entrega al centro en un acto celebrado el día 13 de octubre de 2009[x].

Durante los días posteriores al hallazgo hubo discusiones entre el Ministerio del Interior, Cultura, y la familia de Azaña sobre la forma de tratar y a quién pertenecían los documentos. Así lo expresaba el Diario de Burgos[xi].

Manuel Martínez Azaña, hijo de una de las hermanas de Azaña, reclama los papeles para su familia, como parte de la herencia, por existir una declaración de herederos depositada en Alcalá de Henares. También reclama la presencia de algún familiar en el proceso de clasificación de los archivos.

A la reclamación de los documentos se sumaron Acción Republicana Democrática Española (ARDE) e Izquierda Republicana.

El día anterior informaba que El Ministerio del Interior entregó los documentos al Ministerio de Cultura para su clasificación en el Archivo Histórico Nacional, y que los documentos se clasificarán como tesoro monumental y no podrán ser sacados de España.

Enrique Rivas, también sobrino, revisó los documentos junto al Ministro de Interior José Barrionuevo en la Escuela General de Policía[xii].

El diario Mediterráneo corrobora la presencia de Enrique Rivas en el proceso de estudio de los documentos. Era otro sobrino de Azaña y actuó como apoderado legal de la viuda de Azaña[xiii].

En definitiva, éste fue un descubrimiento casual que nos devolvió para la historia un testimonio documental de primer orden. Como en muchas casas familiares, en las dependencias oficiales las obras y mudanzas, a veces, se convierten en motivo de descubrimientos y sorpresas.

Notas:

[i] El País, edición del 28 de enero de 1984
[ii] N.A.
[iv] ABC, edición del 28 de enero de 1984
[v] N.A.
[vi] ABC, edición del 28 de enero de 1984

Luis Mairata de Anduiza.

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