lunes, 11 de octubre de 2021

Teniente del Cuerpo de Seguridad Máximo Moreno Martin o cómo el fanatismo político deshonra un uniforme (I)

Nuestro buen amigo, compañero y colaborador, el Subinspector Antonio Alonso Rodríguez, no remite un nuevo e interesante trabajo que, debido a su extensión y para que su lectura resulte más sencilla, colgaremos en varias entregas. 

Nace Máximo Moreno el 8 de abril de 1896 en la localidad sevillana del Real de la Jara, una pequeña localidad eminentemente ganadera situada casi en el límite de la provincia con Badajoz que en esa fecha contaba con menos de 1500 habitantes. Su padre, Juan Moreno, era militar.

En 1913, el joven Máximo Moreno Martín se presenta voluntario para servir en el Ejército por un periodo de cuatro años y en su hoja de filiación consta que sabía leer y escribir, que media un metro sesenta, con pelo negro, ojos azules, nariz regular y aire marcial.

El 25 de julio de 1913 ingresa en el Regimiento de Cazadores de Caballería Vitoria número 28 que tenía su base en Ceuta. Tras el correspondiente periodo de instrucción se incorpora a su unidad, destacada en Tetuán. En el año 1915 ya es distinguido con la Cruz de Plata al Mérito Militar con distintivo rojo “por sus distinguidos comportamientos y méritos contraídos en las operaciones realizadas y combates librados en el territorio de Tetuán” (1), y es ascendido a cabo, por elección, el 1 de marzo de ese mismo año.

Con sólo 20 años, en 1916, solicita su traslado a las Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta número 3, unidad al mando del teniente coronel José Sanjurjo Sacanell. En esta unidad también se encontraba destinado en ese momento, con la graduación de teniente, Gumersindo de la Gándara Marsella (2) que posteriormente, como capitán, estuvo destinado en Madrid en el Cuerpo de Seguridad. Otro heroico militar, Santiago González Tablas, también destinado en esa prestigiosa unidad, fue uno de sus jefes directos.

Durante años sirve heroicamente en Regulares de Ceuta, consiguiendo varias condecoraciones por su valor. En 1918 se le premia con la Medalla Militar de Marruecos, en agosto de 1922 se le concede la Cruz de Plata al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada con 17,5 pesetas durante 5 años “como recompensa a su distinguido comportamiento desde el 4 de febrero al 31 de octubre del año 1920” (3) y también el 23 de septiembre se le concede una segunda Cruz de Plata al Mérito Militar con distintivo rojo, también pensionada durante cinco años con 17,5 pesetas “en recompensa a los servicios prestados y méritos contraídos en operaciones realizadas en nuestra zona de Protectorado de África desde el 1 de noviembre de 1920 al 24 de julio de 1921” (4).

En 1919 asciende, también por elección, al empleo de sargento de Caballería.

En 1920 recibe su primera herida en combate. Cuando operaba el 23 de agosto de ese año con la columna al mando del teniente coronel Castro Girona en el valle del Háyera al atacar para controlar un montículo denominado Keri-kera recibió un disparo que le alcanzó el brazo izquierdo, aunque pese a eso continuo en la lucha. En esa misma operación fueron heridos, además de él, 17 soldados más, cinco de ellos indígenas, y dos oficiales, el teniente Cañizares y un capitán que más adelante, con el grado de teniente coronel, sería el primer jefe de las fuerzas de Asalto: Agustín Muñoz Grandes (5).

Fotografía del sargento Moreno tras ser herido en Keri-kera (6).

Continúa en Regulares de Ceuta número 3, participando en numerosos combates en su zona, siendo nuevamente herido en febrero de 1922 en los combates de Kudia Seleka, y otra vez, pese a la orden directa del jefe de la unidad, Santiago González Tablas, se niega a ser evacuado hasta que no terminen los combates.

En 1923, con 27 años, es ascendido a Suboficial de Caballería por méritos de guerra “como recompensa a los méritos contraídos desde el 1 de agosto de 1921 al 31 de enero de 1922, concediéndole la antigüedad de esta última fecha” (7) y pasando destinado al Grupo de Caballería de Instrucción, que tenía su sede en Carabanchel. En ese destino tuvo que ser ingresado en el Hospital Militar al complicársele la herida que había sufrido en combate.

Una vez recuperado de su lesión, aunque no totalmente ya que, posteriormente, tiene que volver a ingresar varias veces en el hospital a causa de ella, pasa destinado en 1924 al regimiento de cazadores de Alfonso XII número 21 de Caballería que tenía su base en Sevilla aunque unos meses después vuelve destinado a su unidad favorita, esta vez a Regulares de Larache número 4, unidad que tiene que abandonar a causa de una nueva recaída de su herida, pasando destinado al Regimiento de Húsares de la Princesa.

En octubre de 1925 se organiza en Madrid un homenaje al Ejército de África donde acuden una representación de todas las unidades que estaban ahí destinadas, formando parte Máximo Moreno de ella, en representación de los suboficiales de Caballería, lo que demuestra el gran prestigio que tenía dentro del Cuerpo.

En 1927 se le concede la Cruz de María Cristina por su brillante comportamiento en África y en la presa de la época se le pone como “ejemplo de espíritu de sacrificio y abnegación en el cumplimiento de su deber”.

En febrero de 1929 asciende a Alférez de la escala de reserva, con antigüedad de 25 de enero y pasa destinado al Regimiento Almansa número 13, con sede en Pamplona, donde una caída del caballo le aparta momentáneamente del servicio al sufrir una grave fractura en su pierna izquierda.

Tras recuperarse pasa destinado a Valladolid y finalmente, en agosto de 1931, solicita ser destinado al Cuerpo de Seguridad, ascendiendo a Teniente, por antigüedad, el 22 de septiembre de ese mismo año.

Para situar históricamente los hechos que vamos a detallar, vamos a hacer un rápido repaso a la evolución en esa época del Cuerpo de Seguridad y como vino el añadido de Asalto.

Como ya escribimos en otro lugar, en 1931, el ministro de Gobernación Miguel Maura decidió, para combatir la creciente inestabilidad social que había traído la República, "crear rápidamente otra fuerza, para hacer frente a las alteraciones del orden en las ciudades, más ágil y con más moderno armamento, dejando a la Guardia Civil la custodia del campo, su auténtica misión” (8).

Para la creación de esta fuerza, sirvió de base las ya creadas «secciones de Gimnasia» ideadas por el general Mola cuando era Director General de Seguridad en 1930, y el primer paso que se dio fue cambiar su nombre por otro, denominándolas a partir de ese momento «Sección de Vanguardia (Asalto)», teniendo que quedar claro que no se formó un nuevo cuerpo, sino una sección dentro del ya existente Cuerpo de Seguridad (un error muy extendido es pensar que estas secciones de asalto eran un nuevo cuerpo). De hecho, en el Presupuesto General del Estado para el año 1932, publicado en la «Gazeta de Madrid» de 7 de enero de ese año, ya figura una partida para “La adquisición y recomposición de armamento, incluido material moderno de defensa, correajes, polainas, incluido gastos de transporte de dichos efectos del Cuerpo de Seguridad de España y de todas las Secciones de Vanguardia, material de gimnasia, lucha, etcétera”

En 1932 se convocan 2500 plazas de Guardias de Seguridad para “la ampliación de las secciones de Vanguardia (Asalto)” (9) que, finalmente, desemboca en la denominación Cuerpo de Seguridad y Asalto. Por cierto, en la «Gazeta de Madrid» no aparece esa denominación hasta diciembre de 1933, y no para un tema orgánico sino para especificar que se tendrán, a todos los efectos hechos de guerra cuando miembros de las distintas “Armas y Cuerpos, Armada, Guardia Civil y Seguridad y Asalto […] resultaran muertos o heridos […] en el cumplimiento de su deber con motivo de las alteraciones de orden público ocurridas en todo el territorio nacional” (10), aunque lo cierto es que esta denominación sí era común en la prensa de la época. La denominación más común de estas unidades en la «Gazeta de Madrid» era Cuerpo de Seguridad seguido de (Compañías de Asalto), (Secciones de Asalto) entre paréntesis o «Grupos de Asalto, del Cuerpo de Seguridad». También aparece con una denominación extremadamente específica «Cuerpo de Seguridad (Asalto, servicios locales y Caballería)».

Hasta el momento de su ingreso en el Cuerpo de Seguridad, la carrera de Máximo Moreno Martín es ejemplar. Un soldado valiente, abnegado, que pese a ser herido en combate dos veces se niega a ser evacuado, que había sobresalido entre sus compañeros hasta el punto de representar a su escala y su Arma en los homenajes que recibía el Ejército y merecer una de las principales condecoraciones al valor de la época, la Cruz de María Cristina, en la categoría de plata para Suboficiales (11), pero, con el advenimiento de la República, varió su conducta honorable y pasó a convertirse en un activista político a causa de la radicalidad de su ideología.

Ya en 1922 firmó públicamente su adhesión a la Liga Española de los Derechos del Hombre asociación fundada en 1913 como Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y refundada ese año con ese nombre. Esa asociación, como tantas otras con rimbombantes y bienintencionados nombres, es su mayor parte estaba formada y dirigidas por masones, lo que indica la tendencia política de esa asociación. No hemos encontrado constancia que Máximo Moreno haya pertenecido a la masonería pero sí da pistas sobre su inclinación política.

Desconocemos el motivo que tuvo para solicitar su ingreso en el Cuerpo de Seguridad. Tal vez el reto de pertenecer a una unidad de prestigio y huir de la aburrida vida de guarnición una vez finalizada la guerra de África, tal vez por motivaciones económicas buscando una mayor remuneración o también pudiera ser que formara parte de un grupo de oficiales de marcada tendencia izquierdista que, recibiendo ordenes de sus partidos, tenía como objetivo intentar controlar una institución vital para el mantenimiento de la recién nacida República.

Una pista sobre sus motivos para ingresar en el Cuerpo de Seguridad nos la da un íntimo amigo suyo, jefe de las juventudes de Acción Republicana, Ángel Sanz Cantos en una necrológica escrita tras la muerte de Máximo Moreno en 1936. En esta necrológica explica que nada más entrar en el Cuerpo, el teniente Moreno fue nombrado Secretario del Tribunal de Exámenes, que controlaba el ingreso de nuevos aspirantes al Cuerpo de Seguridad y dice textualmente: “¿Qué filiación política tiene el recomendado?. Si éste era republicano, socialista o comunista ingresaba en el Cuerpo. Moreno frente al resto del Tribunal, defendía al aspirante, ¿Que no sabía leer o lo hacía con dificultad? Era igual: ingresaba. Merced a este criterio recuerdo que ingresaron más de sesenta recomendados de Albacete. Por eso los tres mil guardias que ingresaron en aquella oposición son tres mil leales. La República lo ha comprobado estos días” (12).

El Teniente Moreno tallando a un aspirante a Guardia de Asalto (13)

Si lo escrito sobre el teniente Moreno por su amigo Ángel Sanz era cierto, y no tenemos argumentos para dudar que eso fuera así, vemos que hasta ese momento el pundonoroso militar de Caballería, al incorporase al Cuerpo de Seguridad, pasó a traicionar a la institución a la que pertenecía y a deshonrar el uniforme que vestía por motivos de ideología política.

También escribe su amigo Ángel Sanz en esa misma necrológica que, gracias a su cargo de teniente del Cuerpo de Seguridad, tenía acceso a información que transmitía a las fuerzas políticas de izquierdas, así se enteraban “de cualquier jaleo que organizaban los reaccionarios”, como por ejemplo ocurrió en un intento de homenaje que se iba a celebrar en la tumba del General Primo de Rivera, donde hubo “palos, pedradas, tiros”.

Los primeros pasos del teniente Máximo Moreno Martín en el Cuerpo de Seguridad no pudieron ser peores para la Institución. Recomendar correligionarios políticos sin otra cualidad que su radicalidad y filtrar información reservada a grupos izquierdistas para que atacaran a sus contrarios políticos. Ya simplemente estos motivos serían suficientes para su expulsión del Cuerpo con deshonor, pero como veremos más adelante, esto es sólo la punta del iceberg.

El teniente Moreno fue uno de los oficiales que entrenó a este primer grupo de nuevos guardias de Seguridad que iban a encuadrar las secciones de Asalto, apareciendo en la prensa de la época junto a un grupo de estos agentes adiestrándose en el uso de una pistola Astra modelo 902 de calibre 7,63 Mauser, de tiro automático y depósito de 20 balas de capacidad (14).

El Teniente Moreno en unos ejercicios de tiro probando la pistola Astra 902 (15)


En la madrugada del sábado 24 de enero de 1932, según escribe el ilustre Comisario e historiador de la Policía Antonio Viqueira Hinojosa en su obra sobre la Historia de la Policía, es mortalmente herido el Guardia de Asalto José Bonet San Martín en Barcelona, “primer caído en el campo del honor perteneciente a la Sección de Asalto, desde que se organizó ésta. Pronto iban a seguirle otros compañeros…” (16).

Pues el Comisario Viqueira estaba acertado ya que unos días después se produce un atentado contra los miembros de las secciones de Asalto del Cuerpo de Seguridad cuando se encontraban en Toledo, y precisamente esa unidad se encontraba al mando del teniente Máximo Moreno Martin.

El 8 de marzo de 1932, una sección de Guardias de Asalto destacada en Toledo tras reprimir varios grupos violentos de huelguistas en la Plaza de Zocodover, convocados por la Unión de Sindicatos Locales (17), organización de marcada ideología socialista que en 1934 se integró en la UGT, fue emboscada y atacada a tiros por un numeroso grupo de revolucionarios en las inmediaciones del Hospital de Tavera que causaron la muerte de los Guardias de Seguridad, miembros de los grupos de Asalto, Juan Antonio Esteras Cortés y Mariano Ibáñez Ródenas (18), heridas gravísimas al cabo Agapito García García y lesiones leves en una mano al jefe de la fuerza, nuestro protagonista Máximo Moreno. Se logró capturar a uno de los atacantes, un portugués llamado Manuel Esteves Marti, cuando aún empuñaba un arma que había sido recientemente disparada. Por esos azares del destino el detenido quedó en custodia en un calabozo provisional situado en el Colegio de Huérfanos de Infantería bajo la custodia del hermano de uno de los agentes asesinados, Juan Antonio Esteras Cortés, que también era miembro de las secciones de Asalto y formaba parte de la unidad atacada (19).

El Teniente Moreno tras los sucesos de Toledo (20)


Más adelante participa en los sucesos del 10 de agosto de 1932, conocida como “La Sanjurjada”, donde las secciones de Asalto del Cuerpo de Seguridad tuvieron una destacada actuación reprimiendo a los sediciosos y en 1934 fue felicitado públicamente por su trabajo durante la llamada “Huelga de los Campesinos” cuando se encontraba destinado en la 8ª Compañía de Asalto, mandada por el capitán de Infantería Jesús Gómez Zamalloa, hermano del heroico Mariano Gómez Zamalloa, «el héroe del Pingarron», soldado que combatió en cuatro guerras: Las campañas africanas, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, con la mítica División Azul, y al final en los sucesos de Ifni-Sahara en 1957 y que recibió las más altas condecoraciones al valor españolas: La Cruz laureada de San Fernando y la Medalla Militar Individual. Por cierto, el 29 de septiembre de 1936 el capitán Jesús Gómez Zamalloa, que quedó disponible forzoso al ser destituido de su puesto en el Cuerpo a la llegada del Frente Popular, fue detenido en Madrid y trasladado, junto a su otro hermano Ricardo, comandante retirado por la Ley Azaña y detenido en 15 de octubre del mismo año, a la Cárcel Modelo y el 7 de noviembre de 1936, sacados de madrugada del centro penitenciario, llevados a la localidad de Paracuellos del Jarama y cobardemente fusilados por miembros del Frente Popular a las órdenes de Santiago Carrillo. ¿Delito cometido? Ninguno.

Tras las elecciones de noviembre de 1933 donde los partidos derechistas consiguieron una amplia victoria que dio paso a lo que se ha venido a llamar “bienio radical-cedista” donde formó gobierno ese “saltimbanqui” de la política que fue Alejandro Lerroux. Esa victoria no es recibida con agrado por las fuerzas izquierdistas y separatistas que desde el primer momento intentaron sabotearla. No se había presentado aún el gobierno y ya los anarquistas iniciaron un proceso revolucionario a finales de 1933, a los pocos meses la llamada «huelga de los campesinos» en junio 1934 patrocinada por la UGT y finalmente, para animar aún más la inestabilidad, los separatistas vascos y catalanes aumentaron su nivel de exigencias. Como vemos, ese remanso de paz y hermandad que algunos quieren vender sobre la II República es simplemente una falacia solo apta para crédulos.

Tal vez el enemigo más encarnizado de esta nueva coalición derechista fue el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), un partido que históricamente sólo ha respetado el resultado de las elecciones cuando las gana él. Inmediatamente se puso a conspirar contra el nuevo gobierno, abandonando la vía parlamentaria y eligieron, como fórmula viable para alcanzar el poder, el uso de la violencia, culminando este proceso con el levantamiento armado de octubre de 1934.

Dentro de esta conspiración socialista estaba la creación en 1934 de una asociación clandestina compuesta por militares de extrema izquierda afines al partido socialista denominada UMRA, acrónimo de Unión Militar Republicana Antifascista donde ingresaron todos los militares radicalmente izquierdistas. En esta asociación ingresó Máximo Moreno Martín de manera entusiasta junto con otros militares que más adelante adquirían un gran protagonismo, como por ejemplo el capitán de Ingenieros Carlos Faraudo de Micheo, el entonces teniente Fernando Condés, destinado en la Guardia Civil, el teniente José del Castillo, el capitán Luis Barceló Jover, el teniente Urbano Orad de la Torre y un largo etcétera siendo su principal organizador un capitán de la escala de reserva, de la máxima confianza de Largo Caballero, llamado Eleuterio Díaz-Tendero Merchán, que según el historiador Ramón Salas Larrazabal era “… el más fanático y exclusivista de cuantos oficiales del Ejército abrazaron la causa frentepopulista, el hombre que veía traidores, espías y fascistas por todas partes; el hombre a cuyo cargo estaba la clasificación y depuración de todo el personal militar, de soldado a general, y en cuya labor se excedió con mucho considerando como fascista a hombres con un historial republicano de toda la vida” .

Notas:

(1) Hoja de Servicios del Máximo Moreno Martín.


(3) Hoja de Servicios del Máximo Moreno Martín.

(4) Idem.


(6) La Unión Ilustrada, edición de 9 de septiembre de 1920.

(7) Hoja de Servicios del Máximo Moreno Martín.

(8) MAURA GAMAZO, Miguel en Así cayo Alfonso XIII, Marcial Pons Historia (2007) Madrid, página 351.

(9) Gazeta de Madrid número 036 de 05/02/1932.

(10) Gazeta de Madrid número 349 de 15/12/1933


(12) SANZ CANTOS, Ángel en ¡Ha muerto un héroe!, Defensor de Albacete edición del 29/09/1936, página 2.

(13) Mundo Grafico (Madrid) edición de 28 de diciembre de 1932.

(14) MORTERA PEREZ, Artemio en Las pistolas españolas tipo Mauser, Quirón ediciones (1998), pagina 45, dice que se compraron para las secciones de Asalto 600 pistolas ametralladora Astra modelo 901, (deposito fijo 10 cartuchos) y 750 Astra modelo 902 (deposito fijo 20 cartuchos) al precio de 142.50 y 158 pesetas respectivamente.

(15) Diario Ahora (Madrid) edición del día 2 de febrero de 1932.

(16) VIQUEIRA HINOJOSA, Antonio en Historia de la Policía 1931-1936, publicado en separatas en la revista «Policía», tomo I, página 87.



(19) Diario Ahora (Madrid) edición del día 10 de marzo de 1932, página 9.

(20) Idem.

(continuará…)

Antonio Alonso Rodríguez.

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