domingo, 31 de octubre de 2021

Desapariciones sin resolver. 1997 Cristina Bergua

Nuestro buen amigo y colaborador Carlos Fernández Barallobre, nos remite este interesante artículo.

Un nueve de marzo de 1997, la joven de dieciséis años Cristina Bergua, despareció en su pueblo de Cornellá (Barcelona).

Cristina Bergua

Aquel domingo del final del invierno, Cristina, tras comer en su domicilio con sus padres, había salido a media tarde, a fin de verse con su novio el joven Javier Román, diez años mayor que ella. Entrada ya la noche, y al ver que la joven no regresaba a su casa, los padres comenzaron a inquietarse. Descolgaron el teléfono en varias ocasiones para ponerse en contacto con diversas amigas de Cristina, con la intención de conocer si la habían visto. Varias de ellas aseguraron a los padres de la muchacha, que ella había quedado con su novio. De inmediato los padres de Cristina, Juan y Veva, se presentaron en la comisaria de la Policía Nacional a presentar la pertinente denuncia por desaparición.

Sin embargo, pasadas las doce de la noche, el hermano de Cristina se dirigió a ver a Javier Román a fin de conocer más detalles. Este, sin apenas inmutarse por su desaparición, le diría que Cristina había estado en su casa, acompañándola con posterioridad durante un tramo por la carretera de Esplugues a Cornellá, esa misma noche, para que regresase a casa,

Ante tal comportamiento, la policía lo situó como principal sospechoso de la desaparición de Cristina, algo que aumentaría las conjeturas al conocer, por varias de sus amigas, que Cristina pretendía romper su relación amorosa con Javier. Sin embargo, la madre de Javier, aportó a los investigadores una coartada que le liberaba de sospechas.

Al cumplirse los cuatro meses de la desaparición, la Policía Nacional recibió una carta anónima asegurando que el cuerpo de Cristina había sido tirado en un contenedor de Cornellà. Transcurrido tanto tiempo la búsqueda del cuerpo se encaminó hacia en el vertedero del Garraf, situado entre las localidades de Gavà y Begues, en donde se depositaba la basura generada en el área metropolitana de Barcelona. Tras algunos impedimentos administrativos de la Generalidad, el vertedero fue inspeccionado, no encontrándose allí los restos de la muchacha.

Javier Román, en sus declaraciones, arrojó más sospechas, ofreciendo diversas versiones y falsedades, además de un comportamiento de indiferencia total sobre lo que podía haberle sucedido a su novia. En una de sus versiones llegó a afirmar que Cristina se había ido a Andorra, a casa de un tío suyo, y que volvería cuando cumpliese la mayoría de edad. Nunca pudo demostrarse la culpabilidad de Javier en la desaparición de Cristina pese a que estuviera implicado.

Javier Román con posterioridad sería condenado y encarcelado por un delito de tráfico de drogas al intentar introducir en España más de tres kilos y medio de cocaína, Tras cumplir condena vendió una propiedad y con el dinero creó una nueva vida en la República Dominicana.

El caso de la desaparición de Cristina pasó de la Policía Nacional a los Mozos de Escuadra. En 2007, a petición de la familia, el caso fue reabierto. Los agentes de la policía autonómica catalana interrogaron de nuevo a numerosos testigos, entre ellos familiares y amigas, sin que se encontrasen nuevas pistas. Juan Bergua, padre de Cristina, creó una asociación llamada “Intersos”, de ayuda a las familias de personas desaparecidas, con la intención de que el caso no caiga en el olvido, siga abierto y en él se vuelquen todas las técnicas y recursos de hoy en día, que no los había en 1997.

Veinticuatro años después el cuerpo de Cristina Bergua sigue sin aparecer. Mientras no aparezca es muy difícil y complicado resolver la enigmática y misteriosa desaparición de Cristina Bergua.

Carlos Fernández Barallobre.

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