Del boletín "Emblema" de julio, tomamos este artículo de nuestro gran amigo Silvestre Barquero Baños.
La noticia del momento “El Imparcial”.
Don Carlos no viene, vuelve. Cuantos funcionarios integran los Cuerpos de la Policía gubernativa están hoy henchidos de júbilo; no hay por qué ocultarlo; en los eternos días de opresión y encarni-zadas persecuciones inquisitoriales, todos añoraban el grato recuerdo del respetado y querido jefe; en los constantes momentos de amarguras y vejaciones, hollada la justicia, despreciado el derecho y sin amparo posible, todos los ojos volvíanse hacia la respetable figura de D Carlos Blanco, que con otro indiscutible y muy querido prestigio en el Cuerpo de Policía, D Manuel Rodenas (victima también del oprobioso sistema), compartía todas las esperanzas que sostenían la fe en el personal.
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D.
Carlos Blanco en el centro, rodeado de los altos jefes de Policía al hacerse
cargo de la Dirección general de Orden público |
Nunca se ha esperado con mayor ansiedad el nombramiento de un jefe; el profundo conocimiento de los problemas policíacos, su respeto a la ley y al derecho, su amor a la profesión y el cariño a cuantos la comparten, hacen del ilustre jefe la figura más querida y respetable para cuantos se enorgullecen en pertenecer a estos Cuerpos, tan injustamente juzgado; el nuevo director es para todos sus subordinados la encarnación de la hidalguía, de la rectitud, sin alharacas ridículas, de la prudencia firme y del deber inexorable, pero justo y sin pasión; con tales elementos como base esencial de una actuación que ha de ser pródiga y beneficiosa, pueden exigirse y lograrse los mayores sacrificios en bien de la sociedad, a una agrupación de hombres dignos, valerosos y amantes de sus prestigios, tan funesta como inconscientemente mermados; en esta ocasión tenemos la evidencia de que “como en la otra” no hemos de equivocarnos; el tiempo lo dirá.
El nuevo director general de Orden público pertenece a la carrera jurídica del Ejercito, en la que ostenta el empleo de auditor general con la antigüedad de 13 de Diciembre de 1.919; nació en Valencia el 6 de Agosto de 1.862, ingresando previa oposición en el Cuerpo jurídico militar el día 31 de Diciembre de 1.884; ascendió a teniente auditor de tercera en 1.890; pasando a ser por nueva denominación, teniente auditor de segunda en 1.893, a teniente auditor de primera en 1.894; a auditor de brigada en 1.898 y a auditor de división en 1.911.
Sirvió en la Capitanía general de Castilla la Vieja y en las Relatorías del Consejo Supremo; en el Consejo Supremo, en la auditoria general de la isla de Cuba, en el Cuartel general del general en jefe D. Valeriano Weyler; de auditor de brigada sirvió en las Relatorías del Consejo Supremo; en la Capitanía general de Castilla la Nueva y en la Inspección general de los establecimientos de instrucción e industria militar.
A las órdenes del general Weyler tomó parte en la guerra de Cuba desde Enero de 1.896 hasta Septiembre de 1.898, asistiendo el 8 de Febrero del primer año citado a la acción de Pozo Hondo.
Siendo auditor de división fue nombrado inspector general de Seguridad, a las inmediatas órdenes de D. Ramón Méndez Alanís, del que fue poderoso auxiliar; a poco de ser nombrado para este cargo, y en ausencia del Sr. Méndez Alanís , que marchó a París acompañando a Su Majestad el Rey, quedó el Sr. Blanco al frente de la Dirección general, mereciendo muchas alabanzas y felici-taciones por su acertada gestión durante su interinidad; al fallecimiento del Sr. Alanís continuó desempeñando a las órdenes de La Barrera, el mismo cargo que que dimitió al cesar dicho señor, en Abril de 1.919; anteriormente presidió la Comisión encargada de redactar un nuevo Reglamen-to para la contratación de los servicios del ramo de Guerra, formando también parte de la Comisión para la reforma de las leyes de Justicia militar; se le autorizó para publicar el “Boletín de Justicia militar”, del que fue fundador; el Consejo Supremo de guerra y Marina en pleno, en sesión del 27 de Julio de 1.890, acordó, por unanimidad, se le manifestará el agrado con que se habían visto sus trabajos durante los debates para el informe que el citado Alto Cuerpo elevó al Gobierno sobre el vigente Código de Justicia militar. Es autor de la obra “Manual de enseñanzas y carreras en España”, comprensivas de las civiles y militares.
Se hallá en posesión de las condecoraciones siguientes: Cruz Blanca de primera clase del Mérito Militar; dos cruces rojas de segunda clase del Mérito Militar, por servicios en campaña de Cuba; cruz blanca de segunda clase del Merito Naval; cruz blanca de tercera clase del Mérito Militar pensionada; cruces de Isabel la Católica y Carlos III; cruz y placa de San Hermenegildo, y medalla de Alfonso XIII.
En la época de su mando en la Policía supo granjearse las simpatías tanto del público como de sus subordinados, a los que siempre trató con gran afecto.
Entre otros importantes servicios, dirigió con gran fortuna los del descubrimiento de los apaches del robo de la calle del Clavel, el crimen de D. Nilo y la trama de los sucesos de Agosto del año 1.917.
Saludo oficial del Sr. Carlos Blanco a sus subordinados – extractado del original -
“ A los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad “. Al posesionarme del cargo de director general de Orden público, mi primer cuidado es saludar a los Cuerpos con los cuales he convivido más de seis años.
Recuerdo aquel periodo de mi vida oficial, con halago y cariño, porque me consta hasta donde llegan vuestros sacrificios en los días difíciles y como estáis siempre al lado del Poder público para fortalecerle cuando tiene que prevenir peligros. Recogeré las lecciones del pasado que son la enseñanza más positiva para el presente, y aprovecharé de mis antecesores cuánto hay de bueno y de útil en su labor.
Cada vez que os felicite me consideraré recompensado en mi trabajo. Si he de exigir responsabilidad, pasaré por esa ineludible amargura. Seguro de vuestra leal cooperación para tales propósitos, contad con mi mando, justo, considerado y afectuoso “.
N. de autor.
No quisiera terminar estos relatos anteriores sacados de entre Ordenes generales de Cuerpo y de diarios públicos, sin mis reflexiones, que solo son eso., reflexiones. Como sería de caótica (por ser suave) la etapa del insigne D. Millán y Millan de Priego y el Ministro de la Gobernación Sr. Piníes que ni tan siquiera en los Reales decretos de sustitución se les dio o se les reconoció la labor desarrollada. Se dijo en su momento, (de este último) y se publicó, en varios periódicos que se enteró del asesinato del aspirante Sr. Pellejero mientras estaba viendo una función de teatro en Madrid. Se dijo en su momento, que el Sr Ministro hizo caso omiso a las peticiones de ayuda desde el despacho del Gobernador civil de Barcelona., por inquina personal contra el Sr. Anido. Tal fue el periodo desde Mayo de 1.921 hasta Diciembre del 1.922. La coacción, el sometimiento, el castigo, la persecución y el destierro, fue moneda regular del Sr Millán a la hora de actuar contra quienes no mostraban su condescendencia con su plan establecido. Se orilló de forma personal a altos mandos de la Policía, por el simple hecho de mostrar su contradictoria opinión. A otros sin embargo se les traslado a otras dependencias inexistentes o se les dejo sin cargo. Como muestra a continuación reseñare alguna de las disposiciones que el Sr. Blanco tomó el mismo día de su nombramiento. Y para más inquina, con las sillas todavía calientes de los cesantes.
Ordenes generales del Cuerpo; En breve se trasladarán a la Dirección algunas dependencias que fueron llevadas al Ministerio de la Gobernación por el Sr. Millán de Priego.
Reposición de cargos; Don Carlos Blanco ha dado orden de que sean repuestos en sus cargos los comisarios señores Fenoll y Casal de Nis, que actuaron en Madrid. El Comisario de primera D. Ramón Fernández Luna, regresará a Madrid, al igual que D. Santiago Martín Bagueras, desde Zaragoza.
– El director general ha prohibido el uso de los rompecabezas y demás objetos de que se había dotado la Policía. (puños americanos, porras de toda índole, etc )
Una de las primeras preocupaciones del nuevo Director general, es reorganizar la vigilancia nocturna en Madrid. Los más directos auxiliares del personal de Vigilancia son los serenos. Desde el momento en que quede implantado el nuevo servicio de seguridad nocturna se llevará, con todo rigor la depuración de responsabilidades en que incurran todas las autoridades que prestan servicio nocturno; se está firmemente dispuesto a que cuando ocurra un robó, un atraco, una riña u otra clase de delitos, se investigará, donde se hallaba el sereno de la calle en que se hubiera desarrollado el hecho, y si se comprueba que hubo negligencia por parte del sereno, se tomará la providencia oportuna.
Anteriormente a lo expuesto, que son pruebas sin duda de la fuerte personalidad de D Millan y Millan de Priego, personalmente he de decir que este último para mi ha sido siempre una incógnita. Debo añadir, que cuando tenga el suficiente tiempo, amenazo con escribir sobre este personaje, que sin duda se vio afectado y engrandecido por la ausencia y debilitamiento personal de Ministro de la Gobernación.
Silvestre Barquero Baños.
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