La mejor muestra de que nada está perdido, ni en Barcelona ni en ninguna parte, la encontramos en este video que también nos remite nuestro buen amigo y compañero Jesús Longueira.
Cuándo todavía el humo de los petardos lanzados con la Jefatura Superior de Policía de Barcelona impregnaba el aire; cuándo los últimos terroristas callejeros no habían abandonado la zona; cuando los ecos de los insultos proferidos contra la Policía seguían en el ambiente, un valiente anónimo, sin importarle nada de lo que estaba sucediendo, con arrojo y pundonor, paseó mostrando el sagrado símbolo cuya defensa justifica cualquier sacrificio por muy penoso y grave que sea: la Bandera de España.
Ahí va un español, con valor reconocido.
¡Bravo!
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