De todos es sabido que, cuando el barco se hunde, las primeras en abandonarlo son las ratas, es igual que sean cherepudas o no, el caso es ser rata y así huir cuando la situación se tuerce.
Nos alegramos que el barco, el barco de esta rata miserable, se haya hundido y así haya tenido que huir con el rabo entre las piernas.
A partir de esta noche, los españoles ya podemos dormir más tranquilos.
Muchas gracias, Doña Isabel y Doña Rocío, han demostrado ser mucha gata para tan poca rata. ¡Enhorabuena, guapas!
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