Por su curiosidad, reproducimos un texto aparecido en la Revista "La Policía Científica", en su edición correspondiente al 15 de abril de 1913, bajo el título "Vestuario del Policía". En este artículo, el autor, da las pautas y recomendaciones que debe seguir, en materia de vestuario personal, un miembro del Cuerpo de Vigilancia que se encuentre realizando labores de vigilancia o seguimiento.
El artículo, firmando por Juan José López Serrano, dice así: "El agente de investigación debe tener su vestimenta preparada de modo especial, según se enseña en el extranjero, y cuyas ventajas prácticas indicaremos en artículos sucesivos.
Tanto la americana como el pantalón deben ser forrados, en forma tal, que si se ponen del revés, resulte un traje de distinto color, uno como de persona bien acomodada y otro como de un trabajador.
El abrigo debe llevar como forro, y perfectamente adaptada, una blusa larga, de modo que en un momento, al ponérselo del revés, parezca el cubretodo de un oficial cerrajero.
El sombrero, de los llamados flexibles, debe tener como forro una gorra de seda azul, para que al ser invertido parezca el casquete de un obrero mecánico.
Para toda investigación es esto importantísimo, pues si el delincuente vigilado ha descubierto al policía y notado se le sigue, con refugiarse en un portal, volver el abrigo y el sombrero, el agente se desfigura y al sospechoso se le despista y desorienta".
No deja de ser llamativo el sentido camaleónico que otorga el firmante a las prendas de la indumentaria personal, aunque tal vez se olvide que mientras se hace la mutación del vestuario en cualquier portal, el seguido ya pudo haber desaparecido, haciendo inútil la vigilancia y por ende el cambio de aspecto del Agente encargado del seguimiento.
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