lunes, 4 de agosto de 2025

Editorial de "Emblema" de agosto

Del boletín "Emblema" de agosto tomamos su editorial.

La situación sociopolítica por la que atraviesa España es de una gravedad sin parangón, hecho este que ha trascendido a nivel internacional, siendo muchos periódicos extranjeros, de reconocido prestigio, los que se han venido haciendo eco de este alarmante estado de las cosas, contribuyendo, de forma manifiesta, al descrédito de nuestra Patria.

Cada día, a cada paso, se conocen nuevos casos de corrupción, cada cual más grave que el anterior y cuya sombra deja pequeño al que le precede.

Estamos asistiendo a la verificación de que, con el dinero de todos, se han financiado juegas al más alto nivel; que, a cambio de indecentes “mordidas” a políticos, se han otorgado obras públicas; que la corrupción ha campado a sus anchas por doquier, sin que nadie, por mucho que se obstinen en negarlo, le pusiera freno.

Aquí, nadie parece ser responsable de nada, cuando, en realidad, el que manda siempre lo es, por acción u omisión, al tener resortes suficientes para saberlo y el deber de corregirlo de inmediato, haya que cesar a quien haya que cesar.

Durante estos días hemos visto, con indignación, como algunos han pasado de ser personas de toda solvencia, por los que cualquiera pondría la mano en el fuego, a proclamar que son individuos a los que no conocen de nada; algo así como si fuera “uno que pasaba por allí” al que se le dio un puesto de relevancia.

Sin embargo, tal parece que España, su presente y su futuro, no le importa a nadie, más allá de comentar, con indignación, la situación que atravesamos en la barra de un bar o en una tertulia de viejo Casino.

Cuántas veces hemos escuchado decir aquello de “venimos a regenerar la política”; “venimos a terminar con la corrupción”. Frases huecas, dichas en el contexto de una asamblea callejera, conducente a granjearse los votos de los crédulos, que, sin embargo, se olvidan de inmediato en cuanto se pisa moqueta.

Desde aquellas tristes elecciones de 2023, en las que, como en otras ocasiones, no se respetó el deseo de la mayoría, valiéndose de un sistema electoral viciado, se ha permitido que los designios de España hayan quedado en manos de los que, precisamente, la odian y anhelan su destrucción. En manos de sus enemigos más viscerales, como han venido demostrando a lo largo de la historia.

Desde entonces el incierto futuro de España está ligado a las exigencias de los que, en 2017, trataron, por la fuerza, de arrebatarnos un trozo del territorio nacional, sin que tal acción fuese objeto de reproche, hasta el punto de que lograron ser amnistiados, de forma arbitraria e irregular, para así mantener los imprescindibles apoyos a los que gobiernan.

Incluso, ese futuro, está en manos, y esto ya es el colmo de la indignidad, de aquellos que son herederos de los asesinos de ETA, que se llevaron por delante la vida de tantos y tan buenos españoles, especialmente de policías, militares y guardias civiles, cuyo único delito fue cumplir con su sagrado deber.

Junto a estos, en ese carnaval siniestro, también nos encontramos con todos aquellos “regeneradores”, los de las promesas vanas. Aquellos que se erigieron, sin serlo, en defensores del pueblo; los que iban a seguir viviendo en barrios obreros o no iban a cambiar su estética, hasta que fueron premiados con un cargo que les sirvió para comprar chalets en las urbanizaciones más caras o vestirse a la última moda, cambiando todos los días de modelito.

Y esos, todos esos, los más feroces enemigos de España, son los que, realmente, rigen los destinos de la nación; los que gobiernan el timón del barco, poniendo la derrota hacia el abismo, hacia la destrucción total de España.

Sin embargo, tal vez los peores de todos ellos son esos que, miran descaradamente para otro lado y hacen que no ven nada, para así mantenerse en el carguito, sin importarles lo más mínimo lo que está sucediendo y a dónde nos conduce esta alarmante situación.

Es muy triste ver como estas actitudes permisivas, de esos que el día que se dio la clase de honor no asistieron al aula, están arruinando la credibilidad de Instituciones de probada solvencia; reputación que puede que nunca se vuelva a recuperar. Es indignante.

En otro orden de cosas, estamos en agosto, el centro del verano; fechas tradicionales de vacaciones y de fiestas por doquier que deseamos que todos disfruten de la mejor manera posible. Con nuestros mejores deseos, feliz verano.

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