sábado, 9 de agosto de 2025

En el cincuentenario del asesinato del cabo de Policía Armada Ovidio Díaz López

Del boletín "Emblema" de agosto, tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe (R) Eloy Ramos Martínez.

Ocurrió en el mes de junio. Hasta esta fecha ETA solamente había cometido atentados fuera del País Vasco, en Madrid (asesinatos múltiples de Carrero y su escolta, y la masacre de la calle del Correo) y en Zaragoza, al cónsul francés. En 1975 extendería su actividad criminal a Barcelona.

Policía Ovidio Díaz López

A las 10,15 horas del viernes 6 de junio, los etarras Juan Paredes Manotas,"Txiki"; José Ignacio Pérez Beotegui,"Wilson"; Miguel Ángel Apalategui Ayerbe, "Apala"; Antonio Campillo Algorta, "Andoni"; José María Bereciartúa Echarri, "Txema"; José Luis Arzuaga Amondaraín "Solomo" y Francisco Javier Celaya Echave, "Marqués", intentaron cometer un atraco en la sucursal urbana del Banco de Santander, sita en la calle Caspe de la capital catalana.

Parte de ellos quedaron en las inmediaciones, confundiéndose entre los transeúntes y en una cafetería próxima, para esperar la llegada de un furgón blindado que los viernes llevaba fondos al banco. Y además para avisar a los que entraran al establecimiento si se presentaba la Policía.

Penetraron "Txiki" y otros en el banco, y, tras desarmar al vigilante jurado, Ricardo García Zapatero y golpear al cajero, intimidaron a los demás con las armas y consiguieron apoderarse, momentáneamente, de un botín de cuatrocientas cincuenta mil pesetas.

Pero no pudieron llevar a feliz término el atraco por la rápida llegada de la Policía. En la Jefatura había sonado la alarma y, a pesar de que antes se había producido otra en el mismo banco, que resultó falsa, no por ello se dejó de actuar por parte de la Policía.

Fueron varias las dotaciones de coches "Zeta" que se dirigieron a toda prisa al lugar sin hacer sonar las sirenas y aproximarse para observar. La primera en llegar, la dotación del "Zeta 6", la mandaba el cabo primero Ovidio Díaz López, al que acompañaban los policías Tomás Morera Vázquez y Jesús Vázquez Vidal, además del policía conductor Manuel Carbonell Nicolás.

El asesino Juan Paredes Manotas

Pero a su llegada a las proximidades del banco fue recibida a balazos por los etarras que se hallaban vigilantes. Ovidio resultó alcanzado por siete impactos, uno de ellos en el corazón, y murió en el acto pero los demás pudieron repeler la agresión.

El etarra "Andoni" fue herido en el tiroteo, aunque pudo fugarse con otro compinche, robando un coche a punta de pistola, y obligando a su conductora a alejarlos del lugar. En realidad se aprovecharon de un momento en que la Policía hizo un alto el fuego por la proximidad de dos señoras que por allí pasaron totalmente despistadas.

Las primeras curas a "Andoni" se las hizo Ana Crucelegui, que había sido enfermera, pero luego consiguieron ayuda médica a través de los monjes de la Abadía de Monserrat.

Debido a la rapidez policial, los atracadores dejaron en el banco el botín, una pistola checa Vzor 70 y un revólver Smith Wedson, que habían arrebatado al vigilante jurado Buenaventura Colorí Pérez en un atraco dos semanas antes a otra sucursal del mismo banco, en Urgel 188.

Como represalia, a los pocos días "Txiki", "Wilson" y "Marqués", rompieron una ventana del Banco y arrojaron varios cóckteles molotov en su interior, ocasionando un pequeño incendio.

Ovidio Díaz era natural de Ríotorto-Meira (Lugo) y contaba 32 años de edad. Había ingresado en la Policía Armada en 1965 y estaba destinado en Barcelona. En 1974 había contraído matrimonio, sólo diez meses antes de que lo asesinaran. Su esposa estaba embarazada de su primer hijo cuando él falleció.

El funeral de corpore in sepulto se celebró en la capilla castrense del Parque de la Ciudadela, en Barcelona, con asistencia de compañeros, familiares y primeras autoridades. Presidió el acto el capitán general de la IV Región Militar, Salvador Bañuls Navan, el ministro de Información y Turismo León Herrera Esteban, en representación del Gobierno y el director general de Seguridad, Francisco Dueñas Gavilán, general inspector de la Policía Armada, José Tomé Marín y otras personalidades. Ofició el funeral el vicario general castrense, monseñor López Ortiz, y el ministro impuso al féretro la Medalla de Oro al Mérito Policial.

El director regional del Banco de Santander, Rafael Alonso Botín entregó al Gobernador Civil un donativo de 250.000 pesetas con destino a la viuda de Ovidio Díaz.

Tras llegar a La Coruña, se estableció la capilla ardiente en el domicilio familiar de la calle San Luis 23, que fue visitada por centenares de personas, entre ellas el gobernador militar de la plaza, general Franco y González Llanos en representación del capitán general de la VIII Región Militar; gobernador civil de la provincia, Vaquer Salor; vicepresidente de la Diputación, Fraga Solar; concejal Rodríguez Carballido, en representación del alcalde; jefe superior de Policía, Cossías García, coronel de la Guardia Civil, teniente coronel jefe de la Policía Armada, comandante segundo de Marina, comandante del aeropuerto etc.

El funeral se celebró en la parroquia de San Rosendo, en La Coruña, oficiando el párroco de Santa María, de Meilán - Riotorto (Lugo), Hernán Villarino Leivas, sacerdote que había bautizado al difunto, auxiliado por el capellán castrense de la Policía Armada, Rogelio Martínez Vázquez y un familiar del finado, Hipólito Barata García.

Al entierro, celebrado en el cementerio de San Amaro, en A Coruña, asistieron más de cuatro mil personas. Sería la séptima víctima del terrorismo en 1975.

Casi dos meses después, ETA intentó otro atraco, éste en la agencia del Banco de Bilbao en la plaza Llucmajor en el barrio de Verdún. En esta ocasión fueron detenidos dos de los atracadores, que resultaron ser Ignacio Pérez Beotegui, "Wilson" y Juan Paredes Manotas, "Txiki". lo que dio lugar a una importante desarticulación de la banda en Barcelona. "Wilson" implicó a "Txiki" en su declaración y lo reconocieron los empleados del Banco y los policías del "Z-6".

El 19 de septiembre un Consejo de Guerra condenó entre otros a Juan Paredes Manotas “Txiki” a la pena de muerte como autor directo de la muerte de Ovidio Díaz López. Sería fusilado el 27 del mismo mes con otros cuatro terroristas de ETA y FRAP. Fueron las últimas ejecuciones en España.

Quiero recalcar que el segundo apellido del terrorista era Manotas y no Manot como se ha escrito muchas veces, quizá para darle un cierto aspecto catalán al extremeño, pues oriundo de esta región era el asesino; un “maketo” que dirían los etarras.

Así se recoge en el libro Terrorismo y Justicia en España, editado por el Centro Español de Documentación en 1975.

Eloy Ramos Martínez.

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