miércoles, 11 de junio de 2025

Noticia sobre la uniformidad de la Policía Indígena de la Guinea Española

Del boletín "Emblema" de junio, tomamos este interesante artículo firmado por Javier de Granda Orive.

En un artículo anterior en Emblema (nº 33 de octubre de 2022) relativo a la Policía Indígena en Guinea aventuraba, con respecto a los uniformes, sin tener absoluta certeza, que los oficiales y clases de la Guardia Civil utilizarían el uniforme de verano aprobado por real orden circular de 24 de julio de 1901, reformada por otra real orden de 2 de julio de 1902.

Encabezamiento de carta de la casa Martín Vilaldach (A.G.A.)

La norma de 1901 establecía para las clases e individuos de tropa un uniforme de tela de algodón azul tina sin brillo y para los oficiales, el mismo, pero de mejor calidad. La real orden de 1902 determinaba que los jefes y oficiales llevarían el uniforme de verano con tela de rayadillo.

En una reciente visita al Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares encontré, entre la documentación consultada, un expediente que me ha servido para aclarar mínimamente el asunto (AGA caja 81/6275).

Creado el Cuerpo de Policía en el presupuesto para el ejercicio económico de 1904 se designó para ocupar su mando ─a petición propia─ al primer teniente de la Guardia Civil José de la Torre Rey, que llegó a la colonia el 16 de febrero de 1904.

Lo realmente sorprendente del caso, en cuanto a uniformidad se refiere, es que los pedidos de vestuario para el recién creado Cuerpo de Policía eran realizados y abonados directamente por el jefe de la Unidad. Esto lo sabemos por un informe de 28 de diciembre de 1910 de la sección colonial del Ministerio de Estado redactado tras la reclamación de la embajada de Francia en favor de un súbdito suyo para el abono de unas cantidades adeudadas por el suministro de efectos para la Policía Indígena colonial. El informe llega a las siguientes conclusiones: 1.- Que el primer teniente José de la Torre atendía a las necesidades del equipo y vestuario de los individuos a sus órdenes haciendo los pedidos por gestión directa a la casa Martín Vilaldach de Barcelona y atendiendo a su pago con las cantidades asignadas para material en el presupuesto de la Unidad. 2.- Que al fallecer el teniente en 1907 en Santa Isabel víctima de una fiebre perniciosa dejando numerosa descendencia en la mayor penuria, resultaba deudor a la casa Vilaldach de una cantidad que ascendía a 3.960,60 pesetas por el suministro de prendas y equipo a la Policía colonial.

Primer Teniente José de la Torre Rey (Bioko.net)

Reclamado el dinero por la casa comercial al Ministerio de Estado, éste, en principio, se negó al pago aduciendo que la reclamación debía ir dirigida a los herederos de José de la Torre, pero no obstante, añadía, que se pedirían los antecedentes necesarios a la administración colonial para tener un mejor conocimiento del asunto.

La resolución de la sección colonial determinó que si bien, en derecho, se podía negar al pago, la equidad aconsejaba su abono, no solo porque la expresada suma había sido invertida en equipar y mejorar la uniformidad policial sino porque así se dejaba a salvo la honorabilidad de la unidad y, por ende, la de la nación. Por todo ello, por resolución de 7 de febrero de 1911, se ordenaba el pago por la caja de la sección colonial de la cantidad reclamada por la casa barcelonesa.

Por la documentación aportada en el expediente ─básicamente una correspondencia epistolar entre el teniente y el señor Martín Vilaldach entre 1905 y 1906─ podemos averiguar algo, no solo sobre la uniformidad policial, sino también sobre las circunstancias personales del jefe de la Unidad.

En la primera carta —fechada el 28 de febrero de 1905 y relativa a facturas de noviembre de 1904— y en sucesivas misivas, se hace referencia a la petición de cincuenta pares de polainas de cuero negro, a razón de 10,5 u 11 pesetas el par; a tres docenas de camisas y a la adquisición de la tela para la construcción de los uniformes, siendo la más conveniente la más oscura. Con posterioridad sabremos que se habían encargado doscientos uniformes de tela azul oscura compuestos de pantalón y guerrera pero encareciendo que se enviaran sin botones ni hombreras. Por separado se encargan cien juegos de botones y cien juegos de hombreras para poder ser utilizados indistintamente en uno u otro uniforme [¿azul y rayadillo?]. Se solicitaban también, seis docenas de guantes blancos para la tropa.

En la última carta, de 12 de marzo de 1906, se expresa la necesidad que se tiene para recibir en Santa Isabel cuantas prendas fuera posible embarcar y especialmente las relativas a las polainas, los impermeables, las gorras, una bandera y los juegos de metal para los cascos ─salacots─ que habían sido solicitados a la también casa barcelonesa Medina.

Uniforme de verano igual al de José de la Torre (miniaturas militares Alfonso Cánovas.net)

En cuanto a la situación personal del primer teniente José de la Torre Rey, ya en la primera de carta de febrero de 1905 y enviada desde el Puerto de la Luz en Las Palmas de Gran Canaria escribe: «Por hallarme ausente de Fernando Poo, o mejor dicho en viaje para disfrutar licencia por enfermo, no acusé a V. recibo...», es decir, a los pocos meses de tomar posesión de su cargo como jefe de la Policía Indígena ya se encontraba enfermo y disfrutaba de una licencia por enfermedad en las Islas Canarias para su restablecimiento.

En carta de 17 de mayo de 1905 comunica a Martín Vilaldach que el día 3 de junio embarcará para Santa Isabel, localidad en la que no permanece mucho tiempo pues de nuevo, en noviembre, se encuentra en Las Palmas de Gran Canaria. En la carta, fechada el 15 de ese mes, le comenta al comerciante de Barcelona: «Aquí estoy disfrutando licencia, por haberme atacado las calenturas en aquel país, hasta que me reponga. Como a la llegada del correo en que remitió su última remesa estaba enfermo, no pude ocuparme de nada...».

En la última carta contenida en el expediente, enviada desde Madrid el 12 de marzo de 1906, el teniente informa a Vilaldach que debe embarcar el 30 de marzo en Cádiz para unirse en Fernando Poo a la comisión regia que había partido con antelación ─el día 7─ para la colonia.

José de la Torre no debió recuperarse del todo nunca, pues falleció en Santa Isabel, casi un año después, el 27 de abril de 1907, siendo enterrado en el cementerio de Basilé (Fernando Poo) y dejando viuda y diez hijos.

Javier de Granda Orive.

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