Del boletín "Emblema" de junio, tomamos este interesante artículo de nuestro gran amigo y compañero el Comisario (H) Angel Alcázar Sempere.
La última vez que un representante de México ha pedido que España pida perdón por la Conquista o por los excesos cometidos en ella ha sido hace unos meses y con motivo de la celebración de la efeméride hispana del 12 de octubre de 1942, desde luego, la más importante para España como nación. Una fecha crucial.
¡Qué ganas de tocar los cataplines!, ¡qué bajo nivel diplomático! Debe ser que no nos respetan lo suficiente…
Esta última vez ha sido por una tal Claudia Sheinbaum. Y vuelve la burra al trigo.... Últimamente están muy “engallados” con este tema los líderes mejicanos. Digo líderes porque el anterior presidente de México, López Obrador, ¡un genuino azteca de toda la vida!, también exigió en el inicio de su mandato presidencial nada menos que a nuestro Rey Felipe VI, que se disculpara por la conquista de México. ¿No sería mejor que reclamaran al presidente Trump disculpas por todo el enorme territorio que les quitaron pocos años después de que España saliera a la fuerza de sus territorios americanos conocidos como Nueva España? (1). Ah, ¡eso no!, mejor retrotraerse a hace 500 años y pedir lo que España ni puede, ni debe conceder. Existen multitud de argumentaciones contrarias a realizar esta disculpa que bajo ningún concepto debiera hacerse. No voy a ser yo quien en este artículo enumere un sinfín de argumentos. Es algo extemporáneo.
Voy a tener la osadía de dar ideas a nuestros amados políticos “Con mando en plaza”.
Puestos a fastidiar a estos “insignes diplomáticos”, sería inaugurar en España y en un sitio preferente una estatua a doña Marina. Muchos mexicanos la llaman “la Malinche”, y de ahí han surgido como forma ofensiva los términos malinchismo o malinchista. Bueno, sabemos que hay más acepciones para referirse a doña Marina: Malinalli, Malintzin (nombre indígena), Tenepal, Caoniana, entre otras.… (2)
Es una figura más odiada que querida, al menos en México; como mínimo es muy controvertida. La odian muchos mexicanos pues la consideran una traidora, en especial por el dramático capítulo de Cholula. Pero ¿a quién traicionó? ¿a Méjico que no existía como tal? ¿al pueblo azteca que la vendió como esclava? ¿a los mayas que la ofrecieron como regalo junto a otras diecinueve jóvenes a los temerarios conquistadores?
Es de esperar que los mexicanos no le den ningún lugar preferente, junto a otras mujeres distinguidas de su historia en el paseo de la Reforma de su capital. Sin embargo, quienes sí la deberíamos distinguir deberíamos ser los españoles. De ello no tengo la más mínima duda.
Esta indígena de origen no del todo claro, muy probablemente de Jalisco (3), fue maltratada por los suyos, siendo vendida como esclava en la zona de Tabasco y luego, como hemos dicho, ofrecida como “regalo” a unos extraños seres barbados, los cuales debieron causar no poca estupefacción a los nativos de la región.
Marina, es la madre simbólica del mestizaje habido entre las naturales de esas tierras y los españoles. Fue madre de Martín, hijo de Hernán Cortés, mestizo que recibió del rey el hábito de Santiago, privilegio muy exclusivo de la época (4). Al parecer, también tuvo una hija, bautizada como María, con el regidor del Ayuntamiento de Méjico y dueño de una rica y productiva encomienda, el capitán Juan Jaramilllo.
Doña Marina tuvo un papel clave en la conquista de lo que hoy se conoce como México. Ejerció de intérprete de náhuatl y maya. Fue consejera de Cortés, mediadora y también evangelizadora al haber traducido las pláticas de los sacerdotes españoles a los alucinados aborígenes de esas tierras. Sin ella, nada hubiera sido igual. Quizá no se hubiese llegado a Tenochtitlán, quizá tampoco se hubiese conquistado. Eso es lo que no le perdonan algunos ¿patriotas mexicanos? ¿indigenistas trasnochados? ¿ignorantes de manual? ¿manipulados sin solución de continuidad? No sé. Lo que sé, es que España le debe como mínimo una estatua en Madrid. Doña Marina siempre me ha parecido un personaje muy relevante en nuestra gesta americana.
Sin embargo, y hablando de estatuas, resulta que en 1970 se inauguró en el Parque del Oeste de Madrid una a Simón Bolívar, ¡nada menos…! Abyecto personaje opuesto a los intereses de España. Siempre tramando daños, maldades y ruindades contra la misma, y cobijándose bajo el amparo de los tradicionalmente “amigos ingleses”, siempre envidiosos de nuestros logros y grandeza.
Simón Bolívar fue el máximo responsable de un exterminio inmisericorde de españoles (5) en las guerras civiles americanas por la emancipación de España, muy especialmente en Venezuela. Algunos autores, y no sin falta de razón, ven un capítulo genocida con respecto a los hechos ocurridos en este último país.
Francamente, no entiendo que se erigiese una estatua a este personaje. Se debería haber reconstruido la que quedó destruida en la guerra civil, sin ninguna duda más adecuada y oportuna (6). Si de mi dependiera, la estatua de Bolívar se llevaría a los jardines circundantes al Museo de América. Allí es donde debería estar en el mejor de los casos.
Doña Marina, persona y personaje, están sujetos a revisión. España de algún modo la abandonó a merced de aquellos que han falseado la historia en su propio beneficio, o bien no han sabido o podido resolver sus problemas identitarios. Creo que no se debe “dejar hacer” a los que promueven ideas viciadas con respecto al hecho español en América.
Por último, quiero felicitar a Nacho Cano por la puesta en marcha de su musical “Malinche”, y deseo que obtenga el éxito que sin duda se merece en el país hermano. Dice Juan Miguel Zunzunegui, doctor en Humanidades y escritor mejicano en la plataforma “Unidos por la Historia” que se trata de un musical super-emotivo, lleno de emociones positivas, que habla de la hermandad entre castellanos y los pueblos originarios de América. Lo dicho, ¡mucho éxito!
Notas:
1. Hernán Cortés en su segunda carta de relación (30 de octubre de 1520) de la conquista de México y dirigida a Carlos I, la llamó la “La Nueva España del mar Océano” y así, humildemente, le suplicó al rey de España ordenase llamarla.
2. Cristina González Hernández. Libro “Doña Marina (La Malinche) y la formación de la identidad mexicana”, Madrid, Ediciones Encuentro 2002.
3. Según el primer biógrafo de Hernán Cortés, Francisco López de Gómara.
4. Borja Cardelús en su libro “América Hispánica”, Editorial Almuzara, página 351.
5. Bolívar lanzó el tristemente famoso “Decreto de Guerra a Muerte”, prometiendo la muerte a todos los españoles europeos, salvo que colaboraran activamente con la causa separatista, y respetando la vida de todos los americanos, incluso la de aquellos que se hubieran mantenido leales al rey. Libro “GEO-HISPANIDAD” de Pedro Baños, Editorial Ariel, página 141.
6. En ese mismo lugar se inauguró en 1908 un monumento dedicado a los miembros del Ejército y la Armada española, fallecidos en las campañas de Ultramar durante el siglo XIX. Este monumento se demolió al acabar la guerra civil por haber quedado muy dañado en los combates durante la misma en la toma de la capital. Cuando se inauguró en el mismo lugar la de Simón Bolívar, el alcalde de Madrid era Carlos Arias Navarro. Libro “GEO-HISPANIDAD” de Pedro Baños. Editorial Ariel, páginas 495 y 496.
Angel J. Alcázar Sempere.
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