En el colmo de la miseria humana, propia de la calaña asesina etarra que tanto dolor causó en España, nos encontramos que aquella bastarda y criminal organización, cuyos herederos están hoy, para vergüenza de todos, presentes en las Instituciones y, encima, apoyando al miserable gobierno social-comunista, también tenían sus condecoraciones con las que se les reconocían los méritos por sus viles asesinatos.
En determinada colección privada de unos buenos españoles, se conserva una de estas muestras de la vergüenza y el deshonor.
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