Del boletín "Emblema" de junio, tomamos su editorial.
Lo dijimos en más ocasiones y, creemos, que debemos insistir sobre ello: la necesidad de crear un Servicio Histórico dentro de la Policía Nacional.
Lo de menos es la denominación que queramos darle y también dónde se integre orgánicamente; lo realmente imprescindible es que se articule un organismo donde confluya todo el conocimiento de nuestro legado histórico, atesorado a lo largo de doscientos años de vida corporativa.
De sobra sabemos que, por dejación o negligencia, muchas cosas se han perdido para siempre, incluso algunas irrecuperables; pese a todo, por algún punto debemos de arrancar.
Dentro de la Policía Nacional hay suficiente personal que atesora conocimientos sobre aspectos fundamentales de nuestro devenir histórico. Periodos concretos, documentación, emblemática y heráldica, uniformidad, orgánica, personajes relevantes en cada una de las épocas, armamento, material y medios, etc., para que no sea necesario recurrir a nadie ajeno que, en la mayoría de los casos, poseen unos conocimientos mucho más limitados.
Se trata de personal que tiene capacidad y conocimientos suficientes para asesorar a quien corresponda en sus respectivas especialidades, evitando errores de bulto en publicaciones, exposiciones, etc., que pongan en tela de juicio no solo la actividad concreta, sino también, y esto es lo más grave, el rigor histórico de toda la organización.
Resulta fácil y tentador, dar por buena una pieza atribuida a nuestro pasado histórico, sin realizar una evaluación pormenorizada de su origen, validándola por medio de documentos oficiales, grabados, fotografías, etc.; hasta el punto de que es preferible no recurrir a exhibir la pieza en cuestión si existe la mínima duda al respecto de su origen y su vinculación con nuestro pasado histórico.
Hemos visto ejemplos, incluso en alguna publicación oficial, en la que se confunde a un Guardia Municipal con un Guardia del Cuerpo de Seguridad, debido al parecido de su uniformidad o de algunas de sus prendas; también hemos visto atribuir una pieza concreta a un determinado periodo de nuestra historia corporativa, cuando, en realidad, la pieza de referencia nada tuvo que ver con la Policía Española. Esos errores no pueden ser admisibles cuando están respaldados por una Institución, como la Policía, con más de doscientos años de historia y aparecen en una actividad o publicación de carácter oficial.
En estos asuntos es preciso exigir el mayor rigor y fiabilidad y, para ello, es necesario determinar, con absoluta fidelidad y certeza, el origen y procedencia de lo que se vaya a publicar o mostrar.
Para nada de esto se debe caer en el error de justificarlo por la buena voluntad o el deseo de hacer algo de quien promueva la idea o el proyecto. Todo aquello que pueda ser de acceso público debe ir avalado y garantizada su autenticidad, de lo contrario, es preferible que nadie lo vea.
Es un error caer en el simplismo de que “todos saben de todo”, esa falacia conduce, indefectiblemente, al fracaso. Es indispensable contar con el asesoramiento de personas que estén especializadas en cada uno de los temas concretos, exigiéndolos que las afirmaciones las respalden con pruebas documentales. El resto es hablar por hablar y eso, en el discurso histórico, carece del mínimo valor.
Además de todo lo referido, ese Servicio Histórico, se llame como se llame, debe tener la capacidad de ir creando un archivo en el que se conserven documentos, escritos, grabados, fotografías, trabajos, etc., incluso aunque se trate de copias, que puedan servir, posteriormente, como referentes para publicaciones, informes, etc.
Durante el año pasado se perdió la mejor oportunidad para crearlo al amparo del bicentenario; sin embargo, nunca es tarde y todavía estamos a tiempo, ya que, una iniciativa de esta importancia, tendrá, a buen seguro, un efecto multiplicador en las nuevas generaciones de policías que se sentirán atraídos por el conocimiento y el pormenorizado estudio de la historia corporativa.
Ojalá que algún día, no muy lejano lo que aquí proponemos se convierta en una realidad a la que muchos aspiramos.
Por lo demás, comenzamos el mes de junio lo que nos permite atisbar, cada vez más cerca, un nuevo verano con lo que ello conlleva. Nosotros seguiremos publicando, de forma puntual, nuestro boletín “Emblema”, con la ilusión puesta en que, cada día, sean más los lectores que acuden a sus páginas. Feliz junio.
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