lunes, 5 de diciembre de 2022

Sobre el libro "Yo maté a un etarra"

Del boletín "Emblema" de diciembre, tomamos este trabajo de nuestro buen amigo amigo y compañero, el Inspector Jefe Eloy Ramos Martínez.

Recientemente, trabajando en un estudio sobre el terrorismo en España, necesité consultar un libro que se citaba en otro escrito por Manuel Cerdán, titulado “Matar a Carrero Blanco. La Conspiración”. La cita en cuestión me remitía al titulado “Yo maté a un etarra”y su autor era el periodista Jorge Cabezas.

Portada del libro


Una vez conseguido, comencé a asombrarme desde las primeras páginas El autor dice en la introducción que se trata de las memorias de un comisario de Policía, del que no facilita su identidad por motivos de seguridad y al que llama por el ficticio nombre de Daniel Abad. El tal comisario le relata en sucesivos capítulos su vida profesional que prácticamente se desarrolló en la Brigada de Información, bien en la Central o en la Comisaría de San Sebastián.

Y aquí comienzan mis sorpresas:

En la página 13 habla de Juan García Baliño, así con “B” para referirse a José García Valiño, comisario del Cuerpo en la fecha que indica -1975- en Madrid. Dice que era su jefe.

En la 16 habla del asesinato de la niña de 22 meses Begoña Urroz Ibarrola, de la que dice que su asesinato siempre se ha atribuido a ETA.

Justamente lo contrario: se le adjudicó al DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación – anarquista- autor de varios atentados en la misma fecha, pero la autoría de ETA fue reconocida por el diario proetarra Egin en su cronología histórica de la banda. También lo aclaró el catedrático de la Universidad de Barcelona Ernest Lluch Martín, que se basó además en un estudio del Vicario de la Diócesis de San Sebastián, José Antonio Pagola Elorza. Lluch moriría asesinado por ETA. Asimismo en una importante desarticulación de ETA en Francia se comprobó la autoría por documentación hallada al dirigente Txelis” (José Luis Álvarez Santacristina) cuando fue detenido en 1992 en Bidart (Francia) y el presidente Adolfo Suárez en una reunión con militares en Ceuta se refirió también a este atentado. Asimismo, José María Benegas Haddad lo recoge en su “Diccionario del terrorismo”. Yo también lo recogí en el mio titulado “De la serpiente y el hacha a la metralleta”.

En la 23, sobre el asesinato de Carrero Blanco, dice que se empezó a transmitir el atentado a partir de las 9 de la mañana,cuando la explosión se produjo casi a las 9 y media.

En la 33 se refiere al entonces Jefe Superior de Policía de Madrid, Quintero Llorente, nombrado posteriormente agregado militar en Turquía donde dice, coincidió con el golpe de los generales, cuando lo que se dio en aquel país fue el golpe de los coroneles.

En la 39 sobre el asesinato de tres jóvenes gallegos por ETA, dice que fueron secuestrados en el puente de Santiago en Irún en la vertiente francesa. Fueron agredidos en un bar denominado La Tupiña sito entre San Juan de Luz y Bidart. De allí los llevaron a una granja en Saint Palais y tras torturarlos salvajemente los enterraron en lugar desconocido.

En las páginas 40 a 42 dice que tras la detención del etarra“Tanke” en 1974 y que los comisarios Conesa y Anechina Checa hablaran con él, se puso una nota en todos los despachos y en la entrada de la Dirección por la que se prohibía la entrada y salida por el lateral que daba frente a la cafetería Rolando, donde se produjo el atentado el 13 de septiembre. Señala que era tajante la prohibición y aunque dice no creer que Conesa consintiera el atentado, pudo haberle fallado la vigilancia sobre la cafetería.

Esto es rigurosamente falso. Lo he comprobado a través de un compañero superviviente del atentado que me lo ha confirmado. Él estaba destinado en la Brigada, entonces llamada de Orden Público, y por esa puerta entraban y salían los funcionarios a ella adscritos así como los propios coches patrulla y jamás existió tal nota, que no tenía razón alguna de ser, porque sino ¿por donde entraban salían los vehículos en la Dirección General?

En la 61, sobre la muerte de Carrero, dice que oía misa en la iglesia de los Jerónimos, cuando se trataba de San Francisco de Borja.

En la 67 se refiere al compañero en la Central de Información de Madrid conocido como Billy el Niño al que llama Sánchez Pacheco, cuando su nombre era, pues falleció recientemente, Antonio González Pacheco.

En la 70 dice haber recibido en su vida profesional seis cruces, dos medallas rojas y una blanca. En esa época había dos medallas, las de oro y de plata y dos cruces, la de distintivo rojo y la del blanco.

En la 81 se refiere a un miembro de la OMLE (Organización de Marxistas Leninistas de España) asesinado por ellos y lo llama Heraclio Fournier. Este nombre, como es archiconocido es el del fabricante de los naipes de la baraja española. El agredido, que quedó paralítico, se llamaba Marcial Fournier Álvarez de Castro.

En la 89 se refiere a la última amnistía como la de diciembre de 1977 cuando tuvo lugar en octubre de aquel año.

En la 91 dice que Pertur (Eduardo Moreno Bergareche) subió a un coche en el que iban Pakito y Argala, cuando desapareció. Confunde a éste último (José Miguel Beñarán Ordeñana) con Apala (Miguel Ángel Apalategui Ayerbe).

En las páginas 224, 225 y 226 hace repetidas alusiones a la Jefatura Superior de Policía de ¡Cuenca! Y a su Jefe Superior. Ningún policía dice semejante majadería.

En la 252 dice que el comando itinerante lo crea Argala y que fue su primer jefe, cuando lo cierto es que aquel comando fue mandado siempre por el sanguinario Henri Parot y solo se le llamó comando Argala a la muerte de este, precisamente en 1978.

En la 305 se refiere al asesinato de Enrique Nieto Villeya, compañero mío en Oviedo, diciendo que llevaba mucho tiempo en San Sebastián y que participaba en todas las manifestaciones de la vida social, asociaciones gastronómicas, tamborradas, fiestas etc. y que estaba casado con una vasca. Enrique fue asesinado porque contra su voluntad fue filmado en una reunión con el gobernador civil y pese a que rogó que no difundieran su imagen así lo hicieron los de la TV. No llevaba ni muchísimo menos muchos años en San Sebastián, donde había sido destinado forzoso, y no estaba casado con una vasca sino con una asturiana.

Después de esta página no seguí leyendo.

Al final no se si este libro, editado en 2003 por Planeta y que lleva tres ediciones,según la editorial, trata de las conversaciones del autor con el supuesto comisario o lo ha sacado de los periódicos o de su imaginación, porque no me parecen ni de lejos manifestaciones de alguien experto en la lucha antiterrorista, ni siquiera de un policía con cualquier otro historial.

Eloy Ramos Martínez.

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