domingo, 6 de mayo de 2018

1985. ETA asesina en San Sebastián al Policía Nacional Máximo Antonio García Kleiner

Poco antes de la medianoche del 12 de mayo una pareja de miembros de ETA asesinaban en San Sebastián el Policía Nacional Máximo Antonio García Kleiner. 


El agente salía a esa hora vestido de paisano de un bar próximo a su domicilio en el paseo Larracho de la capital donostiarra. Cuando se encontraba a pocos metros del portal de su casa, fue abordado por tres etarras. Uno de ellos se acercó a la víctima por la espalda y le disparó en la nuca. Cuando el cuerpo de Máximo cayó al suelo, el etarra le disparó otros dos tiros en la cabeza. A continuación, los tres terroristas se dieron inmediatamente a la fuga sin utilizar, al parecer, ningún vehículo para ello, camuflándose entre la gente que en aquellos momentos circulaba por el paseo y las calles adyacentes. En una de ellas, se montaron en un turismo ocupado por un cuarto terrorista y se dieron a la fuga. 


Nada más conocerse el atentado, se personó en el lugar el gobernador civil de Guipúzcoa, Julen Elgorriaga. En la zona del atentado y en las carreteras próximas a la capital donostiarra se establecieron fuertes controles policiales para intentar localizar a los autores del asesinato. 

A primera hora de la tarde del día 13 se celebró en San Sebastián el funeral por el alma del Policía Nacional Máximo Antonio García Kleiner, asesinado la noche anterior por tres personas que le dispararon en la cabeza y cuello. Al acto, que se celebró en la parroquia de Jesús de Nazaret, asistieron el ministro del Interior, José Barrionuevo; el gobernador civil de Guipúzcoa, el consejero de Interior del Gobierno vasco, el general inspector y el director general de la Policía Nacional, representantes de los partidos políticos, compañeros y numeroso público. 

Policía Máximo A. Garcia Kleiner

Durante la misa, concelebrada por tres sacerdotes, el párroco señaló que “se repite la triste historia de la muerte de un cristiano: la muerte violenta de un hombre al que se ha privado del derecho a la vida. Anhelamos una vida sin enfrentamientos ni divisiones entre los hombres”. 

Una vez finalizadas las honras fúnebres, el féretro de Máximo Antonio, envuelto en la bandera Nacional, fue sacado a hombros por compañeros y situado en el pórtico de la Iglesia, En ese instante los presentes entonaron el himno de la Policía Nacional que fue interpretado por la unidad de Música del Gobierno Militar de San Sebastián, mientras una compañía de la Policía Nacional y otra de la Guardia Civil, rendían honores al policía caído. Tras la interpretación del Himno, el ministro del Interior lanzó vivas a España, al Rey, a la Constitución, a la Policía y al pueblo vasco. 

A continuación, Barrionuevo se trasladó al lugar del atentado, donde hizo una ofrenda floral y rezó un Padrenuestro. Posteriormente manifestó a los periodistas que “estos asesinatos tan cobardes en modo alguno van a conseguir torcer ni un mili— metro nuestra posición, y mantendremos la lucha contra estos criminales”, 

Tras el oficio religioso, los restos mortales de la víctima fueron trasladados desde el aeropuerto de Fuenterrabía a Sevilla, en cuya localidad de Los Rosales, de donde era natural su familia, recibirían cristiana sepultura, 

En octubre de ese año eran detenidos en Guipúzcoa, nueve miembros del comando de ETA “Oker”, acusados de preparar un atentado contra el ministro del interior. Dos de ellos, Ramón Zapirain Tellechea y José Ángel Aguirre Aguirre, se declararon autores de los asesinatos del Policía Nacional Máximo Antonio García Kleiner, del súbdito francés Joseph Couchot y del joven José Ángel Facal 

En 1987 fueron condenados a sendas penas de 29 años Ramón Zapirain Tellechea y José Ángel Aguirre Aguirre. Zapirain Tellechea fue el que descerrajó los tiros al policía nacional. Ambos formaban parte del grupo Oker de ETA, junto a Idoia López Riaño y Arturo Cubillas Fontán. López y Cubillas fueron los encargados de cubrir a Zapirain mientras asesinaba al policía. Aguirre les esperaba en el vehículo en el que, tras cometer el atentado, huyeron del lugar de los hechos. 

En enero de 2014 la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional decretaba la liberación de Ramón Zapirain Tellechea, el etarra condenado por el asesinato del Policía Nacional Máximo Antonio García Kleiner. Fue condenado a 224 años de cárcel de los que, tras disfrutar de la libertad condicional, apenas ha superó los nueve de prisión. 

José Ángel Aguirre abandono la prisión en mayo de 2003 tras ser condenado a 134 años y permanecer en prisión 18 años. 

López Riaño fue condenada en 2002 por los mismos hechos y a las mismas penas, tras ser extraditada desde Francia. López Riaño, 'La Tigresa', abandonó en junio de 2017 la prisión alavesa de Zaballa. La terrorista, condenada a más de quinientos años de prisión por 23 asesinatos cumplió 23 años de pena, Por su parte, Cubillas Fontán no ha sido juzgado. Fue uno de los once etarras que en mayo de 1989 se trasladó de Argel a Venezuela. En ese país residía cuando se dictó sentencia por el asesinato de García Kleiner. 

Diferentes gobiernos han solicitado, sin éxito, su extradición a España. Cubillas trabaja desde el mes de octubre de 2005 como Director adscrito a la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras de Venezuela, puesto que le facilitó Hugo Chávez y confirmó el actual presidente el sátrapa Nicolás Maduro, 

Máximo Antonio García Kleiner era natural de la localidad de Cortes (Navarra). Tenía 29 años y estaba soltero. Tras el funeral, su cuerpo fue trasladado en avión desde Fuenterrabía hasta Sevilla. Ahí esperaban el cadáver de su hijo los padres de Máximo, residentes en el pueblo de Los Rosales, donde sería cristianamente sepultado. 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo. 

Posdata. Nota del Autor 

A propósito de la pretendida disolución de ETA. 

Hace escasas fechas ETA volvió a burlarse de las víctimas del terrorismo con un comunicado que hacía distingos entre víctimas culpables e inocentes, entre quienes, a juicio de los pistoleros, se merecían un tiro en la nuca y una bomba-lapa, y quienes fueron víctimas por casualidad, “ajenas al conflicto”. Pero fueron más allá, anunciando su disolución, jaleados por sus cómplices de siempre, entre ellos podemos, los separatistas golpistas catalanes, el PNV y una amalgama de trincones mediadores internacionales, sin crédito alguno, que posiblemente quieran volver á recoger las nueces como cuando los terroristas agitaban el árbol con los indiscriminados tiros cobardes en la nuca. Pusieron la voz a ese comunicado de pretendida disolución dos de los terroristas más criminales y sanguinarios de la banda asesina y extorsionadora. José Antonio Urriticoechea, alias Josu Ternera (acusado de la muerte de 11 personas en el criminal atentado sobre la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza el 11 de diciembre de 1987 y actualmente huido de la justicia) y Soledad Iparraguirre, alias Anboto (segunda mujer en la cúpula de ETA, acusada de 14 asesinatos, actualmente en prisión en Francia, en un tiempo en que a ETA ya no le interesa matar y se disuelve porque ha copado entre la negligencia y complicidad del gobierno de la nación y una oposición de izquierdas infame y malvada, las instituciones, sobre todo en Vascongadas y Navarra, cobrando del dinero público de todos los españoles y carcajeándose de las víctimas con públicos homenajes a cada asesino sanguinario que sale de la cárcel y regresa a Vascongadas. 

En su repugnante comunicado afirman que “dan por concluida toda su actividad política”. ¿Qué cinismo y que maldad puede llevar a llamar a unos infames asesinatos actividad política? ¿Como el espeluznante asesinato del Teniente de la Policía Nacional Julio Segarra, el cabo Pedro Barquero y su esposa Mari Carmen Ledo en Bilbao en mayo de1983?; ¿o los niños fallecidos en la explosión de una bomba en la Casa Cuartel de Zaragoza en diciembre 1987? ¿O la tortura y posterior asesinato de tres jóvenes gallegos en el sur de Francia en 1973 y cuyos cadáveres no aparecieron nunca? ¿Llamáis, sucia canalla, hacer política al asesinato del ingeniero de Lemoniz José María Ryan o el del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios? ¿O el atentado brutal que sufrieron Irene Villa y su madre en Madrid en octubre de 1991? ¿Quizás, el sádico y cobarde asesinato de Miguel Ángel Blanco, maniatado, de rodillas y por la espalda en Lasarte, el 12 de julio de 1997, dejándolo malherido sobre el terreno? ¿O los atentados en la cafetería Rolando de Madrid e Hipercor en Barcelona en 1974 y 1987 respectivamente? Y tantos y tantos otros lamentables sucesos que llenaron de sangre y lágrimas a toda España. 

No podemos olvidar que ETA nació con el único fin de destruir a España y su Unidad y que los casi mil víctimas a las que asesinó fue por vestir un glorioso uniforme del Ejército, Policía Nacional, Guardia Civil o ser simplemente españoles de a pie, civiles que no comulgaban con sus postulados, amaban profundamente españoles y defendían la Unidad de la Patria, 

Tras un infamante medio siglo de terror que ETA quiera ahora equiparar a sus pistoleros asesinos con los miembros del Ejercito, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, civiles, hombres, mujeres y niños asesinados por ellos y no se preste a colaborar con la Justicia para esclarecer los más de 300 crímenes que están impunes, es un ejercicio vomitivo que muestra el cinismo, la mentira, maldad y la cobardía de la banda marxista y antiespañola etarra y de quienes la apoyan. 

Las fuerzas del la Policía Nacional Y Guardia Civil siguen buscando evidencias de casos sin resolver y, a instancias de las asociaciones de víctimas, la Fiscalía viene revisando pormenorizadamente desde 2011 la situación de las causas penales sobre víctimas de ETA, lo que ha permitido reabrir una veintena de casos tratando de evitar la prescripción de los delitos y la impunidad para sus autores. 

El Ministerio Público cifra en 224 los atentados de los que se desconoce alguno de implicados, bien como responsables directos o como colaboradores, y que supusieron la muerte de 297 personas. 

La asociación de víctimas “Dignidad y Justicia” eleva ese número a 379 asesinatos sin resolver en un informe presentado el año pasado en el Parlamento Europeo y que supondría el 44 por ciento de las 864 víctimas mortales de ETA. 

La dificultad estriba en que 128 de esos atentados se produjeron, según los datos que obran en poder de la Fiscalía General del Estado, entre 1978 y 1982, los denominados “años de plomo”, desde los que han transcurrido ya casi cuarenta años. 

Las Victimas siguen siendo el gran ejemplo a seguir de la dignidad y el decoro nacionales, por eso es de obligado cumplimiento que no se haga un relato sin vencedores y vencidos, dejando en una simple anécdota el medio siglo de terror separatista etarra que se llevó por delante, con sus cobardes acciones y asesinatos a casi novecientas victimas, españoles de bien. Los asesinos y sus cómplices, además de disolverse tienen que pedir perdón a las víctimas, cumplir las penas y colaborar en el esclarecimiento de los asesinatos que aun están sin resolver. 

Ahora la extrema izquierda se alegra e intentará con su mezquino, malvado y antiespañol proceder, edulcorar los atroces atentados y serán los Pablo Iglesias, Ada Colau y Manuela Carmena y compañía los que exijan beneficios penitenciarios para esa banda de siniestros asesinos, mientras el gobierno y el Psoe dirán que Eta está vencida cuando mantiene su brazo político intacto en las instituciones vascas y navarras con poder de gobierno y decisión. La España buena, honesta, con dignidad y moral, seguirá luchando por tener siempre presente a sus héroes y exigiendo Memoria, Dignidad y Justicia. Algún día los partidos que toleraron con su tibieza y traición tamaño despropósito llevarán su merecido. 

Carlos Fernández Barallobre. 

1 comentario:

  1. Todos los hombre y mujeres que han dado su vida por España, que han sido asesinados por cumplir con su deber y defender nuestra Nación son HÉROES. Siempre estarán en nuestro corazón y en nuestra memoria. Siempre. Nunca podremos traicionar su sacrificio cediendo ante aquellos que quieren destruir España. Nunca.

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